Al borde de la extinción: el visón europeo, a contrarreloj
- La población de visón europeo en España se estima en apenas 142 ejemplares
- Si no se toman medidas urgentes, la especie podría desaparecer en los próximos años
Tan solo quedan 142 ejemplares de visón europeo. Habrá quien piense en un bisonte, grande e imponente, con dos cuernos en la frente. Pero no. El visón europeo, con uve, es mucho más pequeño, de color terroso y con un particular morro de color blanco. ¿Os suena más si hablamos de abrigos?
Destrucción del hábitat
Hace dos siglos el visón europeo estaba presente en todo el continente, pero la modificación de su hábitat, la canalización de los ríos o el drenaje de las lagunas, hizo que el centro de Europa empezara a quedarse sin visón europeo. Los expertos creen que el periodo frío que experimentó el continente, comprendido entre el siglo XIV y el XVIII, favoreció su expansión hacia el sur. Es por eso que hoy en día encontramos algunas de las últimas poblaciones en Francia y España.
Los animales no entienden de fronteras
Actualmente, el visón americano es considerado la principal amenaza de su extinción. Se trata de una especie más grande y fuerte, que además desplaza y acaba con otras especies silvestres. Pero, ¿cómo llegó a Europa? En Canadá y Estados Unidos, hace décadas, se puso de moda la piel de visón, así que decidieron apostar por la industria peletera. Con la instalación de granjas para extraer su preciada piel y la suelta para promocionar su caza, el visón americano fue ganando terreno a lo largo de los años y desplazando, así, al visón europeo.
La contradicción humana
“El visón europeo nos recuerda que la actividad humana ha creado un buen desastre en la tierra”, sentencia el biólogo Madis Pödra en el reportaje “Los guardianes del río”, del Escarabajo Verde. Este biólogo lleva trabajando en la conservación del visón europeo más de 20 años.
Según él, esta es una especie abocada a la desaparición por las actuaciones del ser humano, pero también mantenida a flote por el mismo. Indica que si no fuera por diferentes acciones conservacionistas como los centros de cría, ya hubiera desaparecido. “Hemos priorizado nuestro bienestar y nuestros intereses propios antes que el bienestar global del planeta. Y creo que eso se está reencauzando, pero no sé si estamos a tiempo, espero que sí”, explica la directora del centro de cría FIEB, Carmen Aranda. Su situación es crítica, pero aún hay esperanza.
“GUARDIANES DEL RÍO”, un reportaje de Alba Martínez Vallejo y Paula Ríos Rico.