La vida de Almudena Grandes en letra y dibujo
- "Lo importante son los libros" era una de las frases que más solía repetir la escritora
- El precioso gesto de Luis García Montero hacia su mujer durante su entierro
Hace ya más de dos años desde que nos dejara Almudena Grandes pero lo cierto es que aquí abajo nadie se ha olvidado de ella. La escritora Aroa Moreno se ha unido a la ilustradora Ana Jarén para publicar 'Almudena. Una biografía', un libro en el que cuentan e ilustran cómo fue la vida de una escritora que dejo su sello en la historia de nuestro país.
En 'Libros de arena', Susana Santaolalla ha recibido a las autoras de esta obra tan especial. Un homenaje a quien se fue pero dejó un recuerdo. Un relato que, como dijo Benjamín Prado, "no habla de ella sino que te da las llaves de su casa". Añade que "con obras así, Almudena nunca será olvidada".
Un libro, una vida
'Almudena. Una biografía' empieza con una de las frases más icónicas de Almudena, "la literatura es vida de más". Quizá sea la frase que explique un poco qué era Almudena. Esa mujer capaz de crear mundos nuevos, que no existen o sí. La ficción acaba donde lo hace tu imaginación y Almudena seguramente nunca llegó a ese final.
La portada del libro, diseñada por Ana Jarén, nos lleva a una imagen muy fiel a lo que era Almudena. La ilustradora nos cuenta que buscaban algo que llamara la atención pero que tuviese la fuerza que transmitía la escritora. "Recurrí a la ropa que ella solía llevar como una rebeca y una camiseta blanca. La rebeca es de un rojizo caldera. El pelo tenía que ser negro, tenía que ser potente. Los accesorios que lleva son unos pendientes de aro con unas perlas y un reloj. Me he ido fijando mucho en cuáles se repetían más, como los anillos que lleva en la mano. Quería también que las manos tuvieran mucho protagonismo", cuenta la ilustradora sobre el dibujo de Almudena en el que aparece con una pose muy característica de la madrileña y cómo colocaba sus manos sobre una gran cantidad de libros.
"Ella era una escritora de oficio, de constancia, de día a día y que tenía muy claro lo que quería contar", cuenta Aroa Moreno sobre Almudena. Ambas escritoras se conocieron y mantuvieron cierta relación. Aroa cuenta que una de las frases que más solía repetir Almudena era que "lo importante son los libros". En ese momento se refería a que lo que de verdad importa y por lo que se debe escribir es por la literatura en sí, y no por el mundo que lo rodea. Se debe escribir con pasión, con deseo y no por premios, entrevistas o fama.
Aroa cuenta que tanto a ella como a Ana se las pasó por la cabeza la idea de escribir este libro en homenaje a la escritora madrileña pero que pusieron la condición de que Luis García Montero, marido de Almudena, debía estar enterado de todo. Él debía ser "cómplice" y dar el permiso de llevarlo a cabo. Y la respuesta de Luis fue: "Me encanta que lo hagáis vosotras. Muchísimas gracias y adelante". La escritora también nos confiesa que una de las cosas de las que más le ha costado escribir fue la historia de amor entre Luis y Almudena, quería ser respetuosa pero también contar la verdad. Y añade: "He contado lo que se podía contar".
En este libro se narra la vida de la escritora, sí. Pero también de muchas otras Almudenas. Nos cuentan cómo era de niña, con qué amor trataba a sus amigos, cómo era en la intimidad, en definitiva, este libro es una viaje hacia la vida personal de una artista. Pero también de una mujer.
Una mujer, muchas ilustraciones
Susana Santaolalla le pregunta a Ana por una ilustración en la que aparece escribiendo en su despacho con uno de sus hijos mirando a cámara. La ilustradora ha cuidado todo tipo de detalles para un proyecto que se nota que hacía con muchísima pasión y con un inmenso cariño a la figura de Almudena Grandes. "He ido buscando la convivencia de una mujer trabajadora en su casa. Cigarrillos, el olor a tabaco. Quería que también respirara. Eso es exageración. Ese desorden que yo he tenido, que yo he experimentado en mi mesa y a la vez, la paz del que está realizando una labor y se está abstrayendo", explica sobre la ilustración preferida de la presentadora de 'Libros de arena'.
Al ser una obra que abarca tanto tiempo, la labor de documentación ha sido realmente intensa. Ana explica que ha tenido mucha suerte y ha podido acceder a mucho material proporcionado por la familia y "es un regalo", el poder haber conocido la intimidad o cómo era en el ambiente doméstico. Ha tratado de "ser una espectadora más" porque eso es lo que hace que pueda construir bien sus espacios y su figura.
Ana ha sido capaz de dibujar a Almudena como niña, su faceta como cocinera, su relación con Luis o su amor por la Feria del libro. Y es algo maravilloso el poder conocer a alguien así por cómo eran sus delantales, cómo se comportaba en la intimidad de su hogar o la seguridad que la transmitía estar en un evento repleto de una de las cosas que más amaba, los libros. Transmitir todo eso con ilustraciones es algo muy difícil pero a la vez muy hermoso.
Cuando hablamos de la ilustración de Luis García en el entierro de Almudena puede ser que hablemos de una de las más bonitas y sentidas por el mensaje que tiene detrás. Se trata de un dibujo en el que el marido de la escritora deposita unos libros junto a su mujer. "Ese libro es 'Completamente viernes', que es el primer poemario en el que los versos de Luis hablan explícitamente de Almudena Grandes. Un libro que él fue enviándole poema a poema escrito en la última página de los libros de poetas amigos. En la última página del libro de Ángel González, Luis le escribió un poema y se lo enviaba Almudena. Y así los fue recibiendo ella. Yo creo que es el libro de su historia de amor, y para Almudena, el libro más importante que no había escrito ella", narra Ana.
Su conexión con Almudena
Tanto Ana como Aroa se podrían definir como amantes de la literatura de Almudena. De cada relato que cuentan en este podcast se puede extraer admiración a quién hizo lo que amaba. Aroa se dio cuenta de la conexión que tenían durante una conversación con ella en la que entendió que a la mujer que un día ganó el Premio Nacional a Literatura Narrativa, le había gustado un libro suyo. Y su conexión era la memoria de España y la historia. "Los márgenes de los olvidados, de los que no tienen nombre".
Ana cuenta que este libro "es un regalo por todos lados". Por hacerlo entre amigas, porque es de Almudena, por el cariño de la familia y de la editorial. Por todo. También, por la conexión que ella ha encontrado con Almudena y que está en su modo de trabajar. Una rutina muy marcada, anteponer el trabajo sea el día que sea y todo lo que englobaba la forma de escribir de Almudena y la de dibujar de Ana.
Y aunque en el libro hay muchas Almudenas, Aroa tiene claro con cual se queda. La Almudena escritora. Esa que se levantaba a las 5 de la mañana para escribir, que se ponía botas de pelo de borrego y forro polar mientras tanto, porque era muy friolera. Esa escritora que tanto nos enseñó y que hoy ellas tratan de devolverle una parte.
Ana se queda con la Almudena de casa, la más cercana. Esa mujer capaz de tocar el cielo con su imaginación pero también el suelo con los pies y que se ponía un delantal para cocinar a sus amigos en un acto de amor.
Hay muchas mujeres en Almudena Grandes. Nos lo demostró en vida y también después de su muerte. A todas ellas le damos las gracias por lo que nos enseñó. Aroa Moreno y Ana Jarén lo hacen a su manera.