Suicidio: Síntomas de alarma en adolescentes, el dolor invisible
La OMS ya considera el suicidio un problema grave de salud pública a nivel mundial. En los últimos 45 años las muertes por suicidio se han disparado un 60%. La población más afectada por el aumento son los adolescentes.
Tras la pandemia son los propios jóvenes los que han colocado la salud mental en el centro de la conversación social. Sin embargo, persiste el miedo a hablar de suicidio y prevenirlo no es una prioridad en los sistemas de salud. RTVE Play acaba de estrenar Suicidio, el dolor invisible, una serie documental donde expertos y víctimas hablan de un tema, hasta ahora tabú. ¿Por qué nos cuesta tanto admitir que tenemos un problema social? El último episodio está íntegramente dedicado a los adolescentes. Duele ver a Samantha Hudson, Lucía Rivera y Marta Pombo, influencers, reconocer el dolor que sienten expuestas al odio en redes sociales. Ellas reciben terapia y ayuda, pero muchos jóvenes, no tan famosos, también son blanco de las críticas feroces. Y de otros muchos problemas que los adultos no consideran importante. Pero los expertos dan un toque de atención y enumeran los signos de alarma.
Síntomas de alarma en adolescentes: No es una llamada de atención
Eneko Eizaguirre es superviviente a la muerte por suicidio de su padre. Se dedica ahora a dar charlas a jóvenes como él y ha detectado el problema social: "Les hacemos sentir culpables diciéndoles: 'Si la vida es maravillosa, cómo vas a estar deprimido'". En una sociedad que impone la "happycracia" donde todo tiene que ser perfecto, la tolerancia a la frustración se reduce a la mínima expresión.
Sergio Tubío Rey es bombero de Madrid. Él consiguió que se creara la Unidad Formativa de Intervención en Tentativa Suicida. Colapsó cuando ingresó en el cuerpo para apagar fuegos y rescatar a gente atrapada y se dio cuenta de que atendía a más víctimas de suicidio que de accidentes de tráfico. Ahora su unidad forma a bomberos de todo el mundo para que sepan intervenir en caso de tentativas de suicidio.
Tras años de análisis y formación, no duda en señalar algunos síntomas que deberían de poner alerta al entorno cercano del adolescente: "Una bajada drástica del nivel académico. Un cambio brusco. Que se desconecte. Que en un momento dado empiece a separarse o rompa con su núcleo de amistades, mensajes sospechosos en redes sociales. Hay que entender que ellos tienen otra forma de comunicarse. Que empiece a tener conductas de riesgo de forma habitual. Que empiece a tomar sustancias de manera descontrolada y no habituales para él. "
Cristina Vivó es periodista y ha analizado el problema: "Muchos de ellos empiezan a escribir en redes sociales temas relacionados con el suicidio, que no quieren seguir viviendo, que se quieren quitar la vida, que no se encuentran con los iguales... Y ahí hay que tener especial cuidado con ellos porque es la vía por la que los chavales se están expresando."
Daniel López Vega es psicólogo y hace una llamada de atención sobre las despedidas: "Algo común es una expresión de cariño exacerbada que no es propia del momento que se está viviendo. De decirte: 'Mira, no te sientas culpable por lo que ocurra en el futuro, la relación contigo ha sido muy importante...' A ti en el momento te puede impactar, pero tú no lo relacionas con una despedida."
En el Teléfono de la esperanza de 183.000 llamadas que recibieron el año pasado, 12.000 eran de menores. Muchos de ellos conectan por chat y lo hacen con mucha angustia. Lo asegura Magdalena Pérez, Coordinadora de la línea de atención a la conducta suicida. "Muchas veces están relacionados con situaciones de bullying, de acoso, con rupturas de pareja que son difíciles de gestionar."
Los riesgos que corren los adolescentes y su saludo mental
Bea Palacios es sobreviviente a varias tentativas de suicidio. Ella misma reconoce que estuvo un grupo digital de personas contaban cómo habían intentado quitarse la vida en una especie de competición: "Quién lo había intentando más veces, quién había llegado más lejos". Ella estalló: "Yo tuve que pararlo. Decir que aquello no estaba bien, que había niños pequeños y que no eran cosas de las que presumir."
En el documental aparecen famosísimos influencers como Lucía Rivera o Marta Pombo que reconocen el peligro: "Es súper peligroso - asegura Pombo - Sigo siendo muy insegura y me sigue afectando muchísimo y me sigo comparando. A pesar de que me valoro, me gusto como soy. A mí me machacan muchísimo. Me están llamando todo el día gorda. Yo intento mostrarme lo más natural posible, pero hasta yo intento buscar la mejor pose porque quiero sentirme segura y quiero esa aceptación y esa valoración que es absurda."
Lucía Rivera, modelo, también muestra sus miedos: "Lo primero para cuidar la salud mental es no mirar tanto la pantalla porque entras en una vida irreal y cuando entras en la tuya es una putada."
Pero no nos equivoquemos. No todo es terrible. El bombero de Madrid encuentra las redes útiles: "Pueden ser una herramienta poderosa como medio de comunicación que son. Poder hacer campañas de prevención, poder promocionar recursos de ayuda...A veces las relaciones de amistad que se generan en ellas pueden generar un efecto de protección con cercanía y empatía."
¿Cómo ayudar a los adolescentes?
Cristina Vivó señala en el documental que la responsabilidad es de todos, también de los medios. El suicidio tiene que dejar de ser un tabú, pero hay que saber tratarlo: "Cosas que no se deben hacer bajo ningún concepto es decir el método, el modo porque entonces le estás diciendo a la persona que esto es efectivo. No debes tampoco decir el lugar. Tampoco tienes que publicar fotografías. Ni siquiera recuperadas de las redes sociales de esa persona."
El documental deja claro que el suicidio es un problema real y social y como tal se debe afrontar. "Tenemos que perder el miedo, al preguntar, al sufrimiento que nos puede generar el relato de la persona que tenemos delante" advierte Tubío: "Una persona que tiene intención suicida con la incomprensión que siente, con la culpa que se siente... De repente se le escucha, se normaliza que esas ideas puedan aparecer en una situación de sufrimiento, esa persona va a sentir un alivio inmediato que le va a permitir valorar otras alternativas distintas a las que su cabeza le está plantando."
Daniel López como psicólogo hace una apuesta clara: "La soledad es el mayor factor de riesgo y yo diría que el apoyo social es el mayor factor de protección. Tienes que estar lo suficientemente cerca de los menores para que se sientan seguros, pero lo suficientemente lejos para que se sientan independientes."
El método YAM: La dinámica de grupo que reduce el riesgo de suicidio en los adolescentes
Exportado desde Suecia, Galicia aplica en las aulas de sus institutos el método YAM. Los educadores y psicólogos están convencidos de que los resultados avalan la experiencia. Se reducen a la mitad las ideas suicidas entre los adolescentes que participan en las dinámicas. Suicidio, el dolor invisible, dedica uno de sus capítulos extra a descubrir el método que promete mejorar la salud mental dentro de las aulas.