Las mujeres del tapiz: tradición y vanguardia en los talleres de hoy
- El número de mujeres en la Real Fábrica de Tapices ha aumentado enormemente durante los dos últimos siglos
- Los tapices y alfombras que fabrican son sinónimo de historia, pero también innovación
- En Objetivo Igualdad, el domingo a las 14,30h en Canal 24 horas y después en RTVEplay
Dedicarse a la artesanía es un trabajo poco común, pero hacerlo en la Real Fábrica de Tapices lo es aún más. No todo el mundo tiene la oportunidad de estar cada día rodeado de telares de pino de madera de Valsaín fabricados en 1744. Sin embargo, la Fábrica no es solo un símbolo del patrimonio histórico español, tambien es sinónimo de innovación y modernidad.
El arte de la urdimbre
Tania Fernández entró por primera vez en 2003, después de que su profesora de tapiz la animara a dedicarse a ello. El amor por la urdimbre y el diseño la ha llevado a ser una de las tejedoras del tapiz de "La masacre de Sabrá y Shatila", un proyecto de 21 metros cuadrados que replicaba la obra del artista irakí Dia Al-Azzawi para una mejora de la movilidad de esta. Forma parte de una colección del Tate Museum de Londres, algo de lo que Tania Fernández se siente muy orgullosa: "La verdad es que fue algo realmente complicado y satisfactorio. Fueron cuatro o cinco años de proyecto y creo que estamos todos muy contentos con cómo resultó", cuenta con una sonrisa. Ser tejedora no es un trabajo sencillo ni mecánico, como se tiende a pensar. Es un trabajo artesanal, que como ya dice la palabra, implica arte y una destreza manual. Hoy en día es un trabajo desarollado principalmente por mujeres, 39 de las 50 personas que hay en plantilla en la Real Fábrica lo son, pero siglos atrás la realidad del trabajo del telar era muy diferente.
Las mujeres en el arte
Antonio Sama, doctor en Historia del arte en la Universidad Complutense, empieza a explicarnos el tapiz flamenco que tiene a su espalda. Se trata de un episodio de la historia de Ulises en el que, tras naufragar, llega a la isla de Siria y se encuentra con Nausica. En este caso, ella encarna la figura de la heroína, pero no era lo habitual en la representación de las mujeres en los tapices. Normalmente representaban a personajes secundarios. Lo mismo pasaba en las manufacturas donde se fabricaban esos tapices que decoraban casas y palacios. "Las mujeres se incorporan al trabajo textil muy a finales del siglo XIX y empiezan a trabajar sobre todo como tejedora de alfombras", cuenta Antonio Sama, asesor histórico de la Fábrica. Y esta era una forma de conseguir “un abaratamiento de los costes. Esto se ve muy claramente en Francia, cuando se crea la manufactura de mujeres y huérfanos. Se utilizaba como mano de obra mucho más barata que la del personal masculino y esto, poco a poco, ha ido cambiando”, explica.
Las tejedoras de alfombras de antes y las de ahora distan mucho, aunque los instrumentos que usen sean exactamente los mismos. Beatriz Martínez, una de las tejedoras de alfombras, nos cuenta cómo es su día a día, desde que con el cliente se acuerda un diseño, ya sea del extenso archivo de la Fábrica o un diseño original que él mismo haya pedido. Aquí la libertad es muy grande, incluyendo dibujos realizados por niños que se convierten en alfombras de la mejor calidad como parte de un regalo de cumpleaños. Durante el proceso, tejedor y cliente están en comunicación y es parte de esa exclusividad la que hace único este arte. Se hacen dos tipos de nudos: el turco, que ronda los 1.500 euros el metro cuadrado y el español, que son 2000 euros. Como admite el propio director de la Real Fábrica de Tapices, Alejandro Klecker: "El tapiz es un capricho, primero porque es de alto coste por su tiempo de elaboración y no todo el mundo tiene la paciencia para comprar un objeto y esperar tres años a que te lo entreguen".
En tiempos de prisas y fabricación ultrarrápida, obtener una alfombra o un tapiz es todo un lujo. Un lujo que compran principalmente particulares extranjeros e instituciones oficiales como ayuntamientos o las propias casas reales, causando un aumento importante de los pedidos en la Fábrica. En cambio, en España, por "esa incultura con respecto al tapiz", explica Antonio Sama: "Se asocia el tapiz con algo antiguo, arcaico, de diseño clásico, pero el tapiz puede ser tan contemporáneo como cualquier otra arte". Y esto lo confirman algunos de los últimos diseños que dibujantes de la talla de Agatha Ruíz de la Prada, Elena Del Rivero o Paloma Sánchez han realizado para la Fábrica.
Fábrica e innovación
Al igual que en algunos aspectos la Fábrica se va actualizando y se acerca a los diseños contemporáneos, la otra parte del edificio, la zona de restauración, es la definición de tecnología y actualidad. Por sus mesas de trabajo pasan estandartes y trajes que con el paso del tiempo se han ido deteriorando. Las restauradoras son las encargadas de, con los últimos avances del sector, aportar aquellas partes que les faltan o limpiarlas. Restauran todo tipo de piezas, que convierten esta sección en la más demandada por el cliente. "Sin duda en este momento realizamos restauración de cualquier tipo de textil: mantilla española, mantones de manila, tapices, uniformes, banderas y textiles de lo más variopinto que puede haber en una casa", cuenta el director de la Real Fábrica de Tapices.