Enlaces accesibilidad

La asertividad: Saber decir "no" a que crucen tus límites

  • La asertividad es la habilidad personal que nos permite expresarnos en el momento oportuno y de forma adecuada
  • Marina Escalona: "Ser libres es poder elegir y tener la claridad para elegir bien"

Por
decir no
Aprender a decir "no" es todo un arte que deberíamos conocer desde que somos pequeños.
4 min.

En este capítulo, el sexto, de Educando Emociones nos encontramos con un tema realmente interesante y del que todos debemos aprender. Saber poner límites o decir "no" son parte de lo que hablaremos hoy, guiados por Yolanda Flecha junto a los psicólogos Olga Castanyer y Antonio Ortuño, el investigador David Bueno y dos especialistas en educación como Marina Escalona y Tania García.

Tú, que estás leyendo esto, has dicho alguna vez "sí" a algo a lo que querías decir "no". Todos lo hemos hecho. Todos nos hemos visto "obligados" o comprometidos. Quizá es que nunca nos enseñaron a decir "no". Quizá nunca nos dijeron que debíamos poner límites. Hoy, hablamos de asertividad, de poner límites y del "no". Aprenderemos a negarnos pero de manera educada, amable y responsable. Lo haremos porque nos queremos a nosotros mismos y porque cada uno tenemos una línea, un límite, que no queremos ni tenemos por qué cruzar.

¿Qué es la asertividad? Lejos de cualquier buscador web que nos diga una definición que puede que no sepamos interpretar, acudimos a la psicóloga Olga Castanyer para conocer un poco más sobre este término. La asertividad es afirmar "los propios derechos pero siempre mostrando respeto por nosotros mismos y por el otro". Por tanto, ser asertivo es saber qué podemos o debemos hacer dentro de nuestra libertad pero sabiendo también que los demás también son libres. "Mi libertad acaba donde empieza la tuya", y cuando algo acaba es porque tiene un límite. Trataremos de aprender a marcarlos.

Los límites: las líneas rojas

David Bueno es experto en neuroeducación y nos enseña a marcar límites. Un aprendizaje que podemos trasladar a los más pequeños y a nosotros mismos. "Un adolescente sin límites no madura tan bien porque le falta este marco de relación social. Los límites es lo que nos permite convivir con otras personas, mantener nuestra individualidad, pero conviviendo con otras personas que tienen su propia individualidad. Lo primero es poner unos límites, pero sabiendo que ellos van a intentar romper algunos de estos límites y es bueno que rompan algunos. Un adolescente que no rompe límites porque, o no se los hemos puesto o porque somos demasiado estrictos o punitivos cuando se salta un límite y no se atreve a hacerlo, tampoco madura tan bien. Porque él tiene que ver más allá de lo que hay a su alrededor, más allá de lo que ha visto durante su infancia", explica el investigador sobre cómo las personas en la adolescencia deben responder ante los límites que les imponen.

Es importante poner límites pero siempre hacerlo de manera responsable y sabiendo que esa persona no va a estar en riesgo mental ni físico. El escritor Albert Camus decía "no hay nada más despreciable que el respeto basado en el miedo".

Los límites son importantes para proteger nuestro espacio, y que no lo ocupen. Esto, es el respeto por uno mismo, el autoestima. Si crees que no mereces ser respetado, no lo serás. Muchas veces nos maltratamos a nosotros mismos pero esperamos que los demás tengan consideración hacia nosotros. Entendemos que nuestra valía como persona depende de las manera en que nos ven los demás. Abandonamos nuestro respeto. Y tenemos que tener presente que nuestro estado natural es respetarnos a nosotros mismos.

No nos damos cuenta pero muchas veces no tenemos palabra, bueno, solo la tenemos cuando otra persona entra en la ecuación. Nos importa mucho fallar a los demás pero muy poco fallarnos a nosotros mismos. Es muy importante la forma en que nos hablamos.

Este vídeo de FAD Juventud hace reflexionar.

No decimos "no"

Debería ser obligatorio en las aulas, porque es necesario en la vida. Decir no. "Aprender a decir no para conocernos, para respetarnos, para escucharnos y para guiar a los chavales en ese camino", cuenta Yolanda sobre la importancia intrínseca que tiene decir que no.

"Aprender a decir no es todo un arte que deberíamos conocer desde que somos pequeños. No hace falta hacerlo de un modo borde, antipático o grosero, pero tampoco acabar cediendo y complaciendo a los demás sin mirar nuestras propias necesidades. Simplemente creo que tendría que ser algo natural, sincero y honesto. Pero nos enseñan, o al menos a mí me han enseñado que hay que agradar a los demás, que hay que evitar el conflicto, que hay que ser bien educado y que sino, no nos van a aceptar. Como si todos esos valores, como si la educación, la aceptación o la propia bondad implicaran no darse prioridad, no quererse ni respetarse a una misma", explica Yolanda Flecha sobre todo lo que implica decir "no" en un sociedad en la que hay unos valores predeterminados que cuesta saltarse.

"Un chaval tiene que aprender a decir no, pero no porque lo digan los mayores. Para ponerse a salvo de muchas situaciones en las que se puede ver en riesgo. Y si no le hemos enfrentado a esa libertad por miedo o porque pensamos que no es capaz de moverse con esa libertad, pues no va a tener ocasión de desarrollar ese criterio, esa brújula interior", explica la especialista Marina Escalona sobre la importancia de que los jóvenes aprendan a negarse. A no hacer cosas que no quieran hacer. Esto los va a proteger y tratará de evitar "que caigan en el juego de abusos y manipulaciones que coartan la libertad".