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13 relatos que hablan de la memoria en el libro debut de Clara Morales

  • La escritora y bibliotecaria Clara Morales (Badajoz, 1989) debuta en la narrativa con Ya casi no me acuerdo
  • Los 13 relatos del libro hablan de la memoria personal y colectiva, y de la dimensión política del recuerdo

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Página Dos - 'Ya casi no me acuerdo', de Clara Morales

La escritora Clara Morales define el recuerdo con una sacudida física, un asalto, una posesión infernal. Ese aroma familiar que alguien detecta paseando por la calle y le hace parar en seco, atravesado por el rayo del recuerdo íntimo. La memoria no puede manejarse ni manipularse; vive en el cuerpo de quien la lleva consigo y tiene voluntad propia. 

Morales nació en Badajoz, se crio en Huelva y trabajó como periodista cultural antes de ejercer como bibliotecaria, su actual profesión. Ya casi no me acuerdo (Tránsito) es su primer libro. Los 13 relatos de este volumen tienen un tema común: la memoria, la colectiva y la personal, la que queda impresa en los libros de historia y en los cuerpos. Es decir, los efectos que el pasado tiene sobre el presente.

En los relatos conviven el recuerdo de un amor no correspondido y el del superviviente de un campo de concentración; los ecos de las torturas franquistas y el de un perverso juego de infancia; el rostro borroso de un familiar fallecido hace décadas, y el de un manifestante en la primera marcha LGTBIQ+

Memoria personal y memoria colectiva

«La memoria común es aquella que discutimos y acordamos en sociedad para decidir qué parte de nuestro pasado nos define», cuenta Clara Morales en ‘Página Dos’, «y la personal va desde el olor de la casa familiar hasta un recuerdo íntimo que acabará convirtiéndose en un hecho fundacional». Pero en sus escritos Morales no divide estos dos tipos de dimensiones, porque ambos se trenzan y contaminan. 

Los relatos, narrados en primera persona, parten a veces de documentos encontrados, como cartas, escritos judiciales, discursos o recortes de prensa. No son ideas completas, sino la promesa remota de un hilo del que se puede tirar. Clara Morales las ve como «relámpagos, una prueba de memoria. No las apunto en ningún sitio. Si permanecen, trabajo sobre ellas en algún momento de los meses siguientes. Si las olvido, las olvido.»