Vikingos: ni rubios, ni altos, ni endogámicos de pura raza
- El estudio del ADN ambiental está revolucionando la paleontología y la comprensión del pasado
- Una pequeña cantidad de población sueca presenta todavía hoy genes vikingos
Ni los cascos de Vicky el Vikingo llevaban cuernos, ni todos los vikingos se parecían a Björn Ragnarsson o eran tan temidos como Erik el Rojo. Estos famosos guerreros han suscitado siempre un interés asombroso en la sociedad, reflejado en la cantidad de películas y series que tratan de contar su historia, o, al menos, crear una imagen sobre ellos. Sin embargo, a veces la realidad no coincide con la ficción.
“Para los daneses y los escandinavos forma parte de nuestra identidad, ser vikingo se considera algo glorioso”, explica Eske Willerslev, pionero en paleogenética, en 'El Cazador de Cerebros'. Willerslev lideró la investigación con la que se desentrañaron los secretos que escondía el ADN de este grupo. Durante seis años, él y un equipo de expertos realizaron el mayor estudio genético sobre la población vikinga, analizando el ADN de casi 500 esqueletos para después compararlo con las secuencias de individuos de la antigüedad y humanos modernos. El resultado se publicó en la revista Nature y demuestra que muchas de las ideas que teníamos sobre ellos eran incorrectas. La idea surgió a raíz de la secuenciación del primer genoma humano, que ofrecía la posibilidad de explicar cómo nos hemos convertido en quienes somos hoy estudiando la genómica del pasado.
La diversidad física de los vikingos
Una de las conclusiones que causaron más sorpresa recae sobre la apariencia de los vikingos. El imaginario popular los percibe como personas altas, corpulentas, de pelo rubio, piel muy blanca y ojos azules. Sin embargo, la evidencia científica demuestra que los cabellos y la piel morenos no eran un rara avis, y de hecho, actualmente hay más escandinavos rubios que en ese periodo.
Esta diversidad se explica por otro gran hallazgo: la procedencia geográfica. A pesar de la creencia de la “pura raza” de los vikingos, la realidad es que no eran un pueblo con una composición genética uniforme, sino que procedían de Escandinavia y también de Asia, del sur de Europa o de las Islas Británicas. Además, al detectar diferencias genéticas en las propias poblaciones escandinavas, los investigadores han podido saber que los noruegos se desplazaron a Irlanda, Groenlandia e Islandia, mientras que los suecos se decantaron por la zona báltica y los daneses por Inglaterra, desmintiendo así la idea de que eran un grupo endogámico.
En el mismo estudio han hallado esqueletos que habían sido atribuidos a invasores, pero que en realidad correspondían a individuos locales que, sin tener genes escandinavos, se consideraban vikingos. Así, se confirma la idea de que ser vikingo era un concepto cultural y étnico, más que una cuestión de herencia genética. Gracias a esta investigación, ahora tenemos un retrato preciso sobre estos pueblos, que traza el legado del genoma vikingo en la actualidad y que transforma por completo la historia que conocíamos.
“Cuando publiqué el estudio recibí amenazas de muerte“
Aunque los resultados son contundentes, adaptar la percepción sobre los vikingos no es tarea fácil, porque al cambiar la historia, se altera la identidad de un pueblo entero que aún tiene genes vikingos. “Cuando lo publiqué recibí amenazas de muerte, y es que hay quien se lo toma muy en serio, se identifican con los ellos. El estudio de la historia humana conecta con muchos asuntos identitarios y políticos, y hay que lidiar con ello”, Asegura Willerslev.