De médico rural a escritor: Maxim Ósipov y la Rusia trabajadora
- Maxim Ósipov fue cardiólogo antes de inicio su carrera como novelista y en 2005 se mudó de Moscú a un pueblo, Tarusa
- En la recopilación de cuentos y ensayos Kilómetro 101 Ósipov habla de las profundas desigualdades del pueblo ruso
Los caminos de la literatura son inescrutables. A la vocación se llega desde los lugares más impensados, como le ocurrió a Maxim Ósipov, nacido en Moscú en 1963. Licenciado en Medicina, se especializó en cardiología y fundó una editorial especializada en textos científicos. En 2005 abandonó la capital para recuperar el trato directo con los pacientes y se estableció en Tarusa, un pueblo pequeño a cien kilómetros de Moscú.
Comenzó a publicar en 2007, y ha ganado varios premios literarios por su obra de ficción. Traducido a más de una docena de lenguas, en español ha publicado las antologías de relatos El grito del ave doméstica (2015), Piedra, papel, tijera (2019; Libros del Asteroide, 2022) y Kilómetro 101 (2022; Libros del Asteroide, 2024).
En 2022, poco después del inicio de la guerra de Ucrania, se exilió en Alemania. «Los que nos hemos marchado del país al poco de que Rusia hubiera atacado Ucrania», cuenta Ósipov, «odiamos la guerra, odiamos a quien la ha desencadenado y no teníamos previsto abandonar nuestra tierra. Cualquier palabra que se escriba, la que sea, empiece o no con mayúscula, se ha visto mancillada, deshonrada.»
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La Rusia de los presos políticos
En la Unión Soviética, los derechos de quienes habían cumplido condena por delitos políticos estaban seriamente restringidos: entre otras cosas, se les prohibía vivir a menos de 101 kilómetros de las grandes ciudades. De ahí toma el título esta recopilación de relatos y ensayos de Maxim Ósipov, 'Kilómetro 101' (Libros del Asteroide). A medio camino entre la capital y las zonas rurales, esas ciudades cuya población ha crecido a trompicones son el lugar ideal para entender las desigualdades, paradojas y absurdos del pueblo ruso.
“Millones de personas que piensan como nosotros se han quedado en el país del que nosotros hemos huido“
«Centenares de miles, millones de personas que piensan como nosotros se han quedado en el país del que nosotros hemos huido», narra Ósipov, «y se dedican a sus quehaceres: a curar a enfermos, a ocuparse de sus padres, de los ancianos, a cuidar los unos de los otros. Sería bueno recordar que ahora la línea divisoria entre los compatriotas pasa por otro espacio completamente distinto: entre los que están contra esta guerra y los que están a favor.»