Los dictadores vieron en el fútbol un gran potencial como herramienta propagandística
- La internacionalización del fútbol coincidió con el auge de los nacionalismos
- Benito Mussolini fue el primer líder que se percató de la capacidad de influencia del fútbol
La enorme cantidad de emociones que provoca el fútbol en los aficionados es complicado de entender si nunca lo has vivido. Los equipos generan una emoción, una competitividad y un sentimiento de unidad tan grande que ha conseguido mover a miles de millones de personas, más o menos la misma cifra de dinero que genera. En Geópolis analizan cómo se crea este fenómeno y su gran influencia mundial como herramienta propagandística.
Cómo se convierte el fútbol en un fenómeno de masas
Aunque en sus inicios el fútbol era un deporte más enfocado a la alta burguesía inglesa, hay tres factores, destacados por Eduardo Saldaña, codirector de El Orden Mundial, que permitieron generar una cultura de fútbol popular que llegaba a las masas: el crecimiento masivo de las ciudades, el abaratamiento de los medios de transporte y la reducción de jornadas laborales.
Por otra parte, a la gente le gustó este deporte porque tenía algo que lo diferenciaba del resto, como por ejemplo que no requería condiciones físicas extraordinarias ni materiales específicos para poder jugar un partido rápido. "Además, tiene también un componente democratizador porque, a diferencia de lo que pasaba en la política o en la educación superior o el comercio, el fútbol asociación brindaba a las clases populares la oportunidad de competir en igualdad de condiciones contra la burguesía", añade Fernando Arancón, director de El Orden Mundial.
Y esa oportunidad de competir en igualdad de condiciones evolucionó durante la época de la Revolución Industrial en una forma de representar la lucha de clases, puesto que en Escocia nacieron clubs de base obrera -Celtic de Glasgow, Glasgow Rangers, el Stoke City...- a la vez que se mantenían equipos más burgueses, como apuntan Charo Marcos y Fernando Arancón. Esta lucha es imprescindible para entender la geopolítica del fútbol, dado que mientras las clases trabajadores querían un fútbol profesionalizado, la burguesía quería que se mantuviese como un simple hobby.
Así se internacionalizó
El fútbol se internacionaliza gracias a los soldados, comerciantes y marineros ingleses que se movían en Europa y América durante los años de esplendor del Imperio británico. "Por ejemplo, en España los primeros clubes se fundaron entre finales del siglo XIX, principios del siglo XX, y estaban creados por inmigrantes ingleses. De hecho, no es casualidad que estos equipos nacieran en Andalucía por esa cercanía costera o por ejemplo, en Gibraltar también", comenta Eduardo Saldaña.
Como creció tanto a nivel mundial en apenas 20 años, siete países europeos decidieron en 1904 crear un organismo internacional encargado de regular el juego: La Federación Internacional de Fútbol Asociación, más conocida como la FIFA.
"A medida que se internacionaliza el fútbol también se popularizan los partidos amistosos entre países y esto en un contexto de auge del nacionalismo. No es una cuestión menor, porque si a finales del siglo XIX el fútbol había pasado de ser un hobby de la burguesía, por así decirlo, a un fenómeno de masas, tras la Primera Guerra Mundial -ya estamos en los años 20- se va a convertir en un instrumento político ideal para la propaganda nacionalista", apunta Fernando Arancón.
El fútbol, un arma de propagandística
El primer hombre que vio en el fútbol un poder propagandístico fue Benito Mussolini. El líder de la Italia fascista quería demostrar al mundo la grandeza de su país, por eso sobornó y presionó para conseguir celebrar el Mundial en Italia en 1934. Además, el dictador ordenó al seleccionador ganar el campeonato y así sucedió, eso sí, nacionalizando jugadores extranjeros e influyendo en la designación de árbitros. No obstante, "al final terminó consiguiendo lo que quería, que era básicamente colocar a la Italia fascista en la cima del mundo a nivel futbolístico", afirma Eduardo Saldaña.
Jorge Videla, cabecilla del régimen militar de Argentina, intentó en 1978 lo mismo que el líder italiano, pero no le salió tan bien la jugada. Sí que la selección argentina ganó el mundial, pero no consiguió dar la imagen idílica de la dictadura ni reforzar su legitimidad interna por la renuncia de grandes figuras como Johan Cruyff, Paul Breitner y Jorge Carrascosa. "De hecho, las violaciones de derechos humanos cometidas por los militares quedaron mucho más al descubierto que antes de que se celebrara el Mundial", cuenta Eduardo Saldaña.
En España también se han utilizado a los principales clubs con fines propagandísticos. Por una parte, el franquismo aprovechó los triunfos del Real Madrid en la Copa de Europa para reivindicar su proyección global durante la apertura internacional en los años 50, por otra el Barça ha sido utilizado para dar visibilidad internacional a la causa independentista catalana.