Así midió el griego Eratóstenes el diámetro de la Tierra en el siglo III a.C.
- Hace más de 2.000 años, el griego astrónomo Eratóstenes utilizó calculó con precisión el diámetro de la Tierra, con un margen de error inferior al 0,02%
- La idea de que nuestro planeta era plano no estaba generalizada en la antigüedad ni en la Edad Media, ni tampoco lo descubrió Cristóbal Colón
A pesar de las evidencias científicas y el legado de Eratóstenes, todavía en la actualidad, hay algunos grupos que sostienen la creencia en una Tierra plana. Sin embargo, resulta irónico que, en contraste, durante la Edad Media, la mayoría de intelectuales ya habían abandonado esa noción, respaldando la idea de una Tierra esférica. El historiador Javier Traité explica en ‘El Condensador de Fluzo’ cómo el astrónomo y matemático griego, Eratóstenes de Cirene, averiguó en el siglo III a. C. que la Tierra no era plana y cómo consiguió calcular su diámetro.
Eratóstenes y la tierra redonda
Eratóstenes, que vivió en Egipto en el siglo III a. C., fue el responsable de llevar a cabo un ingenioso experimento que demostró la esfericidad de la Tierra hace más de 2.000 años. El astrónomo estaba leyendo un libro donde explicaba que en la ciudad de Siena, lo que actualmente se conoce como Asuán, había un templo con unas columnas y un pozo, y que a mediodía del 21 de junio las columnas no daban sombra y el sol caía directo sobre el pozo. Pero Eratóstenes, que estaba en Alejandría, comprobó que allí, si ponía una vara clavada en el suelo el mismo día 21 y a la misma hora, se formaba una sombra considerable. Si el mundo fuera plano, el mismo día y a la misma hora del mediodía, la sombra de las columnas tendría que ser exactamente la misma, es decir, ninguna. Al ver que en un sitio había sombra y en otro no, fue como concluyó que si los rayos del sol eran paralelos, como indicaba la distancia entre las dos ciudades, la Tierra debía ser curva.
Los cálculos de Eratóstenes
Para calcular el ángulo, contrató a gente que le midiera la distancia entre Alejandría y Siena, que resultó ser de unos 800 km. Esta distancia suponía unos 7 grados entre ambas ciudades, que le permitió obtener un resultado cercano a los 40.000 km. Un valor muy similar al actual, ya que la circunferencia exacta de la Tierra en la actualidad es de 40.075 km. Eratóstenes obtuvo un margen de error inferior al 0,02%.
Este sencillo, pero ingenioso experimento de Eratóstenes no solo demostró la verdadera forma de la Tierra, sino que también sentó las bases para futuras exploraciones y descubrimientos en el campo de la geografía y la cartografía. Su legado perdura como un hito crucial en la comprensión de nuestro planeta y su lugar en el universo, a pesar del mito y los bulos alrededor de este asunto.