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La dramática historia real de 'El niño', la nueva novela de Fernando Aramburu

  • Fernando Aramburu (San Sebastián, 1959) narra en El niño una tragedia colectiva sucedida en Ortuella en 1980
  • Una acumulación de gas propano causó una explosión en un colegio que acabó con la vida de 50 niños y 3 adultos

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Página Dos - Fernando Aramburu rememora una tragedia en 'El niño'

Todo el mundo en Ortuella recuerda qué estaba haciendo aquel 23 de octubre de 1980. En la escuela de primaria Marcelino Ugalde era otra mañana más de aprendizaje. La explosión de gas se oyó a más de seis kilómetros de distancia. Perdieron la vida tres adultos y cincuenta niños que no llegaban a los seis años. ¿Cómo se repone un pueblo de 9.000 habitantes de algo así? Fernando Aramburu ha tardado décadas en poder escribir sobre ello. Ahora presenta El niño (Tusquets/Columna) en 'Página Dos'.

El niño narra la historia imaginada de un chiquillo, que pudo ser la de cualquiera de esos cincuenta niños que se fueron. El narrador es Nicasio, ya jubilado, que va los jueves al cementerio de Ortuella a visitar la tumba de su nieto. Por las palabras del abuelo, de la madre y de los vecinos el lector va descubriendo aquella tragedia lacerante y devastadora que trastocó las vidas de todo Ortuella.

Las 'Gentes Vascas' de Aramburu

Fernando Aramburu tenía 21 años y estaba estudiando Filología Hispánica en Zaragoza cuando aquella mañana de 1980 escuchó en la radio las noticias de la tragedia. Han pasado más de cuatro décadas, y solo ahora el escritor se ha visto capaz de narrar, ayudado por la ficción, aquel accidente. Con el respeto y la ternura como brújulas del texto, el autor dibuja el carácter de un pueblo que se sobrepone a una tragedia con valentía, solidaridad y generosidad.

El accidente dejó una enorme cicatriz en mi memoria

La novela forma parte de una serie llamada Gentes vascas (Los peces de la amargura, Años lentos e Hijos de la fábula), en la cual Aramburu intenta trazar una crónica literaria de su época y su tierra natal, con historias centradas en personas normales y corrientes. El escritor se dedicó dos décadas a la docencia, con alumnos de edades parecidas a los fallecidos, y la tragedia le causó un gran impacto: «El accidente dejó una enorme cicatriz en mi memoria».

El autor ha sido abuelo hace poco, y quizá por eso el personaje del abuelo Nicasio es uno de los favoritos de su trayectoria literaria. «Mis abuelos varones murieron mucho antes de que yo naciera.» Nunca los conoció, y envidiaba esa presencia protectora y cariñosa en sus amigos. Su otro personaje preferido es Arantxa, de Patria, el fenómeno literario que vendió un millón de ejemplares y luego fue serie televisiva. Una mujer a la que le tocan malas cartas en la vida y, a pesar de ello, sale adelante con elegancia. Como ciudadano y como escitor, Aramburu cree en la bondad.