¿Por qué no debemos demonizar los alimentos insanos?
- Muchas veces pensamos que alimento insano es sinónimo de tóxico, y nada más lejos de la realidad
- El doctor Miguel Ángel Lurueña te aconseja para que encuentres el equilibrio en la alimentación de tus hijos
En el libro Del ultramarinos al hipermercado, el doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos Miguel Ángel Lurueña habla sobre cómo ha cambiado la alimentación en los últimos 40 años, nuestro comportamiento a la hora de comprar y comer y cómo nuestro entorno nos condiciona en ese sentido. En Vida sana con Julio Basulto se centran en por qué no debemos demonizar los alimentos insanos, cómo educar en este sentido a nuestros hijos y por qué no deberíamos sustituir la repostería saludable por la repostería en sí.
La diferencia entre insano y tóxico
La gente que se preocupa en exceso por llevar una estricta alimentación saludable al final terminan por concebir la comida insana como comida tóxica y esto no debería ser así.
"Un alimento tóxico es un alimento que tiene contaminantes, es decir, que tiene sustancias tóxicas que consumidas en baja cantidad pueden ejercer un efecto perjudicial sobre la salud. Esto no ocurre con un alimento insano. Un alimento insano es un alimento que no se puede considerar saludable", explica el doctor.
Pero, ¿cómo diferenciamos un alimento saludable de uno que no lo es? El doctor el alimento saludable define como un alimento que aporta los nutrientes que necesitamos y que no ejercen un efecto negativo sobre la salud a largo plazo. "Un donut, si lo consumimos de forma habitual, como tiene harinas refinadas, azúcares y grasas de mala calidad nutricional, pues a largo plazo podemos acabar desarrollando una enfermedad como la diabetes tipo dos, por ejemplo", señala Miguel Ángel Lurueña.
Esto no quiere decir que no te puedas tomar un donut de vez en cuando si llevas de normal una dieta saludable. "No debemos llevarnos las manos a la cabeza por comer un donut, ni pensar que eso nos va a matar, ni que es un alimento tóxico", apunta el escritor. Lo que quiere decir es que no hay que llegar al extremo de cambiar nuestros hábitos sociales por no querer comer algo insano ya que pensamos que eso significa que estamos dando algo tóxico a nuestro cuerpo.
Tus hijos deben aprender el equilibrio
Cuando hay niños en casa hay que aprender a encontrar el equilibrio. Miguel Ángel Lurueña cuenta cómo lo hace él con sus dos hijas para que no piensen que los alimentos malsanos son tóxicos mientras llevan a cabo una dieta saludable.
Lo más importante es que sepan que estos alimentos no hay que consumirlos a diario. "Antes ni entraban en casa, pero no por una cosa estricta de <<Aquí no entra eso>>, sino porque simplemente no los comprábamos", cuenta el doctor. Ahora esto ha cambiado ya que de vez en cuando compran este tipo de productos o sus conocidos les regalan algunos.
¿Qué hacen con ellos? En vez de demonizarlos y tirarlos, han decidido consumirlos una o dos veces por semana para celebrar situaciones especiales como, por ejemplo, ver una película todos juntos un viernes: "Es para lo que son esos productos, para disfrutarlos, para jugar con ellos incluso en este contexto", afirma el escritor.
Elige la repostería antes que la "saludable"
La repostería "saludable" es una tendencia creciente desde hace unos años que ha conseguido disfrazar como sano algo que realmente no lo es. Miguel Ángel Lurueña nos hace en su libro cuatro preguntas que te harán replantearte si realmente merece la pena elegir la repostería saludable frente a la repostería tradicional.
La primera es si la consumimos por el sentimiento de culpa. El doctor afirma que si lo hacemos porque eso estaríamos yendo por muy mal camino "porque eso favorece los desarrollos de los trastornos de la conducta alimentaria". La segunda es si lo hacemos mejorar nuestra dieta. Si es así, el escritor señal que tenemos que tener en cuenta que este tipo de repostería "no aporta nutrientes interesantes y además puede desplazar el consumo de alimentos que sí son saludables y que sí aportan nutrientes interesantes".
Otra es que si lo consumimos porque pensamos que así lo podremos tomar más frecuentemente. Si piensas así, estás equivocado porque al final pasas de consumir repostería insana un día a la semana a consumir repostería que no nos aporta nada casi todos los días. Por último, ¿realmente nos gusta el producto? porque lo bueno de, por ejemplo, un cruasán es que sea esponjoso y eso solo se consigue con harinas blancas y mantequilla. Por lo tanto, "si queremos un cruasán con todas sus letras, pues comamos un cruasán y disfrutemos del cruasán. Y tan fácil como eso, pero claro para un día puntual, no para un momento de cada día", aconseja Miguel Ángel Lurueña.