¿Qué debo hacer si sufro trastorno límite de la personalidad?
- ¿Qué factores pueden ser el origen del TLP?
- ¿Qué dificultades nos encontramos en sus tratamientos?
¿Qué supone a una persona sufrir un trastorno límite de la personalidad? ¿Cómo debemos tratar con alguien que lo padece? En Tras la tormenta hablamos de una enfermedad que cada vez está más presente y reconocida entre nuestra sociedad.
En este viaje hacia el conocimiento de la mente humana nos apoyamos en nuestra psiquiatra, Anabel González, para conocer más sobre esta enfermedad. Ella será la encargada de guiarnos no sólo en conocer lo que supone y en qué se basa este trastorno sino también en conocer qué tratamientos se pueden aplicar y cómo debemos tratar a quién lo padece.
¿Qué es el trastorno límite de la personalidad (TLP)?
Quizá sea algo que puede resultar "nuevo" porque hasta hace bien poco, no se le ponía nombre. Solía pertenecer a las biografías de grandes estrellas de la música e incluso iba asociado al consumo de drogas, pero no es siempre la realidad. Ahora, no es raro escucharlo entre los jóvenes pero, ¿qué es exactamente?
Nuestra colaboradora nos deja claro que es un terreno pantanoso ya que hablamos de personalidad: "Cuando estamos hablando de otro tipo de problemas, de una esquizofrenia o de un trastorno bipolar, está más claro que es una patología. Y cuando hablamos de la personalidad estamos hablando de formas de ser. Entonces, ¿dónde ponemos el límite para decir que una forma de ser ya se convierte en una patología?".
La diferencia se encuentra en los rasgos de carácter que forman nuestra personalidad y cuando estos son "extremos" te impiden llevar una vida normal o, en su defecto, a los que te rodean. El trastorno límite de la personalidad, tal y como explica la psiquiatra, tiene una estrecha relación con la inestabilidad: "Son personas que cambian de estado de ánimo de una forma muy marcada. Tienen reacciones muy extremas en las relaciones con los demás, a veces se enfadan mucho, están irritables o son impulsivos y luego también tienden a cortar relaciones".
Otro rasgo característico de este padecimiento es la variabilidad, es decir, sus reacciones pueden ser positivas o negativas pero son muy extremas y desproporcionadas. Y a menudo lleva a quien lo sufre a tener dependencia emocional o sentimiento de vacío que nadie puede llenar.
¿Por qué aparece este trastorno?
No hay una respuesta clara y única sino que se basa en un conjunto de factores. El temperamento, la impulsividad e incluso características propias de la personalidad de cada uno pueden ser parte de la aparición de este problema.
Anabel nos indica que el trastorno límite de la personalidad está "en el límite" con patologías más graves como el trastorno bipolar, entonces, es muy difícil de diagnosticar con claridad. Esto no quiere decir que sea un problema menos ya que puede ser muy incapacitante: "Puede acabar con todas nuestras relaciones, impedirnos tener relaciones gratificantes o impedirnos tener un trabajo porque si yo soy impulsivo, en cuanto tengo un problema con mi jefe o con un compañero, la lío y después ya no tiene mucho arreglo".
¿Cómo se puede tratar?
Hace unos años se consideraba este tipo de trastornos como "intratables" pero "hoy en día hay muchísimos estudios con diversos tipos de terapias que muestran que se puede mejorar mucho. Incluso se puede revertir completamente el problema". Anabel remarca que lo más importante es la psicoterapia aunque reconoce también que los fármacos ayudan, por ejemplo, a reducir la impulsividad o para regular el ánimo.
El problema principal para este tipo de terapias es que la saturación médica hace que falte tiempo para llevar a cabo una terapia efectiva. Además, en este tipo de terapias es muy importante la participación y confianza del paciente en el proceso y eso, solo se consigue con tiempo. "Son terapias que requieren mucha continuidad pero sí que se puede cambiar completamente la forma de ser. Hay que querer cambiarla, ser muy pesado e ir en la dirección adecuada, porque a veces los humanos cabezoneamos por donde no es", explica la psiquiatra.
¿Cómo convivir con la enfermedad y con quién la sufre?
A una persona con TLP le cuesta saber quién es, no tiene una opinión definida y se puede dejar llevar por los demás o acoplarse a los demás con el fin de agradar. Todo esto debemos tenerlo en cuenta a la hora de tener una relación con alguien que lo padece.
El diagnóstico de esta enfermedad no es sencillo pero es importante poner nombre e identificar lo que pasa para poder entender: sin entendimiento, no hay cambio. El acompañamiento debe ser empático pero también informativo para tratar de hacer ver a la persona que algo ocurre.
Por último, hay que aceptarse a uno mismo y ayudar a que la recuperación. El ánimo y la participación del paciente es clave en su progreso y saber que una recuperación completa es posible debe ser una motivación.