La costura de Teresa Helbig danza entre los rascacielos de Nueva York. "Aquí se entiende la moda artesanal"
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6 de septiembre de 2024, Nueva York. Una fecha para recordar y, en el caso de Teresa Helbig y su equipo, para enmarcar. Este año está siendo fabuloso para ella, porque ve cómo sus sueños se van cumpliendo. Se emocionó muchísimo cuando en marzo logró hacer su desfile en París y ahora, seis meses después, se planta con su colección en Manhattan, que celebra estos días su Semana de la Moda. Para su desembarco en tierras americanas, la diseñadora ha optado por el formato expositivo y es una gran idea: su costura es excepcional y tanto la prensa especializada como las invitadas pueden ver de cerca su trabajo, a veces difuminado cuando se presenta en un desfile.
"Estuvimos en Los Ángeles y tuvimos una acogida bestial. Las clientas de estas dos ciudades se parecen, valoran muchísimo la artesanía, la poesía de una prenda. Alguna, incluso, ha venido a nuestro atelier de Barcelona. Es gente que busca algo más que un logo, busca una pieza que tenga una historia detrás", cuenta a Sara Rancaño, corresponsal de RTVE en Nueva York. "Estar aquí es un gran altavoz, igual que vestir a actrices como Zendaya o Halle Berry".
La cita es el barrio de Chelsea, siempre en ebullición, un lugar muy vinculado al arte. La colección también lo está: se titula We ballet y toma como referencia el movimiento y la elegancia de estrellas de la danza como Suzanne Farrell, Allegra Kent, Patricia McBride, Violette Verdy, Mimi Paul y Diana Adams, que desde pasaron de los 50 a los 60 y 70 del silgo XX, recorriendo los principales teatros con los pies en punta.
La costura que danza
Helbig se imagina ese momento mágico que se vive tras los aplausos y la caída del telón, cuando los cisnes se quitan el tutú y mezclan su ropa de baile con ropa de noche, para salir apresuradas del teatro y compartir impresiones sobre el espectáculo que acaban de vivir. "Imagino a las bailarinas, amigas, periodistas e invitadas que se felicitan, celebran, hablan y teorizan sobre el baile como manifiesto intrínseco al ser humano desde su aparición en la tierra, como el desborde de emoción más apasionado sin más estructura que la que imponen los pies", dice esta estrella de la moda. El ballet tiene el mismo poder que la música, la capacidad de comunicación total, es "el idioma universal que surge de la fusión entre cuerpo y alma".
La exigencia, la dedicación y la búsqueda de la perfección de la danza se asemejan a la forma de trabajar que hay en el taller de Teresa Helbig, siempre en busca de la precisión, de mejor su técnica y combinar la potencia de su costura con la delicadeza y suavidad de sus tejidos. Gasas que acarician, rasos sedosos y, esta vez, acolchados, tejidos impermeables y texturas acharoladas, para los chubasqueros y gorritos, contrastan en tejidos con bordados hechos con mimo, puntillas de algodón y piezas que hacen un guiño al ballet, como los minivestidos abullonados.
Además vemos vestidos vaporosos y abrigos, esa pieza tan difícil de hacer bien y que tanto se echa de menos en las pasarelas. "España es una escuela de grandes artesanos, y no los podemos perder. Por eso es importante la labor de investigación que hacemos en plisados, bordados, troquelados, craquelados, en mezclar cosas. Cogemos algo tan frágil como el tul y de repente lo mezclamos con algo de cuero o charol. Son formas distintas de seguir con esa tradición de la artesanía".
Empoderar un vestido, empoderar a la mujer
Helbig, que aprovechó muy bien su inmersión en la sastrería masculina, los hace muy bien y en esta ocasión los dibuja con silueta A. Destacan los bordados de cristal, aplicados a mano, pieza a pieza, que simulan ser piezas de joyería. "La idea es empoderar a la mujer, sí, pero sobre todo hacer que estos vestidos sean joyas, que pasen de una generación a otra, que perduren en el tiempo", dice.
La estética de los años 30 siempre está presente en sus colecciones: a veces de forma sutil, en un hombro, en la falda de un vestido que se abre según cae buscando el suelo. Y ahora vuelve a hacer un guiño a esa década, cuando murió Ana Pávlova, el gran cisne.
De Nueva York a Madrid
La colección viajará pronto a Madrid y se podrá ver desde el 11 de septiembre en Madrid, durante la Semana de la Moda en la que coinciden dos ofertas: la de Madrid es Moda y la de Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. Tras el éxito que tuvo en París con su colección de guerreras inspirada en el espíritu revolucionario de Los Miserables de Víctor Hugo, Helbig quiere ponerse en punta y rozar el cielo con su nueva propuesta, elevarse y destacar, lo más posible, a nivel internacional.