Dolor y residuos: el tabú en la menstruación
- Los tampones y compresas desechables son un ejemplo de la popularización de la cultura de usar y tirar
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Pese a que unos 800 millones de personas menstruamos cada día, sigue siendo un tema tabú. El estigma en torno a la regla condiciona nuestra forma de actuar en sociedad, pero también puede conllevar una resignación generalizada ante el dolor y una gran generación de residuos por el uso de tampones y compresas desechables. Unos productos que pueden contener unos componentes, a menudo, poco conocidos.
Dolor menstrual
La primera prueba del desconocimiento generalizado sobre esta materia está en las consultas clínicas. Según Carme Valls, doctora especializada en endocrinología y medicina con perspectiva de género, muchas mujeres se resignan ante el dolor menstrual. Como no se habla lo suficiente, existe la idea de que la dismenorrea, el dolor uterino en el momento de la menstruación, es “normal”.
Pero incluso para aquellas que sí han buscado ayuda profesional, el tratamiento recibido no ha sido el adecuado. Valls asegura que, durante años, se ha optado por el uso de pastillas anticonceptivas, que, en vez de tratar el dolor, suprimen todo este proceso fisiológico. Todo ello "ha perpetuado la falta de ciencia en la medicina”, lamenta la doctora.
Productos desechables
Al igual que existe mucha desinformación sobre el ciclo menstrual, tampoco se conocen los efectos que tienen los tampones y compresas desechables en nuestra salud y la del medio ambiente. Para la endocrinóloga, este tipo de productos pueden “favorecer el exceso de vaginitis”, pero, además, pueden contener sustancias químicas que nos afectan a nivel hormonal, aunque, matiza, es “una consecuencia más sutil y más difícil de demostrar”.
Consecuencias para la salud
En este sentido, Valls hace referencia directa a una investigación pionera en el mundo, realizada por un equipo de la Universidad de Granada, que recogió muestras de 57 mujeres de distintos puntos de España. ¿El resultado? Todas las muestras de sangre contienen sustancias químicas, sobre todo parabenos y las benzofenonas, que son alteradores endocrinos, es decir, que pueden alterar el sistema hormonal. Según nos cuenta uno de sus precursores, el doctor Nicolás Olea, estas sustancias se han relacionado con “diversos efectos negativos en la salud reproductiva femenina”, como indica otro de sus recientes estudios.
Estas sustancias, destaca el doctor, son las mismas que se encontraron en unos análisis de varias marcas de compresas y tampones ese mismo año 2023. Pero tal y como lamenta el doctor Olea y coincidiendo con la doctora Valls, la producción científica es muy pequeña.
Pese al silencio generalizado en torno a la menstruación, estamos entrando en un periodo de cambio en el que cada vez más sectores de la población civil, investigadores y profesionales de la salud reclaman más información y regulación al respecto. Como dice Valls: “Tenemos igualdad de derechos, pero igualdad de derecho a ser vistas y estudiadas en nuestras diferencias”.
“Periodo de cambio”, un reportaje de Marta Sánchez Rosado y Xavier Royo.