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¿Cómo el capitalismo te obliga a gestionar tu vida como si fuera una empresa?

  • El capitalismo tiene nuevas formas de someter a la sociedad, la domina con métodos más suaves que en siglos anteriores
  • El filósofo Carlos Javier González explica en 'Para Todos La 2' cómo el sistema actual somete a los ciudadanos

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Para Todos La 2 - Pensar desde la resistencia

El capitalismo es el sistema social que pone a la economía como el único motor de la sociedad. A lo largo del siglo XIX y durante gran parte del XX, el poder se promovía mediante la opresión en todas sus formas físicas y así se establecía este modelo económico entre los ciudadanos. Ahora, esta doctrina se ha modificado radicalmente y emplea formas más suaves de dominación. Lo explica el filósofo Carlos Javier González en 'Para Todos La 2'.

Un sistema que se exime de responsabilidades

González explica que el autoritarismo que se implementaba en otros tiempos ya no tiene cabida en la actualidad, pero sigue vigente de otras formas, es decir, se ha transformado. Se ha empoderado al individuo, al que se le ha dado el mando para dirigir su vida. Así, él es el único culpable de su éxito o fracaso. Es la persona quien falla si es incapaz de adaptarse al sistema económico instaurado.

Capitalismo espiritual

El filósofo expresa que el modo de funcionamiento de las empresas es el modelo dominante para estar y actuar en el mundo, y la gente se ha acostumbrado a ello. A los ciudadanos, se les dice continuamente que deben gestionar sus recursos y sus emociones. Las vidas de las personas están al servicio de los intereses económicos, porque las consciencias humanas se adaptan prácticamente por obligación al modo de producción capitalista. Todo ha quedado subordinado a la continua disponibilidad y ya no se distingue la vida privada de la vida laboral. Los individuos se sienten culpables por estar desocupados y la máxima virtud es competir incansablemente.

El nuevo capitalismo no distingue la vida laboral de la privada.

Persona trabajando con ordenador en casa.

Un poder amable que esconde su crueldad

González asegura que el espíritu capitalista se ha hecho con el poder de todos los ámbitos de las vidas de las personas, por supuesto con la esfera laboral. En la actualidad, el trabajo asalariado cobra la forma de una agradable servidumbre a través de la cual el ser humano ha de explotar su autonomía y tener resiliencia ante los cambios continuos. En el fondo, cada individuo vende su marca personal y convierte toda su vida en un repertorio de habilidades y competencias que lo someten a un constante rendimiento.

Los ciudadanos son eficientes y alineados tentáculos de un poder tan amable que hace que la sociedad olvide su crueldad

El filósofo afirma que la intensidad laboral al que se somete la sociedad supone una repercusión emocional que agota y entristece a la gente, que no puede frenar su actividad. La forma más radical de sumisión es la de tratar a las personas como cosas, y en eso ha transformado el capitalismo contemporáneo a los seres humanos. "Los ciudadanos son eficientes y alineados tentáculos de un poder tan amable que hace que la sociedad olvide su crueldad", concluye Carlos Javier González.