¿Habías escuchado estas historias sobre barcos fantasmas?
- En Espacio en blanco profundizan en la historia de los caballeros monjes y en las leyendas de los barcos fantasma
- Fermín Mayorga nos habla de los misterios que rodean a estos cuatro galeones
¿Has oído hablar alguna vez sobre las leyendas que esconde la alta mar? Fermín Mayorga, especialista en misterios, nos introduce en Espacio en blanco el curioso mundo de los barcos fantasma, concretamente en los de la Inquisición pues sirvieron para crear este tipo de leyendas. Lo hace a través de enigmáticas historias que representan los miedos y supersticiones que rondaban en aquella época y que se han transmitido de generación en generación.
El galeón del Juicio Final
Bajo las órdenes del Santo Oficio, esta embarcación zarpó desde Cádiz con una tripulación temible formada por inquisidores sevillanos conocidos por sus torturas, expertos y algunos acusados de herejía. Un viaje aparentemente como cualquier otro, hasta que extraños sucesos perturbaron la tranquilidad de los tripulantes. De un día para otro, inquietantes sombras se deslizaban a sus anchas por los pasillos desiertos y tristes lamentos se escuchaban a altas horas de la madrugada pero, ¿quiénes eran?
Los navegantes no podían quitarse la idea de que aquellos que habían sido sentenciados y torturados por la Inquisición habían vuelto en busca de venganza y en efecto, esta no tardó en llegar: una noche de despiadada tormenta, las agresivas olas se llevaron consigo al galeón sin dejar ningún rastro. "Desde entonces se dice que el Juicio Final vaga por los mares como una sombra fantasmal que aparece solo en las noches de tormenta, condenado a revivir una y otra vez los horrores que ocurrieron en su cubierta", afirma Fermín Mayorga.
El galeón español
Con el objetivo de capturar a los herejes para llevarlos ante la justicia inquisitorial, este galeón español emprendió su viaje en el siglo XVII también bajo las órdenes del Santo Oficio pasando a ser uno de los navíos más temidos por aquellos considerados enemigos de la Inquisición.
Una violenta tormenta acabó con los días gloriosos de este galeón cuando un rayo impactó de lleno sobre él, incendiando y destruyéndolo por completo. Los incesantes esfuerzos de los navegantes no fueron suficientes para frenar el infierno que desató, dejando atrapadas las almas de todos aquellos que estaban a bordo en un estado de sufrimiento eterno.
"Los marineros que navegan por la zona donde se hundió, cerca de la costa de Argentina, dicen que ven un galeón envuelto en llamas que surge de las profundidades durante las tormentas, con los lamentos angustiosos de las almas perdidas resonando en la oscuridad", cuenta el especialista.
El espectro de Santa Justicia
Este galeón del siglo XVI, capitaneado por el temido inquisidor Diego de Montoya, fue abatido mientras surcaba los mares para llevar a los presos procedentes de diferentes lugares de Chile hasta el Tribunal de Lima. Estos mismos reos, cansados de ser torturados y tratando de escapar de la muerte segura, organizaron un motín en mitad de una noche de tormenta sin esperar que fuese un rayo quien acabase con el navío.
La fuerza con la que impactó el mástil principal fue tal que partió en dos la embarcación. "Se cuenta que este barco se ha convertido en un barco fantasma condenado a vagar por los mares para siempre y los marineros que han tenido la desgracia de encontrarse con este espectro cuentan historias de un barco envuelto en sombras y relámpagos, con los lamentos de los condenados resonando en la bruma nocturna cerca de las costas de Perú", señala Fermín Mayorga.
El navío de las almas condenadas
Denominado así por el pueblo del Virreinato de Perú, este barco fácilmente reconocible por sus velas negras, su casco cubierto por musgo y su aura misteriosa a la par que terrorífica navegaba las aguas del Pacífico hasta que una tormentosa noche desapareció sin ninguna explicación. Desde entonces los pescadores que surcan esa zona afirman haber visto un galeón envuelto en niebla acompañado del eco de lamentos angustiosos.
Pero lo curioso de este navío no es su volatilización, sino su relación con Hernán Cortés. Cuando la flota del conquistador surcaba los mares, empezaron a correr rumores sobre extrañas apariciones de un barco sin tripulación en noches donde la luna brillaba sobre las oscuras aguas. Los navegantes de Cortés creían que la superstición y el miedo habían conseguido que pudiesen ver este galeón persiguiéndoles. Sin embargo, a medida que pasaban los días y las noches, la presencia del barco fantasma se hizo cada vez más inquietante y la tripulación temió lo peor: una maldición les iba a perseguir hasta el fin de sus días.
"Se dice que el Santísima Trinidad y su tripulación fueron condenados a vagar por los mares del Nuevo Mundo por toda la eternidad, como castigo por los crímenes y las injusticias cometidas durante la conquista de América. Este tipo de leyendas quienes las contaban eran los nativos de América Latina, precisamente contra aquellos que consideraban sus enemigos y sobre todo contra el líder Hernán Cortés porque de alguna manera los sometía", cuenta el especialista.