Paco de Lucía: tan sensible como insatisfecho
- César Suárez presenta El enigma de Paco de Lucía, un libro que rinde homenaje a uno de los mejores guitarristas de la historia
- Niño Ricardo y Sabicas fueron dos de sus grandes inspiraciones y Camarón fue la voz que guio sus notas
Es uno de los artistas más importantes de la historia de nuestro país. Es, probablemente, el mejor guitarrista de todos los tiempos pero, ¿cómo era Paco de Lucía? ¿Tiene en España el reconocimiento que merece?
En Mañana más charlamos con César Suárez, periodista especializado en cultura, que presenta El enigma de Paco de Lucía. Se trata de un libro biográfico sobre el guitarrista donde conocemos un poco más al artista y sobre todo a su persona.
Paco de Lucía, de nombre Francisco Sánchez, era un guitarrista natural de Algeciras. Su educación estuvo marcada por la música que aprendió de su padre, Antonio Sánchez Pecino, también guitarrista. Los hermanos de Paco también se dedicaron a la música y a la guitarra: Pepe de Lucía y Ramón de Algeciras.
«Algún músico suyo me decía es que Paco es lo otro, es algo que no se puede definir y que tampoco se puede describir. Él mismo decía de sí mismo: "yo no sé quién soy"», explica el escritor sobre Paco. Curioso que el no supiese lo que todo el mundo sabía. O creía saber.
¿Qué otras influencias tuvo Paco? Se podría decir que la influencia del guitarrista seguía dos corrientes paralelas. Por un lado encontramos la de Niño Ricardo, precursor de Paco y una figura muy destacada de la guitarra flamenca. Y por otro lado tenemos la de Agustín Castellón, conocido como Sabicas, que es considerado como uno de los perfeccionistas de la guitarra flamenca y responsable de convertirla en instrumento de concierto.
La persecución del perfeccionismo
Paco de Lucía se mantuvo toda su vida en una continua carrera en la que luchaba contra sus expectativas y sus exigencias. Una carrera, que aunque nadie más lo pensara, solía perder.
En el mundo del arte es conocido por muchos el "síndrome del impostor". «Era paradójico que todo el mundo le consideraba el mejor guitarrista, no solo flamenco, cuando empiezan a conocerle fuera, uno de los mejores del mundo y él no se lo creía. Él lo dice en varias ocasiones, incluso cuando le entregan el Honoris Causa en Cádiz, en público y en espacios oficiales, "Yo creía que me estaban tomando el pelo y resulta que a base de decírmelo pues me lo he ido creyendo un poquito"», explica César sobre cómo se sentía Paco.
El artista también tenía sus guerras interiores. Una de las cosas con las que luchaba era su complejo de no tener cultura. Dejó la escuela muy pronto pero lo suplió con "una inquietud intelectual que era inaudita en los flamencos".
Otra lucha que se mantuvo muy activa durante toda su carrera era la de su exigencia. Algo que, según él mismo, era herencia de su padre. «Me contaban que subía del estudio que tenía en casa y acababa de cerrar Siroco, que es un disco considerado la obra cumbre del flamenco, y subía cabreado: "esto es una mierda". Le pasaba a menudo en muchos conciertos», cuenta César sobre la autoexigencia del guitarrista.
Incluso a menudo sentía repudio por sus canciones. Otra de las situaciones que narra César en su libro habla de ello. «Es conocida esa anécdota. Que él va conduciendo, va escuchando la radio y suena "Alegrías" y dice: "ah, mira qué bonito esto". Y cuando ya dicen el nombre del intérprete, que es él, dice : "ya me deja de gustar y empiezo a encontrarle pegas y apago la radio porque ya no la aguanto"».
Jesús Quintero y la intuición que cambió el flamenco
Paco de Lucía era conocido por su profunda timidez y mantuvo su carrera bajo control hasta un momento, uno en concreto. Se podría decir que en el momento en que compone las 13 primeras notas de "Entre dos aguas", su carrera cambia para siempre. Acaba de componer una obra maestra. Pese a que él dice que la "medio improvisó", que pensaba no incluirla y a la que quitó importancia.
Y en ese momento, alguien lo ve. «Jesús Quintero era un promotor de conciertos y cultural que traía muchos flamencos a Madrid. Y es el que tiene la intuición de que es el momento de la guitarra. Está ya Serranito, está Manolo Sanlúcar, hay grandes guitarristas. Pero Paco acaba de publicar Fuente y Caudal en el año 73 y están a punto de descatalogarlo porque no ha vendido nada. En ese disco está "Entre dos aguas" y Quintero tiene la visión que le dice: "vamos a reventar con esto, lo voy a poner en todas las radios, en las discotecas. Va a sonar en todos lados". Y efectivamente, se convierte en un número uno y vende 300.000 copias. Se pasa un año número uno y Paco no estaba preparado para eso. Ese no era su mundo. Y toda la vergüenza y el complejo que comentamos, se le viene encima y tiene que aprender a lidiar con eso».
Hay que recalcar que Quintero era el mánager de Paco y lo metía en televisión, en programas y en todos los sitios. Lo convirtió en ídolo a gran escala.
Camarón no sería sin Paco y Paco no sería sin Camarón
Dos genios. El flamenco pudo disfrutar de ellos y a la vez. Quizá su relación fuese una "rara avis" ya que pocas veces se ha visto juntos y con esta amistad a dos representantes tan sumamente importantes de un arte.
Camarón declaró que le habría gustado ser guitarrista y Paco "quería cantar pero era muy tímido. Por eso me escondí detrás de una guitarra".
Juntos grabaron diez discos consiguiendo juntar la tradición de un estilo como el flamenco con una renovación que querían llevar a cabo.
Su relación se vio afectada por derechos de autor y motivos económicos. Esto afectó profundamente a ambos artistas. Camarón falleció en 1992 a causa de un cáncer de pulmón y Paco no pudo hablar con él antes de su muerte. Para el algecireño fue una pena que arrastró durante años. De hecho, tras la muerte del cantaor, dejó España, redujo sus conciertos y cambió su carrera para siempre. Finalmente, la familia de Camarón y Paco acercaron posturas.
Paco falleció en 2014 en México a causa de un infarto.
Camarón y Paco compartieron muchas cosas. Entre ellas: cariño, arte y mucha admiración.