'Balada triste de trompeta': 7 genialidades de esta película inclasificable de Álex de la Iglesia
- El título es el mismo de la canción que Raphael interpreta en la película Sin un adiós
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Un grupo de niños se parte de risa con los payasos del circo. Las risas, de pronto, quedan silenciadas por el sonidos de las bombas. "Se acabó. Todo el que pueda sostener un arma, a los camiones. Acaban de ser reclutados por la undécima división del quinto cuerpo del ejército popular republicano, bajo el mando del coronel Enrique Lister", dice con chulería un capitán miliciano. El mismo que se lleva al payaso feliz ante la mirada de su hijo, Javier. El niño busca al padre y lo encuentra entre un grupo de hombres obligados a construir una gran cruz. "Qué quieres ser de mayor", le pregunta. "Payaso, como tú y como el abuelo". "Tú nunca serás un payaso feliz, has sufrido mucho", le dice el padre. "Pero hay algo que se puede hacer: burlarse del destino. ¿Cómo? Con Venganza".
Este es el arranque de Balada triste de trompeta y esa palabra, Venganza, el sentimiento que empujará a Javier a una pozo del que nunca podrá salir. La película, inclasificable, toca muchos géneros: aparenta ser una comedia, pero es mucho más. "Es comedia, pero toca temas muy serios. Es una historia de amor, pero con dosis de terror", decía Álex de la Iglesia a RTVE. Una historia de amor que empezó a esbozar en su película Muertos de risa y que no se parece a los cuentos de princesas, "me salió bastante grotesca".
Un recorrido nostálgico por la historia de la tele
Pero hay más, a la vez que conocemos la historia de Javier conocemos la historia de España, tanto por lo que les pasa a los protagonistas como por lo que vemos y escuchamos en la televisión: La inauguración del Valle de los caídos (en la que ha trabaja el padre de Javier), el baño de Manuel Fraga en la playa de Palomares, la llegada de los Beatles a España, los triunfos de Massiel y Salomé en Eurovisión, el éxito de Ángel Cristo y los payasos, desde el melancólico Charlie Rivel hasta Gaby, Fofó, Miliki y Fofito (que interpreta al payaso tonto que trabaja con el padre de Javier (interpretado por Santiago Segura).
Pasan los años y Javier busca trabajo en un circo ambulante. El domador de elefantes le lleva a conocer al encargado y durante los pocos minutos que dura el paseo vemos desfilar a algunos de los mejores secundarios del cine español, esos que engrandecen cualquier película. Luego está ella, la acróbata, la mujer de la que Javier se enamora perdidamente. "Tiene dueño, y ese dueño es tu jefe", le dice el domador.
Un reparto de excelentes actores
Para el director, esta es su mejor película y alaba el trabajo de Antonio de la Torre (el jefe/payaso tonto), Carlos Areces (Javier) y Carolina Bang (la acróbata), que defienden unos personajes complejos: "un maltratador con un lado tierno, casi infantil. Un payaso tímido y apocado, pero con muchas ganas de venganza. Y una acróbata un tanto inocente y un tanto masoquista, porque disfrutar con el dolor".
La lista de actores es para quitarse el sombrero y en la película coinciden estrellas del cine español de distintas generaciones. Junto a grandes de la escena como Terele Pávez, Manuel Tejada, Sancho Gracia y Luis Varela vemos a otros tan populares como Manuel Tallafé, Joaquín Climent, Gracia Olayo y Fran Perea.
Carlos Areces se convierte en un animal
El personaje de Javier que interpreta Carlos Areces sufre una transformación física y mental que ocupa gran parte de la película. Cuando huye y se refugia en el campo, desnudo y hambriento, sobrevive como puede, ayudado por su instinto animal. "Carlos ha sufrido mucho, le tuvimos durante horas y horas desnudo, caminando y corriendo por el bosque a bajo cero. Intentamos ponerle unas sandalias para que no se hiciera daño, pero se veían y las quitamos. Iba realmente descalzo y se hizo heridas. Esta mezcla de sangre y barro le convierte en una bestia. Aunque quizá el que se convirtió en animal fui yo, al tratarle así", decía el director a RTVE, aunque no solo hizo sufrir a Areces. "Carolina Bang tuvo que tragarse su propio vómito, porque no había tiempo para volver a maquillarla".
