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Hacia la salud eterna: retrasar la vejez controlando la inflamación crónica

  • La bióloga molecular María Mittelbrunn investiga si el control de la inflamación crónica puede retrasar la aparición de enfermedades asociadas al envejecimiento
  • El estilo de vida y los hábitos saludables han demostrado ser imprescindibles en el bienestar del sistema inmune

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Hacia la salud eterna: controlar la inflamación para envejecer mejor
Una persona acompaña otra persona en silla de ruedas. Fuente: Pixabay.

El dolor de las articulaciones, cambios físicos, los fallos en la memoria, el cansancio… Con la edad, el peso de la vida se hace evidente y empieza a dejar señales en el cuerpo ante la mirada del sistema inmunológico, que cada vez tiene menos capacidad protectora.

Uno de los factores que favorecen este deterioro es la inflamación. Cuando funciona correctamente es una medida beneficiosa, porque protege el cuerpo de los agentes externos, igual que cuando nos hacemos una herida y la zona lesionada se hincha. Pero lo que inicialmente es una respuesta temporal que termina al desaparecer la infección, a veces se acaba cronificando, porque el sistema no es capaz de detectar correctamente las señales de peligro y libera moléculas proinflamatorias para atacar los supuestos patógenos, aunque no exista una infección real. 

La estrecha relación entre inflamación y envejecimiento

Mantener el piloto activado tanto tiempo tiene grandes repercusiones en la salud: daña los tejidos del cuerpo y contribuye al desarrollo de enfermedades cardiovasculares, neurológicas, o cáncer, entre otros. La doctora María Mittelbrunn, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO), investiga las implicaciones de la inflamación crónica en el envejecimiento, un proceso que se conoce como inflammaging. Para Mittlebrunn, a quien ‘El Cazador de Cerebros’ ha entrevistado en su octava temporada, existen dos factores en común en estas patologías ligadas a la edad: se asocian a la inflamación crónica, donde participan células del sistema inmune, y la función correcta de los tejidos y órganos se rompe”.

Gracias al creciente interés que ha despertado esta área, en los últimos años se ha detectado un cambio de paradigma, “antes pensábamos que existía una correlación entre la inflamación y las patologías asociadas a la edad, pero hemos visto que es más una relación de causa-efecto, en la que el sistema inmune contribuye”, puntualiza.

Hacia la salud eterna: retrasar la vejez controlando la inflamación

La doctora María Mittelbrunn en 'El Cazador de Cerebros'

Prevenir la inflamación crónica 

Uno de los objetivos de la doctora y su equipo es investigar si retrasar la aparición de la inflamación podría atrasar a su vez el desarrollo de enfermedades típicas de este grupo poblacional. Esta aproximación es de suma importancia, porque abordar el envejecimiento no es ya una opción sino una necesidad. La esperanza de vida humana ha crecido exponencialmente, principalmente en los países desarrollados, donde ya no es una excepción llegar a los 90 o los 100 años. Los datos indican que, en las próximas décadas, cada vez será mayor el número de personas de más de 60 años. Aunque esta longevidad tiene muchas implicaciones positivas, también supone un reto para todos los ámbitos de la sociedad, en especial para la política, la salud y la economía, porque a menudo, llegar a la vejez no implica llegar mejor, sino convivir con problemas de salud. 

Además, cabe destacar que la inflamación crónica ha aumentado drásticamente no solo en la población mayor, sino también en personas más jóvenes, sobre todo a causa del estilo de vida occidental, que favorece los hábitos no saludables. Por ello, Mittelbrunn destaca la necesidad de encontrar dianas terapéuticas, “si consigues identificar un mecanismo molecular que subyace estas enfermedades asociadas a la vejez, podrías, de alguna manera, prevenir o retrasar muchas enfermedades a la vez”, lo que implicaría una mejora en la calidad de vida.

De hecho, actualmente ya existen tratamientos para patologías autoinmunes o inflamatorias, como la esclerosis múltiple, la artritis reumatoide o la enfermedad de Crohn, que ayudan a manejar los síntomas, disminuir la inflamación y ralentizar la progresión de estas enfermedades.

El reto no consiste en vivir más años, sino en envejecer mejor, en llegar con un mejor estado de salud a nuestros últimos años de vida. Y para ello, la clave está en proteger el sistema inmune.