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Rosa María Calaf: así le daba la vuelta a los comentarios que recibía sobre su aspecto

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Entrevista a Rosa María Calaf

“Pionera del reporterismo, la corresponsal con la trayectoria más larga de RTVE y una de las periodistas con más prestigio de nuestro país”, así recibía Marc Giró anoche a Rosa María Calaf. “¿Cómo me voy a perder yo esto? Entretenimiento inteligente en televisión”, comentaba Calaf tras el caluroso recibimiento. 

La barcelonesa se sentaba en el sillón de los invitados del Late Xou para presentar el nuevo documental que Imprescindibles le ha dedicado: "La Calaf, intermediaria de guardia". Dirigido por Víctor López, Calaf tuvo la sensación de que, haber participado en este nuevo Imprescindibles, le daba la sensación de tratarse de un programa “in memoriam” pero que no por ello no lo agradecía mucho “porque no he tenido que morirme ni nada para que me lo hagan”. Momento que Giró aprovechó para corear con el público “¡Rosa María Calaf vive!”.

Calaf ha estado en 184 de los 195 países que las Naciones Unidas reconoce que existen, es “viajera desde pequeña ya que lo he heredado de mi abuelo materno”. Pasa de 3 a 4 años viajando, y aunque ahora meses, afirmó que siempre lo hace en coche porque “es la única manera de conocer" ya que lo que no le importa del viaje es hacerse selfies precisamente, "ponerse de espaldas a lo que quiere ver”. La periodista, que fue sometida a un pequeño “examen de geografía”, adivinó las capitales de los países más enrevesados que los redactores del programa encontraron. 

Referente feminista y pionera del reporterismo televisivo

De las primeras en ponerse minifalda en los años 70, Calaf reconoce que “tuvo ciertos problemas”. Ante tal declaración, Giró le mostró una fotografía de la periodista por aquel entonces, para ilustrar...“menudas piernas”, comenta divertido Giró. Calaf le recordó cuando, una vez, Méndez-Leite, le contó que otros compañeros habían estado hablando de ella lo cual le generó cierto malestar porque “prefería que hablasen de su trabajo”. Rosa María Calaf recibía por aquel entonces comentarios de sus colegas de profesión que aludían a lo guapa que estaba, piropos que no encajaba mal porque entendía que los recibía porque sus compañeros creían que ella quería recibirlos. Así que ella decidió darle la vuelta a la situación y hacer lo mismo, poniendo el espejo a lo que sucedía, Calaf halagaba las corbatas de otros periodistas para valorar las piezas que realizaban.