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Álvaro Moya disfraza la ficción de realidad

  • Ganó el Óscar a mejores efectos visuales en 2023 con Avatar: el sentido del agua
  • ¿Cómo trabajan los efectos visuales en las superproducciones de Hollywood?

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'Avatar: el sentido del agua' contó con un presupuesto de unos 500 millones de dólares.
'Avatar: el sentido del agua' contó con un presupuesto de unos 500 millones de dólares.

Mañana más entrevista a Álvaro Moya, compositor de efectos visuales en producciones como Avatar: el sentido del agua, Juego de tronos o Los Vengadores: Infinity War.

Mañana más - ¿Cómo trabajan los equipos de efectos visuales en 'Avatar'? - escuchar ahora

Álvaro tiene 34 años y es un chico de Móstoles que se dedica a confundir a la gente. Su trabajo reside en los efectos especiales y en hacer que la gente crea como real cosas que no lo son. Y para ello, encuentra la inspiración en la realidad. Se fija en, por ejemplo, la naturaleza para poder copiar sus texturas, rugosidades o movimientos y añadirlas a los efectos de las películas.

El trabajo de este madrileño arranca una vez que se haya terminado de rodar la película aunque no sabe a ciencia cierta lo que está editando. "La verdad es que nosotros trabajamos sin sonido, trabajamos sin el color final. Al final lo vemos un poco en bruto. Entonces bueno, tú si eres fan de la serie, pues ahí ya te imaginas todo lo que está pasando. Pero normalmente trabajamos un plano, como podría ser otro", explica Moya sobre la referencia visual que tienen cuando trabajan.

Otro factor a destacar es que en películas como Avatar o Infinity War puede haber "200 personas trabajando" en cada plano y esto, aparte de una importancia económica, tiene la explicación de por qué los créditos de las películas son tan largos. Y el propio compositor visual nos reconoce que en los créditos: "la gente de efectos visuales estamos siempre al final. Entonces al final nosotros nos tenemos que quedar todo el rollo. Pero claro, es que precisamente en este tipo de películas, que son casi todo efectos visuales, pues la mitad de los créditos aparecemos nosotros".

Los efectos especiales tienen una característica polivalente y es que con ellos se puede hacer prácticamente todo. "Vas a tardar más, vas a tardar menos o a lo mejor tú no sabes muy bien cómo hacerlo, pero casi todo se puede hacer", explica Álvaro sobre la infinidad de posibilidades que ofrece esta herramienta pero, que tiene anclado un valor muy importante, el tiempo de trabajo.

Este mostoleño tuvo desde pequeño una afición por los cómics, le apasionaban los superhéroes y la saga Marvel. Soñaba con algún día poder trabajar en una de sus películas y lo consiguió. "Cuando empecé a trabajar en esta película no tenía tanto tiempo currado, tanta experiencia. Entonces, en cuanto me dijeron que iba a trabajar en este proyecto, primero me dieron ganas de llorar. Segundo, llamé a mi madre y tercero dije sí, a todo", explica Álvaro sobre cómo surgió la oportunidad para cumplir uno de sus sueños. Tanto es así, que lleva la A de Avengers tatuada en el gemelo de su pierna.

A día de hoy, Álvaro trabaja en El Ranchito que es una empresa especializada en efectos especiales y una curiosidad es que en la oficina los llaman "los vampiros". "Eso es algo que yo comenté, pero porque es verdad que nosotros trabajamos casi apenas sin luz. Porque tenemos la pantalla, no tenemos que tener brillo, no tenemos que tener reflejos, porque si no te está molestando todo el rato y no sabes muy bien si ese brillo es de tu plano o es el brillo de la sala. Entonces a veces tienes que estar moviendo la cabeza para los lados a ver si el brillo se mueve o no", cuenta Moya sobre las circunstancias en las que trabajan y cómo se asemeja a las condiciones en las que los espectadores verán la película.

