El flechazo de Adriana y Rafael, lo más romántico de 'Valle Salvaje'
- Adriana está prometida con un hombre al que no ama, pero su corazón pertenece a otro
- Te contamos todo sobre el momento más romántico de la nueva serie de La 1
La pasión es uno de los principales ingredientes de Valle Salvaje, la nueva serie de La 1 que ha llegado a la parrilla con la intención de conquistarte. Esta ficción, ambientada en el siglo XVIII español, cuenta la historia de Adriana, una joven educada en la Villa de Madrid que queda huérfana de padre y que, por causa de un documento que fue firmado en extrañas circunstancias, debe viajar hacia el Norte y contraer matrimonio con un hombre al que no ama.
Adriana y sus hermanos no lo tendrán fácil tras su llegada a Valle Salvaje. Su tía Victoria es cabezota y manipuladora, una de las barreras que les impedirán perseguir sus deseos. Una enorme traición ha tenido lugar. En el caso de la protagonista, la mayor fatalidad tiene que ver con los dictados de su corazón: antes de llegar a su nuevo hogar conoció, brevemente, a un hombre misterioso con mirada salvaje del que quedó perdidamente enamorada. Su nombre es Rafael, y su amor es imposible: es el hermano de Julio, su prometido. ¿Conseguirán triunfar los amantes?
Dos desconocidos que conectan de inmediato
El primer encuentro entre Adriana y Rafael tiene lugar en el baile de la corte de Carlos III, uno de los últimos instantes antes de que su vida dé el último giro a peor y la protagonista descubra la muerte de su padre. Ella es la mujer más bella del lugar, con un vestido que quita la respiración, pero su mente está en otra parte. Él no se mezcla con el resto. Una mirada basta para que las dos almas gemelas se reconozcan entre la multitud.
Adriana ya alberga un horrible secreto. Para proteger a su hermano, Pedrito, la joven ha atravesado a un mal hombre con una espada. Un asesinato en defensa propia que sin embargo pende sobre su conciencia y arriesga su futuro. El baile parece una frivolidad, es incapaz de conectar con el momento presente. Cuando sale a uno de los balcones del palacio para respirar aire puro, se encuentra a Rafael, y ambos hablan por primera vez.
Recién llegado de la guerra, donde ha visto más horrores de los que nadie podría imaginar, este joven parece comprenderla de inmediato. Su conversación es como un baile: fluida, compenetrada, y con significado más allá de lo evidente. Los dos están rotos, emocionados, embargados por la certeza de algo que nace… cuando Adriana sale corriendo y abandona el baile.
Su primer beso, interrumpido
Cuando Adriana está a punto de subirse al carruaje para marcharse, abrumada, del baile, Rafael aparece tras de ella. La atracción es innegable y ambos están a punto de besarse, pero Cecilia, la amiga de Adriana, los interrumpe. Nos quedamos con las ganas de ver consumado este incipiente amor, aunque la mirada de Rafael no engaña: no va a quitarse a la protagonista de la cabeza fácilmente. Él aún no lo sabe, pero estos sentimientos le van a traer muchos problemas.
Un amor imposible
El primer episodio de Valle Salvaje nos deja con el corazón en un puño al descubrir que Rafael pertenece a la familia a la que el destino ha querido atar el futuro de Adriana. No es otro que el hermano de Julio, el hombre con quien debe casar, algo que representa para ella la mayor de las traiciones. ¿Qué hará cuando descubra que su prometido y el hombre al que ama comparten la misma sangre, y viven bajo el mismo techo? ¿Luchará Rafael por el corazón, y por la mano, de su amada?
En esta historia, las apariencias engañan, y Julio no es ni un villano ni un mal hombre. Precisamente por eso, los amantes van a tenerlo muy difícil. Su amor arderá, sí. Pero, ¿arrasará con todos los obstáculos a su paso? ¿O terminará por consumirlos? Sólo viendo Valle Salvaje lo descubriremos.