Enlaces accesibilidad

Cuando Hitler expolió arte por toda Europa

  • ¿Quiénes fueron los dos grandes coleccionistas nazis de arte?
  • ¿Quién fue Han van Meegeren?

Por
"Escena pastoril" fue robado por los nazis en 1933 y ha sido devuelto a los herederos de sus propietarios originales judíos.
"Escena pastoril" fue robado por los nazis en 1933 y ha sido devuelto a los herederos de sus propietarios. EFE

Siempre hemos tenido mucha curiosidad y muchas dudas sobre nuestro pasado y de ahí es de donde sacamos todas las preguntas que debemos hacerle a la historia. ¿Qué llevó a los nazis a expoliar tantas obras de arte? ¿Cuántas piezas reunieron? ¿Cómo lo hacían? En Preguntas a la historia arrojamos algo de luz en lo que ha acabado siendo uno de los mayores expolios de las últimas décadas.

Por muchos es sabido el amor que el Führer, Adolf Hitler, sentía por el arte y, más concretamente, por la pintura. El austríaco, de joven, trató de ingresar en la Academia de Bellas Artes de Viena pero fue rechazado y eso le convirtió en una especie de artista frustrado. Esa frustración, la canalizaría años después buscando piezas de arte por toda Europa y llegando a poseer una extensa colección.

El Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán llegó al poder en 1933 tras una victoria electoral y desde ese momento hasta 1945 comenzaron a requisar todas las propiedades a los enemigos del Tercer Reich, entre ellos los judíos, y en esas propiedades figuraban las obras de arte.

Durante la Segunda Guerra Mundial, iniciaron una estrategia que se ampliaría por muchos puntos del continente mediante el cual, aparte de hacerlo por la fuerza, compraban las obras por un precio muy bajo que ellos mismos imponían.

Al acabar la guerra, Alemania había recibido cientos de miles de objetos culturales, como cuadros, libros o esculturas, de distintos puntos de Europa. Esto provocó que marchantes y galeristas alemanes engrosasen su colección así como lo hicieron los museos alemanes. A esto es a lo que llamamos expolio nazi de obras de arte.

Este expolio no se realizó de la misma manera en Europa oriental y en Europa occidental.

En la zona este de Europa, los nazis requisaron piezas de arte ya fueran propiedad de museos públicos, colecciones privadas o iglesias. Consideraban a los eslavos una "raza inferior, infrahumana" y los veían como siervos.

En la Europa occidental, la actitud nazi no fue tan contundente y trataron a los franceses, belgas y holandeses como "iguales" y respetaron sus instituciones como museos o iglesias. Hubo excepciones, ya que requisaron las propiedades de judíos y otros grupos que consideraban su enemigos como masones, de izquierdas u organizaciones obreras.

Los grandes coleccionistas nazis de arte fueron dos: Adolf Hitler y Hermann Göring. Ambos emprendieron su afición por el arte antes de la guerra pero fue durante el conflicto cuando comenzaron a llevarlo de forma compulsiva y tuvieron a su alcance las grandes colecciones del continente europeo.

Contaban con un equipo de especialistas como marchantes o historiadores que capturaban estas obras. "Jamás una guerra había implicado a tantos expertos en el mundo del arte".

En apenas diez años, Göring consiguió una colección de unas 1200 pinturas y Hitler reunió más de 6700. Para crear contexto, el museo nacional del Prado ha reunido 8000 piezas en sus 200 años de historia.

El expolio de todo aquello que poseían los judíos era una parte fundamental de la estrategia a seguir por los nazis en busca de su exterminio.

En un primer momento, les despojaron de sus bienes más valiosos pero con el exilio de los judíos a campos de concentración todo cambió. Todo valía y comenzaron a vaciar todas sus viviendas requisando todo tipo de objetos desde vajillas a ropa de cama pasando por juguetes. Todos estos objetos fueron llevados a Alemania para ser repartidos entre familias alemanas. La última parte del expolio fue la que ocurrió en los campos de exterminio y se basó en arrebatar todos los objetos con los que habían llegado allí como gafas o ropa.

El expolio del arte es solo la parte glamurosa de un saqueo global.

Durante la guerra, los coleccionistas alemanes estaban ansiosos por adquirir obras de arte en unas condiciones económicas muy ventajosas impuestas por la fuerza. Pero la falta de conocimientos hizo que crecieran las falsificaciones y los timadores querían aprovecharse de quien también se aprovechaba. Dentro de esas falsificaciones había algunas de alta calidad y que podían hacerse pasar fácilmente por la obra original pero había otras cuya calidad brillaba por su ausencia.

Había verdaderos maestros de la trampa, uno de ellos fue Han van Meegeren. Este neerlandés se inventó una etapa artística dentro de la vida del pintor Vermeer y afirmaba que el pinto del siglo XVII habría pintado tablas religiosas. Sus falsificaciones eran realmente buenas, tanto, que consiguió vender una a Hermann Göring por casi 2 millones de florines.