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Desde el paleolítico nos atrae lo oscuro: el ejemplo de Ojo Guareña

  • 'Arqueomanía' accede al complejo kárstico de Ojo Guareña, en Burgos, que es considerado Monumento Natural
  • De la mano de Manuel Pimentel, en el programa se desvelan los motivos que incitaban a los seres humanos a meterse en cuevas

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Arqueomanía - ¿Qué hacían los prehistóricos en las cuevas?

Las cuevas, además de su belleza geológica y su patrimonio arqueológico, permiten conocer más acerca del ser humano. En la prehistoria las personas realizaban ritos y veneraciones dentro de las cavidades. A día de hoy, todavía se desconoce el porqué hacían algunas ceremonias. El presentador de 'Arqueomanía', Manuel Pimentel, se adentra en el complejo kárstico de Ojo Guareña, situado en Burgos, para conocer por qué los individuos se adentraban en las cavernas.

Paleolítico: refugio y observación

La de Caite es una de las muchas cuevas que se ubican en el Monumento Natural de Ojo Guareña. El foso ocupa más de 110 kilómetros y tiene una capa de solo 110 metros de altura. Una peculiaridad de esta localización es el gran mirador que tiene, que se asoma al exterior.

La gran boca de Caite tenía dos funciones: hacer de refugio y de observatorio, desde el cual los seres humanos contemplaban a salvo los glaciares y las grandes manadas de animales herbívoros. En este punto pudieron sobrevivir grupos de cazadores recolectores durante el paleolítico hasta los primeros momentos del neolítico cuando el ser humano se volvió sedentario.

Neolítico: el simbolismo del mundo oscuro

Entraban a esta zona por la atracción simbólica que representa el mundo oscuro

En el neolítico, nuestros antepasados ya tenían sus poblados y su ganadería. Durante esta etapa no vivían en las cavernas y tampoco las necesitaban para subsistir. Sin embargo, entraban en ellas. El motivo: tenían una atracción muy fuerte hacia el mundo oscuro. Según la arqueóloga Ana Isabel Ortega, lo que se encuentra en las cuevas de Ojo Guareña no es ocupación, sino arte de diferentes épocas y la deposición de muertos. "Entraban a esta zona por la atracción simbólica que representa el mundo oscuro", explica en 'Arqueomanía' Ortega, quien recuerda que para los griegos y los egipcios la oscuridad era el inframundo.

Cueva de Caite, en Ojo Guareña.

Los humanos entraban a las cuevas para realizar su arte y sus ritos.

Las cuevas también fueron un lugar de arte y de enaltecimiento espiritual. El mejor ejemplo en todo el complejo kárstico es la ermita de San Tirso y San Bernabé, que recoge unas cavidades de arte preciosas, utilizadas en el paleolítico. Además, el santuario fue un lugar de concentración muy simbólico.

Las teorías sobre el sentido y la utilidad que le daban los humanos a las cuevas van cambiando. El gran mirador de Caite se excavó hace unas décadas, pero próximamente se volverá a prospectar por los arqueólogos de Ojo Guareña para intentar resolver más misterios. ¿Descubrirán más acerca de la utilidad de las cuevas por parte de los antepasados?