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Barbara Buttrick, la pionera del boxeo femenino

  • La deportista británica comenzó a competir oficialmente en el año 1948
  • Durante su carrera, la boxeadora disputó treinta peleas y solo sufrió una derrota

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En 1957 obtuvo la primera licencia de boxeo femenino
En 1957 obtuvo la primera licencia de boxeo femenino ISTOCK

El 3 de diciembre de 1929, nació Barbara Buttrick, una mujer diminuta en estatura, pero gigantesca en espíritu. Desde niña, su pequeño cuerpo, de apenas 1.50 metros, parecía destinado a los márgenes, a ese espacio de invisibilidad que la sociedad reserva para aquellos que no cumplen con los cánones de lo esperado. Pero Barbara, nacida en el seno de una familia humilde, se rebeló contra el destino de la invisibilidad. Y tras duros años de entrenamiento, Barbara logró entrar en el circuito oficial del boxeo.

Un sueño que se originó en un castigo

Para conocer a la leyenda, es fundamental conocer su historia y cómo inició su vocación por este deporte. Al igual que muchas de las grandes historias, su andadura en el boxeo comenzó de manera fortuita: “Todo comenzó un domingo de su infancia, cuando la pequeña se encontraba castigada por sus padres, confinada entre las paredes de su casa por una pequeña travesura infantil. El castigo la había apartado de la misa, ese ritual dominical que dictaba la vida en su hogar. Pero le acercó algo muy revelador para su vida. En medio de la soledad y del aburrimiento. Bárbara tomó un periódico viejo. Allí descubrió una historia que encendió una chispa en su corazón. Era la historia de Polly Burns, una mujer que en las ferias se dedicaba al boxeo”, cuenta Carmen Ro en Diosas y rebeldes.

Burns era una mujer que se enfrentaba a los hombres a través de las apuestas, con mucho esfuerzo y en el bullicio de las ferias populares. Su historia le dio fuerza y entendió que el “boxeo podía ser su herramienta para liberarse de la etiqueta de niña diminuta y débil, tan alejada de lo que realmente sentía en su interior”, expresa.

Londres, la ciudad que la vio nacer deportivamente

Para cumplir su sueño, se trasladó a la capital británica. Allí comenzó a trabajar como mecanógrafa para poder sostenerse. Pero, su verdadera meta no estaba tras la máquina de escribir, sino en los gimnasios”. Era en esos lugares donde Bárbara sentía que su destino la aguardaba.

Sin embargo, en aquellos años, el boxeo era un mundo predominantemente masculino, lo que hacía que no fuera nada sencillo para ella. No obstante, ella no se dejó intimidar: “En un gimnasio de Londres conoció a Leonard Smith, quien no solo sería su entrenador, sino más tarde se convertiría en su compañero de vida. Él, con una visión poco común para la época, vio a Barbara, no solo a la mujer dispuesta, sino una boxeadora nata, alguien con una fuerza interna que superaba con creces las barreras físicas. Y bajo la tutela de Smith, Barbara comenzó a entrenar”, expresa la periodista. Y así, en 1948, comenzó a competir oficialmente.

En 1957 obtuvo la primera licencia de boxeo femenino

Tras emigrar a Estados Unidos, en 1957 logra un hito que cambiará su carrera: Obtuvo la primera licencia de boxeo femenino en el estado de Texas, un documento que la reconocía oficialmente como profesional de este deporte. También ese mismo año su carrera alcanzó otra cumbre. Protagonizó el primer combate de boxeo femenino retransmitido por la radio en Canadá, un evento sin precedentes que marcó un antes y un después en la historia del deporte del boxeo.

Comenzando así, una extensa carrera en la que solo “una vez fue derrotada y aun así jamás fue vencida por K.O.”, expone Carmen Ro.