¿Qué tienen en común Lovecraft y Stephen King?
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Hay algo que une indiscutiblemente a Howard Phillips Lovecraft y Stephen King: ambos son auténticos pesos pesados de la literatura de terror.
Son dos gigantes de la narrativa a la hora de generar pesadillas, los más importantes inventores de monstruos del siglo XX. ¿Pero en qué se parecen? ¿En qué se diferencian?.
Marta Jiménez Serrano aborda en Ovejas Eléctricas -programa disponible en RTVE Play- sus similitudes y diferencias y lo hace en un duelo a tres rounds.
Sus concepciones del terror
H. P. Lovecraft nace en 1890, en Providence, Rhode Island, Estados Unidos.
Escribe su primer relato con quince años y ya deja claro por dónde van sus filias. Se titula ‘La bestia en la cueva’. Es un cuento de terror gótico en el que imitaba a Edgar Allan Poe que, en ese momento, era el gran referente en terror literario.
La influencia de Poe está muy presente en sus primeros cuentos. Y como Poe, Lovecraft siempre es oscuro, solemne y pesimista. Pero a Lovecraft no le daban miedo las mismas cosas que a Poe, así que creó sus propios terrores. Lo que se conoce como “horror cósmico”.
Este tipo de miedo se basa en lo desconocido y lo incomprensible. Es el terror de enfrentarnos a los abismos del universo, a la vastedad de lo que no podemos abarcar y a los monstruos que habitan en ella.
Stephen King nace medio siglo después de Lovecraft, en 1947. En Maine, Estados Unidos. Le encantaba leer, pero cuando tenía 13 años leyó algo que le cambiaría la vida. Era, precisamente, `El miedo que acecha’, de H. P. Lovecraft.
Ese día, el joven Stephen decidió que se dedicaría a asustar a la gente, cuanta más gente mejor. Pero le pasó lo mismo que a Lovecraft le pasara 50 años antes con Poe. Sus miedos no iban por ahí. Él colocaría el terror en otra parte, con otros rostros.
En las obras de King también hay elementos sobrenaturales, pero son mucho más cotidianos. Más mundanos. No hay que irse a parajes insondables para encontrárselos.
El terror te espera a la vuelta de la esquina: en la casa del vecino, en la tienda de antigüedades, en el instituto, en el concesionario de coches… Porque, en el fondo, Stephen King no cree que los monstruos vengan de muy lejos. Al contrario. Cree que los monstruos están entre nosotros.
Los monstruos
Sin duda, la gran creación de Lovecraft es Cthulhu, una entidad cósmica, dios primigenio y terrible de nombre impronunciable
El mito nace en su relato corto ‘La llamada de Cthulhu’, donde una secta rinde culto a este monstruo interdimensional. Se supone que llegó desde las estrellas millones de años antes de la aparición de la Humanidad y que ahora duerme en una ciudad sumergida en el Pacífico.
En el relato se le describe como un monstruo con cabeza de pulpo, una cara hecha de tentáculos, escamas en la piel, garras y alas largas y estrechas. Su cuerpo está hecho de un material que no se encuentra en la Tierra y que, por supuesto, es indestructible.
Stephen King ha creado muchos monstruos, pero hay uno que destaca por haber quedado grabado a fuego en el imaginario colectivo. La obra es It y el monstruo, Pennywise.
Este monstruo no tiene una forma fija pero suele aparecerse como este payaso terrorífico. King se basó en un monstruo real: John Wayne Gacy, que se dedicaba a animar fiestas infantiles como payaso en los años 70. Entre 1972 y 1978, Gacy asesinó y violó a al menos 33 jóvenes.
Pennywise es una entidad extradimensional que tiene su origen antes de la formación del universo en un lugar llamado Macrocosmos. Llegó a la Tierra en un meteorito, durante la prehistoria. Cuando los humanos llegaron, Pennywise despertó y se alimentó de ellos. Algo que vuelve a hacer cada 27 años.
Así que en It hay criaturas de “antes del tiempo”, entidades extradimensionales y horror cósmico. It es, por así decirlo, un monstruo de Lovecraft colocado en una novela de Stephen King.
El estilo
Tanto Lovecraft como King son escritores de novela popular, y, sin embargo, sus estilos no pueden ser más distintos.
El lenguaje de Lovecraft es intrincado, con arcaísmos, lleno de adjetivos como “atávico”, “arcano”, “numinoso”. Hay quien dice que Lovecraft usaba tantísimos sinónimos, uno detrás de otro, porque las revistas pulp donde publicaba, principalmente en una llamada Weird Tales, pagaban por palabra.
Sus historias están casi siempre contadas en primera persona. Es el punto de vista de quien se encuentra con los monstruos, que suele acabar loco por su mera contemplación. Además, casi todos sus relatos transcurren en lugares de Estados Unidos que no existen en realidad.
El estilo de Stephen King es deliberadamente más sencillo y ágil. De hecho, una parte de la crítica considera que su manera de escribir es “poco literaria”, por eso nunca ha sido tomado en serio por la Academia. Aunque también hay quien le considera uno de los grandes retratistas de la vida estadounidense en la segunda mitad del siglo XX.
King suele contar las historias en tercera persona, aunque no es raro que alterne diversos puntos de vista. También es un maestro del cliffhanger, con finales de capítulos que complican mucho lo de dejar de leer.
Respecto a los lugares, King suele ubicar sus historias en Maine, su Estado natal. Solo que las ciudades o pueblos concretos donde transcurre la acción no existen, igual que hace Lovecraft. Derry, por ejemplo, es el pueblo donde tiene lugar It. Es un calco de un pueblo real, Bangor, donde King tiene una segunda residencia y donde suele pasar el verano.
Y una última diferencia estilística entre los dos autores. Las historias de monstruos de Lovecraft nunca acaban bien. Terminan con muerte o locura. King, por el contrario, suele regalarnos finales positivos. Hay monstruos, sí. Pero también hay esperanza.
Todas estas curiosidades y muchas más, cada semana en Ovejas Eléctricas, los martes, a las 23:00 horas, en La 2 y siempre disponible en RTVE Play.