'El Cazador de Cerebros' celebra los 100 programas con estas siete mentes prodigiosas
- Cada domingo, 'El Cazador de Cerebros' muestra la ciencia más puntera con mentes brillantes
- En el capítulo 100 el presentador del programa, Pere Estupinyà, analiza los retos del futuro con jóvenes científicos que protagonizarán los próximos avances
Tras ocho temporadas siguiendo la ciencia más puntera, el programa de divulgación de La 2, ‘El Cazador de Cerebros’ asume su capítulo más especial: el número 100. Para celebrarlo, el formato presentado por Pere Estupinyà ha contado con algunos de los jóvenes investigadores que ya están revolucionando la ciencia y que protagonizarán los avances de los próximos años. ¿Qué nos depara el futuro?
La irrupción de la inteligencia artificial ha supuesto un antes y un después en todas las áreas de conocimiento, permeando también en la vida cotidiana. Como apunta en el programa Alba Cervera-Lierta, del Barcelona Supercomputing Center (BSC), “un ordenador cuántico suficientemente potente hoy puede romper la criptografía, por lo que debemos adaptarnos cuanto antes a todo lo que se está protegiendo, desde mails a transacciones bancarias o secretos de estado”. No solo es importante por una cuestión de seguridad, sino que abre un debate importante sobre “quién tendrá acceso a una tecnología de este potencial, quién la implementará y qué beneficios puede conllevar su uso”.
La IA marca el futuro de las ciencias biomédicas
Los enormes avances que se están produciendo en biomedicina no se pueden dilucidar sin tener en cuenta la implicación que la IA ha tenido en ella. Para Noelia Ferruz, del Instituto de Biología Molecular de Barcelona, “es toda una revolución”. En su especialidad, el diseño de proteínas, “hasta hace unos años era un campo bastante básico". Sin embargo, las técnicas han prosperado tanto que ahora permiten diseñar proteínas mediante IA, con un mecanismo similar al de Chat GPT, llamado ProtGPT.
“Abre un nuevo mundo de oportunidades que no teníamos“
Con ello, la aplicabilidad de estas técnicas favorece un abordaje a la carta, “podemos diseñar proteínas que sirvan para cuestiones interesantes a nivel funcional, como fármacos como anticuerpos” o incluso en ciencias ambientales, “podemos crear proteínas que catalicen reacciones químicas de forma rápida”. “Esto abre un nuevo mundo de oportunidades que no teníamos”, concluye Ferruz en el capítulo 100.
Que existan estas proteínas a la carta es un ejemplo perfecto de la conversión del enfoque médico hacia un modelo más individualizado. Como destaca Marta García, fundadora y CEO de Prospera Biotech, una empresa spin-off con la Universidad Miguel Hernández, “en los nuevos tratamientos de cáncer, ya no hablamos de una enfermedad, sino de enfermos. Y cada paciente tiene su tratamiento "ad hoc" específicamente para su tipo de tumor. Esta medicina personalizada, tan precisa, es ya una realidad”.
En las últimas décadas, la ciencia ha potenciado el trabajo interdisciplinar, el buscar entre distintas áreas la solución a cuestiones que antes se desarrollaban de forma separada. El director del Laboratorio de Computación Neuronal del Hospital del Mar Research Institute, Manuel Valero, celebra cómo la entrada de la computación y la inteligencia artificial en la neurociencia está generando un campo completamente nuevo de conocimiento y de investigación: “Faltaba un nicho tecnológico que use todo este conocimiento aplicado a la neurociencia, es un muy buen momento para ver esa aplicabilidad. Estamos a un paso de poder activar grupos de neuronas y que contengan algo de información”. Por ejemplo, en los próximos años “podrían activarse conjuntos neuronales que te informen que has recibido un "e-mail" en tu teléfono”. Más allá de su utilidad, puede ser el primer paso para plantear otras aplicaciones.
¿Veremos extraterrestres antes de que el cambio climático acabe con nosotros?
En pleno siglo XXI, no hay debate posible sobre el futuro de la ciencia sin una aproximación a la cuestión ambiental. La situación es delicada, “hay estudios que ya nos están alertando que, si no actuamos, no podremos predecir qué sucede en los próximos años. Quizás entremos en un colapso de los ecosistemas y no tengamos suficientes recursos”, denuncia Mariona Ferrándiz, ecóloga del CREAF y fundadora de Replantegem. Según esta investigadora, en el futuro “puede que el mundo como lo conocemos ya no exista”.
Amalia Álvarez-Benjumea (Instituto de Políticas y Bienes Públicos, CSIC) trabaja en una línea de investigación sobre percepción social de aspectos como el cambio climático. Para ella, “no es lo mismo pensar que el punto de no retorno es mañana, que dentro de 100 años o que fue ayer y ya no se puede hacer nada”. Por eso, “es clave para diseñar mejores mensajes para motivar a la población a cambiar ciertas conductas”.
Miramos hacia nuestro interior, analizamos nuestro entorno, pero también nos fijamos en el exterior, donde hay aún centenares de misterios fascinantes por resolver. El investigador del Instituto Astrofísico de Canarias, Ignacio Martín, comenta en 'El Cazador de Cerebros' que “descubriremos vida en otros planetas, podremos entender qué es la vida, no necesariamente humana ni de la Tierra. Debería lograrse en unos 10 o 20 años”. La clave está en la irrupción de nuevas técnicas, “con estos nuevos instrumentos, la cantidad de cosas que no sabemos que están ahí y que aparecerán próximamente es gigante”.