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¿Qué es lo que nos lleva a viajar?

  • Espido Freire nos cuenta la historia de Egeria
  • ¿Qué era el "Grand Tour"?

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"El viaje, en la actualidad y también en el pasado, se hacía para contarlo. Si no se contaba era como si no hubiera viaje".
"El viaje, en la actualidad y también en el pasado, se hacía para contarlo. Si no se contaba era como si no hubiera viaje".

Viajar se ha convertido en una obsesión para mucha gente que ansía conocer lugares o culturas diferentes. Pero, ¿de dónde viene esta ambición? En Podría ser peor tratamos de averiguar el origen de ese interés que nos atraviesa.

Espido Freire, pensadora del siglo XX: ¿Por qué viajamos?"

Contamos con Espido Freire para ayudarnos en esta tarea y que nos disipe nuestras dudas. Lo primero a lo que nos invita la escritora es a recordar nuestro primer viaje. ¿Lo tenéis? Quizá ni siquiera os acordéis pero seguro que hay alguna fotografía que te invita a recordar. Lo que intenta Espido es hacernos ver que, seguramente, nuestros primeros viajes fueron por placer o "por el hecho de viajar" pero no siempre fue así.

"En realidad los primeros viajes para los hombres, muchas veces, tenían que ver con la movilización para el ejército, con las levas forzosas. Y por ejemplo, antes de eso estaban muchas veces motivados por cambios de territorios, porque había otros pueblos que los empujaban", explica.

Viajar para contarlo: antes y ahora

Nuestra pensadora nos deja claro que, tanto antes como ahora, viajar tenía un propósito claro: "Si no se contaba era como si no hubiera viaje. Y ahí, por ejemplo, aparecen muchas epopeyas y muchas historias que nos hablan de viajes míticos".

Los viajes han ido siempre ligados a historias que se contaban y que han podido acabar plasmadas en un papel como el caso de La Odisea. Pero hay otras muchas que no son tan conocidas y que han influido en nuestra costumbre de viajar: Egeria.

Egeria fue una mujer que, se supone, nació en Gallaecia en el siglo IV y es la primera mujer de la que tenemos un recorrido de viajes. Era una peregrina cristiana que iba documentando en papel su viaje para contar a sus amigas lo que iba viendo en su trayecto, es decir, un diario de viajes que se bautizó como El viaje de Egeria. De hecho, Espido Freire nos cuenta uno de sus sueños: "reproducir ese viaje".

Hay muchos otros libros que siguen esa estela como, por ejemplo, El libro de las maravillas de Marco Polo o La vuelta al mundo en ochenta días de Julio Verne. Todos estos fueron viajes inspiracionales que han ido dejando su influencia en distinta épocas llegando hasta nosotros.

La literatura nos ha llevado por el mundo

Las historias que nos han contado y que hemos leído son, en parte, las razones que nos han traído inquietud y curiosidad por conocer otros lugares u otras comidas, en definitiva, "salir de nuestra casa".

Nuestra colaboradora define El libro de Margery Kempe como "por momentos insoportable". Pero la historia de Margery es la de una mujer que no sabe escribir, el libro lo dicta, y la cual fue casada joven, tuvo muchos hijos y sufría alucinaciones por, posiblemente, una depresión postparto. En su obra narra todas sus peregrinaciones, entre ellas una a Santiago de Compostela que no la gustó nada, pero en la que deja ver que sus viajes tenían también un componente personal e íntimo del que había sido privada en su pasado.

También nos habla del "Grand Tour" que fue "un invento de los pijos que empiezan a descubrir que las universidades, sobre todo inglesas, se empiezan a llenar de clase media. Entonces, ¿cómo se van a distinguir en su educación de toda esa plebe? Pues lo van a hacer a través de un viaje carísimo que durará años e irá por todos los lugares clásicos". ¿No os recuerda a algo de la actualidad? Quizá sea cosa mía...

El caso es que en ese invento participa un joven inglés que llega a una Suiza muy masificada, como decimos ahora, y acaba convirtiendo "un verano en el que no ha habido ni calor ni posibilidad de divertirse, en varias novelas". Ese joven, evidentemente, es Lord Byron y en ese viaje se encuentra con Mary Shelley, autora de Frankenstein.

El caso es que la obsesión por viajar no es la peor que tenemos y descubrir nuevos lugares alimenta el alma. Viajemos, entonces, ya que las experiencias y los recuerdos es lo único que nos llevaremos de esta vida. Da igual que viajes por que pienses que el destino es exótico, por relatarlo en Instagram o por, como dice Espido Freire, querer visitar sitios que has visto en los videojuegos.