'Un delicado equilibrio' entre ser Manuela y sobrina de Concha
- ¿Qué sueños le quedan por cumplir?
- La obra se puede ver en el teatro Fernán Gómez del 4 al 28 de abril
Manuela Velasco es una actriz conocida y reconocida incluso con un premio Goya. Pero, ¿cómo recuerda a su tía? ¿Qué sueños le quedan por cumplir? La madrileña visita La casa de la Radio para hablar sobre Un delicado equilibrio, la obra con la que llega a Madrid. ¿De qué va la obra? ¿Dónde se puede ver?
Manuela Velasco fue niña Almodóvar, es la sobrina de Concha Velasco y ganó un Goya a mejor actriz revelación por su interpretación en REC. En su visita a Las tardes de RNE nos ha contado muchas cosas de las que hablaremos pero también nos ha dejado conocerla un poco más. Llegó con una libreta en la mano porque nos confesó que en las entrevistas siempre se le olvidan muchas cosas que quiere decir.
Un delicado equilibrio llega a la capital tras su paso por ciudades como Avilés, Zaragoza o Logroño. Se puede ver en el teatro Fernán Gómez del 4 al 28 de abril y para Manuela, actuar en Madrid siempre supone algo especial. "Siempre que viene a verme alguien prefiero casi no saberlo porque cuando viene alguien que quieres, pues quieres estar mejor y entonces estorba. A veces prefieres no enterarte, luego encontrarte a la salida y que te dé esa alegría", comenta la actriz sobre actuar delante de seres queridos.
Un delicado equilibrio
Manuela tiene una gran trayectoria, comenzó en la interpretación cuando era una niña y siempre sintió nervios. Justo antes del estreno de su primera obra de teatro, Todos eran mis hijos, era "como si te fueras a morir" y le preguntó a Carlos Hipólito si eso siempre era así. El actor con total sinceridad le dijo que sí, que ese sentimiento se tenía siempre.
Lo volverá a sentir durante este mes de abril en la obra escrita por Edward Albee en 1966, un año antes de recibir el premio Pulitzer. La historia habla de la familia, de los amigos y de los miedos. "A partir de algo tan particular, tan cotidiano y tan doméstico, la obra trasciende y habla de los asuntos importantes de todo, de la sociedad y del hombre. Entonces todo el mundo se ve reconocido en las relaciones, en la manera de tratarse, en la manera de no afrontar las cosas o de afrontarlas, en lo que no se dice, en todo lo que se calla, lo que puede suceder si te atreves a afrontarlo y no estás preparado para la respuesta. Y ahí vamos a vernos todos", cuenta Manuela sobre el argumento de la obra.
La historia cuenta como Agnes y Tobías, una pareja adinerada de mediana edad, ven su casa "invadida" por sus amigos de toda la vida, Harry y Edna. Ambos llegan a la casa porque un "miedo invasor" ha hecho que abandonen su hogar y llegan a romper el "delicado equilibrio" del que gozaban Agnes, Tobías y Claire, la ingeniosa y divertida hermana de Agnes que tiene un problema con el alcoholismo. Todo ello se junta con el regreso de Julia, hija de Agnes y Tobías, que vuelve a vivir con sus padres tras su cuarto matrimonio fracasado. La convivencia de todos ellos bajo un mismo techo hace que salgan a flote muchas "tensiones" que provocarán en el espectador emociones enfrentadas.
"Cuando haces un personaje, te invita a mirar al mundo con otros ojos y desde otra perspectiva que no es la tuya. Entonces Claire y yo no tenemos absolutamente nada que ver, pero estoy aprendiendo muchísimo de ella. Me está divirtiendo mucho mirar el mundo con sus ojos y enfocar las relaciones desde donde las enfoca ella, que es lo contrario a mí", comenta Manuela sobre las diferencias con su personaje.
La obra no se cataloga como comedia pero Manuela nos promete risas ya que desde la inteligencia, la astucia y la ironía, los diálogos dan rienda suelta al carácter de cada personaje.
Concha Velasco: mucho más que su tía
Todos tenemos familia y para muchos, es lo más importante. A veces idealizamos a nuestros seres queridos pero ese, no es el caso de Manuela. Su tía era realmente genial, era "la artista" de este país, alguien sublime que disfrutó y nos hizo disfrutar.
Nos confiesa que cuando piensa en su tía lo primero que se le viene a la cabeza es su risa y su gran sentido del humor, ese que tanto nos hizo reír. Además, nos cuenta que algo que la familia pensó durante su entierro era que "ojalá pudiera contarlo ella", refiriéndose a cómo contaría su propio entierro porque seguro que "se estaría riendo".
Manuela no sólo es su sobrina, también es su ahijada y desde pequeña, la acompañaba a sus funciones. "Yo quería ser actriz por todo lo que había vivido yendo a ver a mi tía al teatro. Ya desde muy pequeña, cuando no tenía colegio, yo lo que quería más que ir con mis amigos a jugar o a quedarme el fin de semana con una amiga, era ir al teatro a ver las dos funciones, eso me encantaba", narra sobre sus primeros contactos con la interpretación durante su infancia.
Lo que sentía por ella era absoluta admiración por su forma de entender la vida, su humor, su capacidad para trabajar, su talento, su pasión o su energía. Tenía siempre "ese brillo en los ojos" de quien hace lo que ama, quien siente pasión y está, de una manera positiva, "obsesionada" con ello.
Hay algo que Manuela siempre envidió de su madrina y que ahora, se ha propuesto tomar de ella. "Ella se encantaba, se gustaba muchísimo, le encantaba verse, se encontraba guapísima, le encantaba verse en los trabajos y ver sus películas. Se quería y se piropeaba a sí misma. Y aún ya al final, estando en la residencia, le encantaba hacerse fotos y pintarse los labios", cuenta sobre su tía mientras añade que ella no ve sus obras y que es demasiado crítica consigo misma.
Concha siempre pensaba en qué sería lo próximo que quería hacer, cuál sería su próximo camino, su próxima andadura, su próximo reto. Manuela también piensa en ello. "Si o si, yo tengo que hacer un Lorca en teatro", nos cuenta como uno de sus grandes objetivos aunque también nos confiesa que, tras ser niña Almodóvar, la encantaría ser chica Almodóvar.
Esos son los sueños de Manuela, los que perseguirá durante el resto de su carrera. Seguro que Pedro nos puede echar una mano, ¿no? Mientras tanto nos quedamos con una de las enseñanzas que Concha dejó a Manuela, y a todos. "Me enseña cada día que sí, que nos vamos a morir todos y que tenemos que disfrutar y aprovechar".