La esquela con la que nacieron los Premio Nobel
- Un error en la publicación de una esquela dio pie a que el inventor de la dinamita destinase su fortuna a crear los Premios Nobel
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Los Premios Nobel son los galardones más prestigiosos que se entregan a nivel mundial y que otorgan a quienes los reciben un estatus incuestionable derivado de las labores que desempeñan en campos como la física, la literatura o la medicina. En ‘Saber y ganar’ recordamos la curiosa historia del nacimiento de los Nobel que tiene que ver con la dinamita, una esquela y un error periodístico.
¿Quién fue Alfred Nobel?
Alfred Bernhard Nobel nació en Estocolmo el 21 de octubre de 1833 en una familia de hombres dedicados a la ingeniería, una pasión que él también heredó. Tras recibir una exquisita formación en Rusia, donde su familia se trasladó siendo él un niño, regresó a Suecia y se centró en la investigación y desarrolló de explosivos. De ahí nació una de sus creaciones más destacadas: la dinamita.
Lo cierto es que Nobel tuvo una carrera muy prolífica. Químico, inventor, ingeniero y escritor, llegó a registrar nada menos que 355 patentes y destacó como empresario en la producción de acero y hierro, además de la fabricación de armamento.
La esquela que le cambió la mentalidad
A mediados de 1888, falleció Ludwing Nobel, hermano de Alfred, pero el periódico que publicó su esquela se equivocó y dio por muerto al inventor de la dinamita. Este tuvo la oportunidad de leer su propio obituario y lo que vio no le gustó. El periodista lo definió como el “Comerciante de la muerte”, algo que hizo que Alfred Nobel diese un giro a su mentalidad.
El químico, siendo consciente de que el legado que dejaba tenía mucho que ver con cuestiones bélicas en contra de la humanidad, quiso enmendarlo y decidió destinar parte de su fortuna a la creación de unos premios que reconociesen la labor de personajes ilustres en el ámbito de la Física, Química, Fisiología o Medicina, Literatura y Paz. Y así es como nacieron los Premios Nobel.
Los prestigiosos galardones con más de un siglo de historia
Alfred Nobel falleció en 1895 así que no llegó a ver la primera edición de los Nobel, que se llevó a cabo en 1901. No obstante, dejó bien atado cómo quería que fuesen con las siguientes palabras incluidas en su testamento:
«Dicho interés se dividirá en cinco partes iguales, que se repartirá de la siguiente manera: una parte a la persona que haya hecho el descubrimiento o el invento más importante dentro del campo de la física ; una parte a la persona que haya hecho el más importante descubrimiento químico ; una parte a la persona que haya hecho el descubrimiento más importante dentro del dominio de la fisiología o la medicina; una parte a la persona que haya producido en el campo de la literatura la obra más destacada en una dirección ideal, y una parte a la persona que haya realizado la mayor o el mejor trabajo por la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos permanentes».
Los Premios Nobel constituyen, 123 años después, los galardones más prestigiosos del planeta, algo que va mucho más allá de lo que su creador, Alfred Nobel, ni siquiera llegó a imaginar.