Ganar un Óscar y no poder tocarlo

Todo aquel que alguna vez se ha visto envuelto en la industria cinematográfica ha pensado alguna vez en ello. Un Óscar. La estatuilla. Para mucha gente estará muy lejos, otros creerán que es imposible, alguno lo tendrá cerca y los últimos, lo ganan.

En 2023 el Óscar a mejores efectos visuales fue para Avatar: el sentido del agua y fue la empresa Wētā FX, la que recogió el premio. Casualmente era la empresa de Álvaro y ese trabajo que habían realizado a oscuras, de repente, acaparaba los focos de la industria de Hollywood.

"Yo trabajo en composición de efectos visuales. Entonces lo que quiere decir es que los planos que estamos viendo, al ser totalmente digitales, se componen de varias capas. Una capa, por ejemplo, podrían ser los avatares, los personajes. Otra capa pueden ser los entornos, otra capa es el agua. Se van añadiendo capas, yo las tengo que ir juntando, las tengo que ir mezclando y luego integrando para que todo tenga un look parecido", comenta Moya sobre el trabajo que realizó en la película para conseguir el galardón.

Álvaro nunca tocó la estatua dorada, ni siquiera la vio. "En la empresa eran más de mil personas, sumando las dos empresas seríamos 1500 personas o incluso más. No todos tenemos la oportunidad de poder verlo, de poder tocarlo. Incluso en esta empresa abrieron nuevas oficinas para poder llegar al estreno de la película. Yo trabajé desde Australia, pero este estudio es de Nueva Zelanda. Se abrió en Canadá otro estudio, en Vancouver, y luego en Sidney, que era donde estaba el otro estudio. Al final eran muchas ciudades entonces era complicado", explica el compositor sobre por qué no pudo ver nunca el premio. Eso sí, nadie le puede quitar a este madrileño el placer de decir "yo gane un Óscar".

En cuanto al premio que se dará el próximo 10 de marzo en el mismo apartado, Álvaro nos deja su quiniela y apuesta por The Creator o Godzilla Minus One.

Cuando unas gafas se convierten en tu trabajo

En la película Mientras dure la guerra hubo una circunstancia que hizo que Álvaro trabajara a destajo en un plano. Se trataba de dos reflejos que se veían en las gafas de Miguel de Unamuno, interpretado por Karra Elejalde. Estos dos reflejos provenían de dos focos de luz que había en el rodaje y no se percataron de ellos hasta la etapa de post-producción. Hubo que trabajar durante horas para poder eliminar esa luz de los cristales de las gafas. "Muchas paciencia", afirma Álvaro que es lo que hace falta en este tipo de tareas.

"Tardé bastante. Y al final esto son los que se llaman efectos invisibles. Tú estás viendo el plano, no sabes que haya pasado nada y ha habido mucho trabajo detrás. Pero bueno, al final es un tema de recomposición, de hacer un fotograma limpio, sin ese foco y luego ir trasladándolo a todos los demás fotogramas del plano", cuenta sobre qué tuvo que hacer para solucionar el error.

¿Cómo se llega a trabajar con efectos especiales en el cine?

Si hay gente joven leyendo este texto quizá se pregunten cómo se llega desde Móstoles a Hollywood o cómo se pasa de bachiller a trabajar para Marvel. Traemos respuestas.

El destino de Álvaro parecía otro cuando terminó bachiller. Su intención era estudiar medicina pero cuenta que: "no fui tan listo y no me dio la nota". Finalmente, Álvaro estudió Comunicación audiovisual y ADE y luego se especializó con un máster que conoció por casualidad.

Un vecino se encontró con su madre en el barrio y le comentó que existía un máster de efectos especiales y cuando se lo trasladó, Álvaro leyó algo que le llamó la atención. "Añade tus explosiones en tus películas favoritas". Eso le cautivó para introducirse en los efectos especiales y arrancar una carrera que no sabemos donde acabará.