Balada triste de trompeta: el título y la canción de Raphael
Álex de la iglesia sacó el título de su película de la famosa canción de Raphael, lanzada en 1969. Javier, el payaso triste, entra en un cine y se queda pegado a la pantalla en la que se ve y escucha al cantante de Linares interpretar este tema. Es un fragmento de la película Sin un adiós, de Vicente Escribá, estrenada a principios de los años 70. El maquillaje que lleva y su gestos faciales, desmedidos y teatrales, imprimen un aire delirante a la escena. La canción la compuso Franco Pisano y en su origen era instrumental. En la banda sonora de Balada triste de trompeta suenan además Corazón contento, de Marisol; Luca, de Raffaella Carrà; y La quiero a morir, de Francis Cabrel.
¿Una historia de amor o cine gore?
"Si no fuera payaso sería asesino", dice el personaje de Antonio de la Torre. Y es ese instinto violento el que se impregna casi toda la película. Álex de la Iglesia no escatimó recursos para rodar escenas brutales y en algunos casos filma auténtico cine gore. La sangre brota con generosidad y los cuerpos se deforman de forma grotesca: unas veces por la violencia de las peleas y otras veces por la automutilación.
Pero Balada triste de trompeta, como digo, es mucho más que una comedia y más que cine gore. En la película se salta de un género a otro con descaro y soltura y asistimos a momentos dramáticos, truculentos, divertidos, hilarantes, emotivos, surrealistas e incluso cinéfilos, con guiños a Hitchcock. "Esto es demasiado", dice uno de los personajes en un momento tan cómico como patético. "No somos nosotros. Es este país, que no tiene remedio".
La cruz del Valle de los Caídos vs. el cártel de Schweppes
El espectador asiste a un derroche visual, con momentos de fuerte carga estética en los que se mezclan distintas iconografías, desde la militar a la religiosa, con guiños a la Navidad o la Semana Santa. Hay que destacar la labor del equipo de producción: Edou Hydallgo en la dirección artística, Paco Delgado como director de vestuario (soberbio y siempre acertado en la recreación histórica) y José Quetglas, Pedro Rodríguez 'Pedrati' y Nieves Sánchez Torres a cargo del maquillaje y la peluquería. Estos tres profesionales de la estética se llevaron el Goya en su categoría, el segundo de los dos que solo logró la película. El otro Goya fue para los efectos especiales de Reyes Abades y Ferran Piquer: hay que destacar la recreación del atentado terrorista contra Carrero Blanco. Más suerte tuvo en el Festival de Venecia, donde logró dos premios, entre ellos el Leon de plata a la mejor dirección.
En El día de la Bestia -segunda película de Álex de la Iglesia- el edificio Carrión y su letrero de Schweppes (ahora llamado Capitol) eran tan protagonistas como los actores principales, ahora ese protagonismo lo tiene el Valle de los Caídos y su famosa cruz de 150 metros de altura, construidos entre 1940 y 1958 en su mayor parte por presos republicanos.
Lista de agradecimientos: nostalgia y memoria
Tras los créditos finales de la película, aparecen los agradecimientos. "A todos los que sufrieron y murieron en aquellos años y nadie les recuerda", se lee casi al final. "A los Payasos de la tele por hacerme tan feliz", remata. Antes, el director se extiende y menciona a todos los artistas del espectáculo que lleva en el corazón, gente del cine y la televisión que tanto le inspiran: los Hermanos Malasombra, Rachel Welch, el Capitán Tan, Valentina y Locomotoro, Lon Chaney (El hombre de las mil caras), Boris Karloff, Chicho Ibáñez Serrador, Antonio Mercero y familia, Paul Naschy... Son sus ídolos y todos están directa e indirectamente en esta película.