La vulnerabilidad urbana al calor: la punta del iceberg del cambio climático
- La existencia de zonas verdes puede paliar la vulnerabilidad urbana al calor
- Las circunstancias socioeconómicas o el lugar de trabajo también pueden determinar la susceptibilidad
El cambio climático esta causando múltiples estragos tanto a nivel social, como medioambiental o sanitario. A medida que se intensifica el calentamiento global las olas de calor en las zonas urbanas se han convertido en un reto importante para las ciudades.
Esta tendencia se espera que siga aumentando debido a la aceleración del calentamiento global. Las zonas urbanas son más vulnerables debido al efecto de isla de calor urbana (UHI, por sus siglas en inglés), en el que los entornos urbanizados atrapan y retienen el calor más que las zonas rurales. Los efectos combinados de las olas de calor y el UHI suponen importantes amenazas para el medio ambiente urbano y el bienestar humano, pudiendo provocar una reducción de la productividad, un deterioro del rendimiento cognitivo y un aumento de los riesgos para la salud materna y general. De hecho, en 2022 fallecieron más de 11.000 perosnas en España por calor y mas de 61.000 en Europa. Las muertes por calor han aumentado un 30% en los últimos 20 años.
Un reciente estudio publicado en la revista Science of the Total Environment y liderado por la investigadora de Celina Aznárez del Centro Vasco de Investigación sobre Cambio Climático ha arrojado luz sobre las injusticias ambientales en la distribución de la UGI, centrándose en la ciudad de Vitoria-Gasteiz. La investigación aplicó un modelo integrado que combina la teledetección con datos sanitarios y sociodemográficos, junto con herramientas potenciadas por inteligencia artificial y los sistemas de información geográfica. Este enfoque permitió cartografiar las incongruencias entre la oferta y la demanda de TR-ES (servicios ecosistémicos de regulación de la temperatura urbana), lo que genera desigualdades en la vulnerabilidad al calor y subraya la importancia de adoptar medidas específicas para mitigar las injusticias medioambientales relacionadas con la exposición al calor.
La regulación de la temperatura urbana
En respuesta a estos retos crecientes, se ha vuelto esencial la implementación de servicios ecosistémicos de regulación de la temperatura urbana (TR-ES) a través de estrategias como la infraestructura verde urbana (IGU). La UGI desempeña un papel crucial en la reducción de las temperaturas de la superficie terrestre y del aire durante los periodos calurosos al ofrecer sombra, minimizar la absorción de la radiación solar en superficies artificiales y fomentar la evapotranspiración.
Los resultados del estudio revelan desigualdades preocupantes en la vulnerabilidad al calor, sobre todo en zonas céntricas y cercanas a polígonos industriales.
Disparidades en la vulnerabilidad al calor
Además, el estudio revela disparidades en la vulnerabilidad al calor entre los distintos grupos sociodemográficos, descubriendo que las comunidades socioeconómicamente desfavorecidas, los ancianos y las personas con problemas de salud se ven afectados de forma desproporcionada por el calor extremo. A la luz de este hallazgo, Aznárez subraya la urgencia de intervenciones específicas para hacer frente a estas disparidades. Medidas que deben adaptarse al contecto urbano, geográfico, social y económico de cada lugar.
Esta investigación subraya el valor de las intervenciones basadas en la naturaleza para mitigar el aumento de la exposición al calor que afecta especialmente a las comunidades más desfavorecidas socioeconómicamente no sólo en Vitoria-Gasteiz, como demuestra el estudio, sino también en muchos otros ecosistemas urbanos.