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Así fue el mayor envenenamiento de la historia de España

  • El alcohol metílico, sustancia prohibida para el consumo, estaba presente en bebidas alcohólicas
  • "Una sola copa bastaba para matarte o para dejarte ciego"

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Aunque oficialmente fallecieron 51 personas, las cifras oficiosas son mucho mayores.
Aunque oficialmente fallecieron 51 personas, las cifras oficiosas son mucho mayores. iStock

¿Alguna vez habías oído hablar del "Caso del Metílico"? Se trata del mayor envenenamiento en la historia de España y aunque las cifras oficiales hablan de 51 personas fallecidas y de 7 personas que se quedaron ciegas, las cifras oficiosas hablan de miles de víctimas. Mañana más junto a Fernando Méndez presentan La vida mientras luchamos, una novela en la que el escritor orensano cuenta la verdad sobre lo que ocurrió en 1963.

Mañana más - Fernando Méndez convierte el Caso del Metílico en una novela - escuchar ahora

Se cumplen 60 años del mayor expediente judicial de la historia de España, "más de 36.000 folios que si los apilamos formarían una columna de más de dos metros de altura".

Es curioso lo poco conocida que fue esta intoxicación masiva respecto a otras como la que se dio en los años 80 por el aceite de colza, pero hay un motivo. Esto ocurrió en los 60 y el franquismo lo ocultó, "era un momento que a España no le convenía a ningún tipo de follón ni de problema. Estamos hablando de la Guerra Fría, estamos hablando del año 1963 en aquella famosa campaña de "Spain is different", cuando nos abríamos al mundo y queríamos atraer al turismo", explica Fernando.

¿Qué es el "Caso del Metílico"?

Este caso es una mezcla de dinero, veneno y muertes. Se comercializaron bebidas alcohólicas que habían sido elaboradas con alcohol metílico, en vez de alcohol vínico. "Una sola copa bastaba para matarte o para dejarte ciego. Una sola copa de licor café, de aguardiente, de ginebra o de cualquier destilado", explica el autor sobre el peligro que conllevaba tomarlo. Fue conocida como "la bebida de la muerte".

"75.000 litros de un veneno que se utilizaba para combustible de aviones, para pinturas, para disolventes y con los que se fabricaron bebidas para uso de boca", explica Fernando sobre la monstruosa cantidad de bebida que se produjo. El principal motivo fue el afán económico ya que el alcohol metílico costaba la mitad que el alcohol vínico y eso, aumentaba las ganancias.

Diez bodegueros lo pusieron en venta y se distribuyeron por toda España. Cabe destacar que entre enero y abril de aquel año se incrementaron las muertes de forma muy notoria, pero no se puede afirmar que esta fuese la razón ya que no hay evidencias. Habrá quién se haga la misma pregunta que Ángel Carmona: "¿Por qué este hecho no asoló pueblos con lo tóxica que era esta mezcla?".

La respuesta se puede dividir en dos razones. La primera es que el antídoto para esta intoxicación era el alcohol etílico, es decir, para neutralizar la intoxicación de alcohol metílico debías ingerir bebidas alcohólicas sin contaminar. "¿Qué ocurría? Que en aquel momento la gente que era bebedor habitual y que iba de bar en bar bebiendo, si de pronto en uno le tocaba una copa de metílico, lo neutraliza. Pero la gente que no era bebedor habitual, que a lo mejor se tomaba una copita de licor café en el desayuno, esa gente sí sufría".

La segunda razón era el estigma del alcohol. Las familias no querían explicar que "mi padre ha fallecido por tomar licor café", porque parecería que era un "borracho", cuando no tenía por qué ser bebedor habitual. Según la OMS, más de 3 millones de personas siguen muriendo al año por bebidas adulteradas.

La vida mientras luchamos, de Fernando Méndez

Este escritor lleva años investigando y tratando de averiguar qué paso realmente con el alcohol metílico en 1963. "Es el mayor envenenamiento de España y posiblemente del mundo".

La vida mientras luchamos es una novela de ficción pero llena de realidad. Fernando cuenta la historia de Elisa Álvarez Obaya, una joven farmacéutica de Lanzarote que se dio cuenta que estaban muriendo marineros y agricultores, siendo ella quien da la voz de alarma. «Imagínate: mujer, años 60, con todo el peso social y los roles machistas que existían. Sin embargo, ella dijo: "tengo razón y voy adelante". Y hasta le intentaron quemar la farmacia».

El personaje protagonista representa a Elisa aunque sus orígenes y circunstancias no corresponden a la realidad de la farmacéutica. Esta obra que mezcla realidad y ficción sirve para darnos cuenta de cómo hay cosas que pasan y de las que muchas veces no nos enteramos, un caso tan grande que fue acallado. "Yo creo, no sé muy bien por qué, pero se sigue intentando dejar en el en el tintero, en el silencio", cuenta Fernando sobre esta historia.

La vida mientras luchamos sirve para conocer y aprender de nuestro pasado y también, para sensibilizar a las generaciones más jóvenes de siempre tener precaución.

Finalmente, los responsables de la distribución de estas bebidas fueron juzgados a penas de entre uno y veinte años de prisión pero no cumplieron más de cuatro. Y aunque los bodegueros fueron condenados, las familias de las víctimas nunca recibieron una indemnización.