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¿Sabías que los cementerios esconden historias tan interesantes como estas?

  • La experta en cementerios Marta Sanmamed nos lleva de tumba en tumba para descubrir sus interesantes historias
  • Las tumbas de Anita Delgado, Julián Gayarre, Teresa o Ángel Sanz Briz guardan curiosas historias que seguro te sorprenderán

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Los cementerios son lugares donde podemos aprender mucha historia
Los cementerios son lugares donde podemos aprender mucha historia Luís Alvoeiro Quaresma - Unsplash

El viaje de hoy es, cuanto menos, interesante. Nos adentramos en ese lugar triste, a veces inquietante, donde los vivos y los muertos encuentran un nexo de unión: los cementerios. Y lo hacen en Espacio en blanco de la mano de Marta Sanmamed, toda una experta en camposantos pues ha recorrido gran parte de los más de 17.000 construidos en España. Miles de preguntas, misterios y curiosidades esconden estas necrópolis, aquí te dejamos algunas de las historias más interesantes que la experta ha comentado.

¿Qué nos llama la atención de los cementerios?

Si has llegado hasta aquí es por una sencilla razón: los cementerios generan curiosidad y sus historias, más. Pero esto no pasaba hasta hace apenas 20 años, cuando acudir a una necrópolis era automáticamente sinónimo de tristeza y llanto. Sin embargo, todo empezó a cambiar cuando en 2010 se aprobó la ruta europea de los cementerios, entrando de lleno dentro del itinerario cultural como ocurre en el caso de el Camino de Santiago o la Ruta de la Seda.

Fueron ganando un gran prestigio del que antes carecían puesto que la gente se fue dando cuenta de que se pueden aprender muchas cosas sobre historia en un paseo guiado por un camposanto. Quizás esa atracción hacia los cementerios también se debe a que nos conecta con la idea de la brevedad de la vida: "Cuando yo estoy haciendo el imbécil, perdiendo el tiempo, haciendo el tonto con TikTok o lo que sea, me doy cuenta de que tenemos una media de 4.000 semanas", comenta la escritora.

Anita Delgado, la Maharaní de Kapurthala

La historia de cómo Anita Delgado aceptó casarse con un Maharajá de la India es, cuánto menos, curiosa. Y es que ella y su hermana iban frecuentemente al Kursaal, "una especia de sala de baile de espectáculos de aquella época muy conocida en Madrid", explica Marta Sanmamed. Allí conoció, durante la boda de Alfonso XIII, al Maharajá de Kapurthala, quien se enamoró de ella hasta las trancas. Sin embargo, no fue nada fácil encandilarla.

No consiguió que se casará con él hasta que Valle-Inclán y un grupo de mentes escribieron una serie de cartas bonitas de ella -"que no era muy leída, ni muy escribida", asegura la escritora- en respuesta a las cartas de amor del Maharajá. Bueno, también tuvo que convencer antes a sus padres, pues no querían que su hija se fuese a la India, pero eso es otra historia. La cosa es que finalmente aceptaron y se hicieron dos bodas: una en España y otra en la India.

Anita Delgado no tuvo problemas para adaptarse a su nueva vida en la Corte, pero sí que le costó aceptar el choque cultural dado que ella tenía que compartir a su marido con otras cuatro esposas. Así que con el tiempo decidió volver a España, donde fue enterrada en una tumba con la corona y la daga sai. Como curiosidad, justo enfrente delante de ella descansa su último secretario, el cual estuvo muy enamorado de ella y con quien aparentemente tuvo una relación, cuenta la experta.

Una promesa cumplida

Julián Gayarre era un cantante de ópera muy conocido en su época, casi tanto como Freddie Mercury en la suya, y contaba con un fandom que muchos envidiarían a día de hoy. Lastimosamente, la gripe española se lo llevó a una edad temprana y sus restos fueron trasladados a El Roncal, un pueblo pequeño situado en el Pirineo. Pero, lo curioso de su historia no es ni su aclamada fama, ni dónde fue enterrado. Fue quién y cómo se construyó su ataúd.

Y es que Gayarre y Benlliure, un escultor español, eran íntimos amigos. Ambos llegaron a un acuerdo: si Benlliure moría antes que Gayarre, este le dedicaría unas arias, pero si Gayarre fallecía el primero, Benlliure le construiría su tumba. Su promesa se cumplió y actualmente Gayarre descansa en "una obra de hierro, bronce y mármol con un féretro que lo eleva el ángel de la música y está rodeado de sus musas, los putis, los querubines... Algo tan sumamente pesado consigue que sea etéreo", comenta Marta Sanmamed.

A la reina María Cristina le gustó tanto que pidió trasladar el mausoleo a la Plaza de Oriente, y tras tres años de gestiones, lo consiguió. Eso sí, fue "una movida", afirma la experta, porque tuvo que ser transportado por caballos por esas carreteras.

El cementerio más pequeño del mundo con una sola tumba

Esta es "una de las historias más bonitas que yo me he encontrado", afirma Marta Sanmamed. Una joven llamada Teresa se enamora de Francisco, con el único inconveniente de que son primos hermanos, algo que estaba muy mal visto en su época. Tanto era así que el mosén de entonces se negaba a casarlos, pero esto no consiguió frenar su amor.

Ambos tomaron la decisión de tirar para delante, con o sin anillo, y tuvieron dos hijos. El mosén no pudo separar sus caminos, pero desgraciadamente la muerte sí pues Teresa falleció a los 33 años por tuberculosis. Lo fuerte viene ahora pues el mosén se negó a que fuese enterrada en el cementerio del pueblo porque vivió su vida en pecado. "La historia no es que sea el cementerio más pequeño, que es como se conoce la historia. Es un homenaje a la solidaridad de todo un pueblo que dijo <<Tú no la dejas entrar en este cementerio, pues nosotros le hacemos uno>>", cuenta la experta.

A 800 metros de la plaza de Bausen, en Lleida, subiendo una ladera, se encuentra ese pequeño habitáculo de 10 metros cuadrados en el que descansa Teresa. Lo triste es que su marido tuvo que emigrar a Francia con sus dos hijos, o sea que no han podido ser enterrados juntos. "A mi me contaban que siempre se pensó en traerle pero estas cosas siempre son complicadas de hacer y al final están separados", confiesa Marta Sanmamed.

Ángel Sanz Briz, el Schindler español

Muchos conocen la historia de Schindler, quien salvó alrededor de 1.500 judíos, pero pocos la de Ángel Sanz Briz. Este diplomático español salvó a más de 5.000 judíos jugándose literalmente el pellejo sacando a familias completas de los vagones en el último instante aplicando una ley -que ya había caducado- que decía que había que proteger a los españoles para después esconderlos en casas hasta que conseguía traerlos a España.

Enterrado en un panteón en el cementerio de Torrero en Zaragoza, hace relativamente poco se le homenajeó trasladando su tumba a un espacio más grande con una estrella de David en forma de seto y junto a una placa de piedra negra que dice <<Aquel que salva una vida es como si salvara un universo entero>>.