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Richard Ford y la despedida de Frank Bascombe en 'Sé mía'

  • El premio Pulitzer Richard Ford publica Sé mía (Anagrama), la quinta novela protagonizada por Frank Bascombe
  • Las relaciones familiares, el fracaso o la idiosincrasia norteamericana son algunos de los temas del autor

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Página Dos - Richard Ford narra el viaje de un padre y un hijo en 'Sé mía'

Conocimos a Frank Bascombe en 1986, con El periodista deportivo. El lector ha vivido sus andanzas en paralelo a las transformaciones de Estados Unidos en las últimas décadas. En esta quinta novela de Richard Ford con Bascombe como protagonista, Sé mía (Anagrama), se percibe un aire a despedida. La melancolía del narrador, que rememora su vida, se aprecia en la frase que arranca el relato: «Últimamente, me ha dado por pensar en la felicidad más que antes».

Bascombe tiene 74 años, y hace balance de los malos y buenos momentos: perdió a un hijo y a sus padres; se enamoró y se divorció; ha superado un cáncer y una depresión. Ahora, al final de su vida, es el cuidador de su hijo Paul, que padece ELA. En una de las altas, los dos deciden emprender un viaje hasta el emblemático monte Rushmore.

Richard Ford (Jackson, 1944) se quedó huérfano de padre cuando tenía dieciséis años. Esa ausencia reaparecerá como tema en varias de sus novelas. Se convirtió en un adolescente problemático que peleaba, hacía carreras de coches y cometía pequeños hurtos. La madre lo envió a criarse con los abuelos, en Little Rock. Se centró, ingresó en la Universidad de Michigan y escogió Derecho, que parecía una apuesta segura.

Sin embargo, el destino se cruzó en el camino. Unos días antes de los exámenes, le robaron todos los libros. Ni se le había pasado por la cabeza abandonar, pero le pareció una señal. Podía seguir estudiando o podía casarse con su amor, Kristina, mudarse a Nueva York e intentar convertirse en escritor. Y decidió la segunda opción. Debido a su dislexia —y a la lentitud que el autor siempre ha defendido como necesaria—, su primera novela le tomó seis años.

No pienso en si los lectores me quieren

«No estoy seguro de que la felicidad sea el estado más importante al que debemos aspirar», afirma Bascombe al principio de la novela. «Saber qué nos da miedo en la vida puede ser una medida y una habilidad más útil.» Del mismo modo, Ford no mide su plenitud como escritor en el éxito. «No pienso en si los lectores me quieren. Muy de vez en cuando quizá alguno siente algo poderoso a partir de algo que yo he escrito y lo traslada hacia mí, pero no pienso en ello.»

Sin embargo, sí tiene claro que quiere trasladar un mensaje de esperanza con sus personajes. Bascombe es un antihéroe que ha vivido tropiezos vitales, pero en vez de regodearse en ellos aparta su atención de lo malo y se enfoca en la parte más amable de lo cotidiano. Ha perdido la vocación y ha roto su matrimonio pero no se ha vuelto un amargado, y traslada esa alegría a su hijo Paul.