Siete obras maestras para celebrar el Día del Piano
- Descubre por qué este 28 de marzo se celebra el Día Mundial del Piano
- No te pierdas estas obras maestras firmadas por Beethoven, Mozart, Liszt, Chopin, Rachmaninov, Bach y Satie
- Vuelve a disfrutar de los programas Solo piano y Pianistas españoles
A partir del siglo XIX, la mayoría de los pianos comenzaron a fabricarse con 88 teclas en total, una cifra que se mantiene a día de hoy en los pianos modernos. Este dato es clave para entender por qué el 28 de marzo, de los años bisiestos, se celebra el Día Mundial del Piano. Si nos ponemos a contar, el 28 de marzo es el día número 88 del calendario y el número de teclas del instrumento.
Esta iniciativa fue impulsada por el músico y compositor alemán Nils Frahm y se celebra desde el año 2015. En esta ocasión, para este día especial, hemos seleccionado siete obras maestras de la música clásica donde el piano es el protagonista.
Nocturnos de Frédéric Chopin
La totalidad de la obra de Chopin, unas 250 composiciones, está dedicada casi exclusivamente al piano y, de todas ellas, los Nocturnos son una de las formas más numerosas, cuya composición se extiende a lo largo de toda su carrera como músico maduro.
La palabra nocturno está asociada a Chopin, pero él no fue el primero en utilizarla para definir una pieza musical. Existe constancia de la utilización de este termino desde los siglos XVII y XVIII, sobre todo, en Alemania e Italia, pero se referían a piezas instrumentales o vocales, destinadas en su mayoría a ser tocadas al aire libre. El creador del nocturno para piano, del siglo XIX, fue el compositor irlandés John Field, quien dotó al nocturno de ese carácter introvertido y melancólico que evoca el ambiente poético y misterioso de la noche.
Concierto para piano n. 2 de Sergei Rachmaninov
Durante muchas décadas, este concierto fue la gran obra sinfónica de Rachmaninov, por la razón que más temen los compositores: el olvido del resto del repertorio. Los estilos más contemporáneos dieron de lado a uno de los compositores más importantes del siglo XX, al que se consideraba, simplemente, un gran pianista.
Este concierto fue dedicado al doctor Nikolai Dahl, quien ayudó a Rachmaninov a superar una profunda depresión mediante hipnosis. Su estrenó fue el 27 de octubre de 1901, con el propio compositor como solista y Alelsandr Ziloti a la dirección.
Gymnopédies de Erik Satie
Satie se inspiró en la música y cultura griega antigua para componer este tríptico para piano. Su objetivo era buscar un estilo musical que evocara una sensación de calma y contemplación. Estas piezas destacan por su armonía inusual y su uso de acordes extendidos, creando una atmósfera única con carácter contemplativo y meditativo, que era novedosa para la época. El compositor escribió las Gymnopédies sin indicación de tempo, dejando la interpretación del ritmo y la velocidad al gusto de cada pianista.
Sonata Claro de luna de Ludwig van Beethoven
La Sonata para piano n. 14 en do sostenido menor, op. 27, n. 2, popularmente conocida como Claro de luna, es una de las obras más conocidas de Beethoven. Esta pieza fue escrita durante un período complicado en la vida del compositor, marcado por su creciente sordera y sus luchas personales, lo que añadió profundidad emocional a la obra.
Bajo el título Quasi una fantasia, esta sonata fue publicada por primera vez en 1802 y dedicada a la Condesa Giulietta Guicciardi, una estudiante de piano de Beethoven con la que pudo haber tenido un romance.
Rapsodias húngaras de Franz Liszt
Para escribir esta colección para piano, compuestas por 19 rapsodias, Liszt se inspiró en la música y la cultura folclórica de Hungría, utilizando ritmos característicos, escalas y motivos melódicos típicos de la música húngara. Muchos intentaron utilizarlas como arma nacionalista, pero la historia ha demostrado que, sencillamente, eran músicas escritas a su juventud, a su tierra y a esos zíngaros con los que convivió después de años fuera de su país.
Las Rapsodias Húngaras se hicieron muy populares cuando se publicaron, tanto en Hungría como en el extranjero, y contribuyeron, en gran medida, a la fama internacional de Liszt como compositor y pianista virtuoso.
Concierto para piano y orquesta n. 21 de Wolfgang Amadeus Mozart
Mozart completó este concierto en marzo de 1785, un día antes de su estreno en el Teatro de la Corte Imperial y Real de Viena. Esta composición pertenece al período clásico y está escrita en el estilo galante, caracterizado por su elegancia, equilibrio y claridad formal. Su segundo movimiento andante, caracterizado por una melodía serena y conmovedora, es uno de los temas más conocidos de Mozart y ha sido utilizado en películas, anuncios y otros medios.
El clave bien temperado de Johann Sebastian Bach
Bach fue uno de los compositores más importante de la historia y su música ha sido, y sigue siendo, una fuente inagotable de inspiración. Entre su enorme catálogo de composiciones, el alemán nos dejó grandes obras maestras, entre la que destaca una de las obras para teclado más influyente en los sucesivos compositores e intérpretes de la historia de la música occidental: El clave bien temperado.
El compositor escribió esta obra con fines pedagógicos, destinada a ser una recopilación de ejemplos de música bien temperada en todos los tonos posibles.
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