El Padre Acuña, exorcista: "No creer no nos salva de las consecuencias"
- El Padre Acuña, exorcista en más de 1200 casos, nos habla sobre las posesiones en Terror en blanco
- El Obispo nos cuenta el escalofriante caso por el que acabó siendo exorcista sin que él quisiera
Los exorcismos son la batalla entre el bien y el mal librada dentro de una persona que ha sido poseída por un ente maligno. Así lo han creído desde las antiguas civilizaciones hasta la actualidad diversas culturas y religiones. En Terror en blanco hablan sobre las posesiones malignas con el Padre Acuña, Obispo de la Iglesia Carismática Luterana y profesor de la Escuela de Exorcistas de Europa, quien ha llevado a cabo más de 1200 exterminaciones de espíritus malignos.
Por qué se hizo exorcista
"Nadie es exorcista porque lo desea", aclara Manuel Acuña. Ni si quiera existe la profesión como tal, sin embargo él fue "llamado a la obediencia" cuando un escalofriante caso se le presentó.
Un día, mientras preparaba la sacristía en su parroquia de Buenos Aires, el Padre Acuña sintió un fuerte ruido dentro del lugar. Cuál fue su sorpresa cuando salió y encontró a una niña de 15 años, de unos 42 kilos de peso, agobiada y hablando una lengua extraña intentando ser sujetada sin éxito por varios varones: "Los hacía volar hacia las paredes de la iglesia con un simple movimiento", señala.
Se acercó para comprobar su estado y vio que tenía los ojos completamente negros. "Yo me di cuenta de que me encontraba ante una manifestación espiritual", cuenta el religioso, por lo que procedió a recitar las oraciones que conocía en ese momento y la niña, afortunadamente, se tranquilizó. No podía dejarlo así, asi que le pidió a la familia que contactaran con él al día siguiente sin imaginarse las consecuencias que vendrían pocas horas después.
Al salir de la parroquia un tanto aturdido por lo ocurrido, subió al coche y antes de meter las llaves en el contacto extraños sucesos empezaron a suceder: las perillas subían y bajaban, la bocina sonaba, las luces parpadeaban... "Había intercambiado cartas de presentación con el diablo. Supe que a partir de ese instante iba a haber algo en mi vida a ser marcado", confiesa.
Avisó al Obispo y este le dijo "Serás exorcista". El Padre Acuña no quería, pero no tuvo otra opción. Recibió el decreto y la formación adecuada: "A partir de ese instante comencé a realizar exorcismos muy seguido".
Los cinco signos de una posesión
Recogidos por Gabriel Amorth, los signos más clásicos de posesión son "la aversión a todo lo sagrado, a las imágenes, a no poder entrar a la iglesia, a la sinagoga, a donde sea".
El segundo es la clarividencia satánica, es decir, "la capacidad de conocer cosas ocultas por parte de esa persona porque no puede conocerlas, porque no ha tenido comunicación de ello, y revelarlas en voz alta para causar vergüenza al exorcista o a su equipo determinando cosas que son muy sensibles a su sentimiento o alguna falta".
Otro es el sansonismo, "una fuerza superior a su estatura y su peso violentando lo natural". La levitación sería el cuarto signo: "Una sola vez en más de 1200 exorcismos he visto a un niño de seis años levantarse del piso a unos 15 centímetros en posición horizontal durante cinco minutos".
Por último, la xenoglosia o capacidad para hablar en lenguas muertas. "Generalmente son lenguas extrañas porque le pertenecen a los ángeles. No olvidemos que el demonio y su corte son ángeles caídos", afirma el Padre, quien además señala que hacen uso de la xenoglosia para convocar a otros demonios y que se enfrenten juntos al exorcista y sus auxiliares.
¿Todos somos posibles víctimas de una posesión?
Hay que tener en cuenta que "no creer no nos salva de las consecuencias". Sin embargo, es cierto que hay personas que tienen más probabilidades de ser poseídas, por ejemplo, porque tienen demonios hereditarios en el linaje familiar.
El Padre Acuña se encargó personalmente, basándose en Bert Hellinger, de crear las constelaciones familiares exorcistas con la intención de presentar la batalla entre el bien y el mal que se despliega en el árbol genealógico. "Es decir, en el primer árbol se enroscó una serpiente y esa serpiente es tozuda, busca seguir enroscada en los árboles familiares", explica el Obispo.
Padre Acuña afirma que esto ocurre cuando un antecesor practicó la brujería o realizó algún pacto satánico, dejando de esta manera una carga de la que nadie se ha arrepentido: "Así como tenemos ángeles de la guarda, tal vez haya demonios de la guarda".
Así recomienda defenderse del mal
Lo más importante para el Obispo es "cubrirse todos los días con la presencia de Jesús". Para ello, el Padre Acuña recomienda "hacer la oración elevando la mente a la trascendencia, a Dios o a cualquiera sea el nombre que se le dé en su tradición para consagrar el día".
También es importante bendecir la casa, "hacer la oración para que Dios tome el control del hogar". Si eres cristiano hay que utilizar agua bendita, señala, e incluso beberla o lavar la ropa con ella.
Antes de comer hay que orar "para atraer la bendición" porque, recuerda, "la física dice que no hay espacio vacío, entonces donde no está la luz, está la oscuridad". Por lo tanto, "invocamos esa fuerza espiritual para que ocupe los lugares que sin ella estarían ocupados por la sombra".