Víctor Elías es un juguete roto en 'Yo sostenido'
- La obra cuenta la vida de Víctor Elías desde su infancia
- Se puede ver los jueves en el Teatro Luchana de Madrid
Vivimos en una sociedad que vive muy rápido, en la que gusta la precocidad, siempre en busca de los niños "prodigio" sea cual sea la faceta en la que destacan. Esos niños no pueden fallar, no se les permite hacerlo. Y si lo hacen, hay un término esperándolos: juguete roto. Fran Perea y Víctor Elías tienen mucho que decir sobre este tema y lo hacen en Gente Despierta.
Un fiel reflejo de todo esto, lo narra el propio Víctor en Yo sostenido. «Francia, años 50. Había una niña, Minou Drouet, que con tan solo ocho años sacó su primer libro de poemas. Se lo editó la editorial Gallimard, que era una de las más famosas de la época. Esta editorial, para la promoción del libro, le pidió a todos los poetas y artistas de esa época que escribieran acerca del talento de Minou Drouet. Como os podéis imaginar, todo fueron alabanzas. Jacques Cousteau fue el único que escribió: "Todos los niños son poetas excepto Minou Drouet". Menudo hijo de la gran puta. ¿Verdad que sí? Sí, sí, sí. Eso estuve pensando yo durante muchísimos años. Pero luego resulta que no. Resulta que lo único que estaba haciendo era una crítica a la sociedad por exigirle a esa niña que escribiese buenos poemas sólo porque en un momento determinado pudiera o quisiese hacerlo».
Yo Sostenido. Sonata para un juguete roto es una obra escrita por Pablo Díaz Morilla basada en la vida del músico y actor, Víctor Elías, bajo la dirección de Fran Perea. Esta obra se representa cada jueves en el teatro Luchana de Madrid y, de momento, se podrá ver hasta el mes de marzo. La historia de esta obra es la vida del actor madrileño y también la de todos aquellos niños que fueron absorbidos desde pequeños por una industria y comenzaron a ganar dinero y fama a una edad en la que es complicado de digerir. "A los juguetes rotos se les genera un poco socialmente. No es que esa persona se sienta juguete roto, evidentemente. Claro que esa persona continúa haciendo otra cosa, se dedica a otra cosa. En mi caso es la música. Llevo años siendo pianista, viviendo de la música y encima afortunado porque me va bien y toco madera todas las mañanas. Y parece que como no sales en la tele ya no eres importante, no te dedicas a lo que quieres o te ha ido mal", explica Víctor sobre una reflexión que se intenta matizar en la obra acerca de personas que han vivido una situación similar a la suya.
En la obra no aparece Víctor en solitario sino que también lo hace Javier Márquez. "Javier es un alter ego que puede estirar, gracias a ese personaje podemos tirar hacia lugares que a lo mejor Víctor no puede llegar, ¿no? Nos permitimos ese alter ego suyo que puede ser el angelito y el demonio en un momento dado. Víctor hace un ejercicio de desnudez bastante potente. Cuando uno sale ahí a contar su vida y cuenta momentos que han sido muy duros y tal, pues es muy delicado", cuenta Fran sobre la obra y cómo ha ayudado tener a un segundo personaje a la hora de confeccionar una obra tan especial e íntima.
"Pablo Díaz Morilla puede pasar de lo más terrenal a lo más poético en una subordinada. Y entonces eso es maravilloso. Y le viene muy bien a esta función porque necesita de poesía, pero de tierra también, de algo muy directo a la gente y que interpela directamente al público", cuenta Perea sobre la influencia y la versatilidad del creador en la obra.
De Guille a Víctor y de Víctor a Guille
Víctor Elías es muy conocido por su papel en Los Serrano, una serie que triunfó en España a principios de los 2000. "Guille", como es conocido en la serie, es un nombre que va pegado a él, algo así como la sombra cuando te da el sol. Víctor tiene 32 años y es capaz de entenderlo y sobrellevarlo pero, ¿y cuando era niño?
Víctor se subió a un escenario por primera vez cuando tenía 4 años. A los que no hemos tenido una infancia así, se nos hace muy loco pensarlo. «Yo creo que cuando no tienes tampoco nada con lo que comparar, no sabes cuando es locura. Básicamente ha sido mi vida. Quizás ha sido más de mayor cuando he dicho: "A lo mejor este trauma viene por esto y a lo mejor esta virtud viene por esto también". Así que bueno, al final te da cosas. Te da y te quita. Pero bueno, desde luego es una fortuna también poder vivir todo eso», cuenta Elías sobre su infancia y no darse cuenta de ciertas cosas hasta mucho tiempo después.
«Por las mañanas grababa, por las tardes ensayaba, solo salía del internado para grabar el disco de Santa Justa Klan. Estaba tan ocupado que no tenía tiempo de darme cuenta de que me estaba viniendo abajo. ¿Qué queréis que os diga? Es una edad en la que uno se tiene que hacer el fuerte. Así que Fran, Natalia y todo el equipo de Los Serrano estaban ahí por si acaso, por si acaso me caía, ya sabéis, estaba yo sostenido y no, no me caía. Pasaban los días y nada. Yo tocaba, ensayaba, grababa. Bueno, un jueves se murió mi padre y al lunes siguiente, yo ya estaba grabando Los Serrano otra vez. Pero un día de esa semana, en el momento menos emotivo de la serie, en la secuencia menos emotiva y en el "¡Papá!", menos emotivo que le he dicho jamás a Resines. Me vine abajo». Todo ello es parte del texto de Yo sostenido en el que Víctor cuenta cómo era su vida durante aquella época y cómo se derrumbó tras la muerte de su padre cuando sólo tenía 16 años.
La obra se divide en 5 actos y uno de ellos está dedicado a los padres de Víctor. "Esto es una fortuna. Mi madre era actriz y mi padre era músico. Y tengo un legado precioso de los dos. Bueno, pues supongo que nos persigue este querer parecerte a ellos". Parte de la obra va dirigida a ellos, a su honor y a que Víctor pueda agradecer todo lo que hicieron por él, "con lo bueno y con lo malo".
Los niños y su derecho a equivocarse
"Un niño necesita fallar. Tiene que caerse, tiene que chocarse, tiene que tropezar con piedras. Hay muchas cosas que no se le pueden enseñar. Y efectivamente, en el mundo del espectáculo, pues no se puede fallar. No creo que haya un tiempo como para no fallar. Es que no hay margen, no hay tiempo, va muy rápido y cada vez más", explica el actor madrileño sobre cómo es crecer en la industria audiovisual.
"Me siento identificado, primero, por lo que he vivido al lado de Víctor. Lo que te decía yo, que lo he vivido con un poquito más de conciencia porque yo ya tenía cierta edad y luego pues efectivamente, por lo que yo he vivido. Por tener esa sensación de que te usan en un momento dado y luego te lanzan a otro sitio. Pues sí, uno se siente con la necesidad, a veces, de querer explicarle a la gente, esto, que está explicando Víctor. Y me siento muy feliz de poder participar de esa explicación", comenta Perea sobre su experiencia en el mundo de la interpretación y lo bonito que es poder explicar esto con la obra.