Las expertas Diana Jiménez y Mariana Capurro nos da tips para aplicar la disciplina positiva en la infancia y adolescencia
- Se puede educar con amabilidad y firmeza a la hora de poner límites. Mira cómo aplicar alternativas al castigo
- Bárbara Goenaga y Borja Sémper comparten su experiencia con la crianza en 'Te crío mucho: Crianza y disciplina positiva'
‘Te crío mucho’, cada domingo un nuevo episodio en RTVE Play y RTVE Audio.
La disciplina positiva es “la firmeza amable”. "La amabilidad es la manera en la que yo te digo las cosas y la firmeza son los límites", así lo define Diana Jiménez, psicóloga y educadora en Disciplina Positiva en el segundo episodio del video podcast ‘Te crío mucho’, un formato original de RTVE Play y RTVE Audio presentado por Julia Varela, donde se aborda el mundo de la crianza desde muchas perspectivas.
El objetivo es corregir los comportamientos desde el afecto y la empatía sin castigos, gritos ni amenazas. Tanto Diana Jiménez, como la psicóloga especializada en infancia y adolescencia, facilitadora de Disciplina Positiva en familias y parejas, Mariana Capurro, reflexionan sobre los retos y desafíos de la crianza y cómo aplicar la disciplina positiva con los invitados Bárbara Goenaga y el político Borja Sémper.
¿Cómo podemos ejercer la disciplina positiva y la crianza respetuosa, desde la infancia a la adolescencia? Estos son los consejos que proponen las expertas.
Educar con límites y sin usar el miedo
La disciplina positiva para ambas expertas es una filosofía de vida, una manera de entender las relaciones sin tener que usar el miedo. La sociedad ha cambiado mucho y hemos pasado del “oír, ver y callar” a nuevos modelos de crianza donde a veces tendemos a sobreproteger a los hijos.
“La permisividad también es negligencia”, nos recuerda la psicóloga Marina Capurro. “Ellos necesitan unos límites bien marcados y dentro de ellos se van moviendo, pero nosotros tenemos que marcar ese camino. Para no caer en la permisividad, debemos tener bien claro nuestros principios y nuestras prioridades”.
La alternativa a dar órdenes es hacer preguntas
Cuando al final del día todos estamos cansados y necesitamos irnos a la cama, tenemos menos paciencia con los hijos/as y tendemos a dar órdenes: “¡A la cama ya!” El consejo de la psicóloga Diana Jiménez es cambiar la orden o el chantaje por preguntas. En lugar de decir “si te vas a la cama, me meto un ratito contigo”. Sugiere mejor usar el “cuando estés en la cama, me meto un ratito contigo”. “Ese ‘cuando’ da a los niños y niñas la idea de que eso sí que va a ocurrir”, añade la experta.
Si después de cenar le damos la orden, de: “Vete a lavarte los dientes”. Su contestación puede ser un “no”. Pero si le preguntamos: “Cariño, ¿qué hay que hacer después de cenar?”, asegura la psicóloga que la pregunta funciona mucho mejor y además, evitamos el ‘no’.
Priorizar la conexión y el vínculo antes que la corrección
Cuando un día te encuentras que tu hijo ha pintarrajeado los muebles y las paredes blancas de casa y no es la primera vez que esto sucede... ¿Cómo reaccionas? ¿Te enfadas? ¿Cómo lo resuelve la disciplina positiva? En estos casos, de trastadas propias de la edad, las expertas apuntan que no hay una receta mágica, pero recomiendan respirar, calmarse, y tratar de ver la intención real que había detrás de pintar una pared o una colcha. “Aquí hay que ver también cuál es la prioridad, mantener la colcha limpia o el vínculo”, reflexiona Mariana Capurro.
El objetivo sería priorizar la conexión y el vínculo, antes que la corrección, e involucrarles en la consecuencia de lo que está pasando, por ejemplo, ayudando o contribuyendo a solucionar el problema.
Aplicar consecuencias, no castigos
Hay una diferencia bastante importante entre castigos y consecuencias. “El castigo es cualquier cosa que provoca culpa, daño, vergüenza. Una ironía en un momento, una amenaza, apartarte la mirada o dejarte de hablar. Todas esas cosas son castigo”, afirma Diana. “Cuando un niño se porta mal es porque se siente mal”, explica la experta, y “es el momento de preguntarle: ¿Qué necesitas? ¿En qué te puedo ayudar?”.
A la hora de aplicar consecuencias, la disciplina positiva debe cumplir con cuatro criterios. Debe ser respetuosa, revelada con anterioridad, relativa y relacionada. El objetivo no es poner un castigo, lo que queremos conseguir es que esa conducta no vuelva a pasar.
“Muchas veces decimos si no te tomas el bocadillo, no vas al cumpleaños. Eso no está relacionado. Si te has hecho pis encima, no te voy a cambiar. Eso no es respetuoso. Si, resulta que de repente ha pegado al hermano y le dices “tú ya no vienes al cumpleaños”, no se lo has avisado con anterioridad. Y tiene que ser relativo, porque si te traen suspenso no puedes decir “ya no sales de casa ningún día”. Debe estar en consonancia, que es un suspenso”, aclara Diana Jiménez.
Cuando nos enfocamos en las consecuencias, buscamos la solución y generamos un aprendizaje en los hijos.