El postre favorito de Candela Peña y cómo prepararlo
- ¿Por qué se le llama pijama?
- Te damos las claves para que lo hagas en casa
En Las mañanas de RNE hemos llegado a la cocina de Raül Balam y hemos decidido entregarnos al dulce. Vamos a hablar de un postre viejuno y variado pero de esos que, aparte de a nosotros, alimenta nuestro alma. Además es el postre favorito de nuestra célebre invitada, nada más y nada menos que... ¡Candela Peña!
La actriz ganadora de tres premios Goya nos redescubre un postre que parece que quedó anclado en el siglo pasado y como dice ella: "los más modernos no saben lo que es". Pero un plato de este calibre merece perdurar en el tiempo y no puede ser otro que el pijama.
¿Qué es un pijama?
Lo viejuno es lo más moderno que hay, o eso dice nuestro chef. El pijama es un postre que estuvo muy presente en nuestro país en los años 80 y al que podríamos denominar como un "popurrí" en el que encontramos flan, piña y melocotón en almíbar, nata y helado.
Candela avisa de que es una "bomba calórica" mientras Raül anima a "cogerlo siempre XXL".
¿Por qué se llama así?
Nuestro colaborador nos cuenta que es la traducción que hicimos los españoles de un postre americano. "Ellos atracaban aquí en el puerto de Barcelona e hicimos una recreación del Melba Peach o Melocotón Melba y la sinfonía se parece un poquito al pijama".
¿Cómo se hace un buen pijama?
Raül explica que es un postre que no es cerrado, es decir, que los ingredientes pueden variar. El flan y la fruta en almíbar deben tener presencia pero el helado, por ejemplo, es un añadido que no todo el mundo incluye.
Para nuestro chef, el flan es la parte más importante del plato y nos cuenta los trucos que él emplea: "la peculiaridad mía es, primero, tener un buen azúcar quemado en la base, que lo tengas ahí bien tostadito, porque me gusta mucho el amargor de ese azúcar".
Estos son los ingredientes principales para tres flanes:
La yema y la nata son los ingredientes que añade Raül y que recomienda para que quede más graso y goloso. Otro punto sobre el que incide es en la temperatura del horno: "Tienes que hacerlo a 160 grados y poco a poco, para que no hierva dentro. De esta manera se te queda al final como una gelatina delicada en boca que es una maravilla".
Para conseguir ese azúcar tostadito en la base debemos recurrir a una sartén limpia y junto al azúcar debemos añadir algún cítrico como la naranja o el limón. El fuego debe ser suave, "que vaya lentito" y lo más importante es no removerlo. Debemos esperar a que se cristalice y moverlo con la sartén pero sin introducir nada dentro y cuando ya coja ese color a caramelo, lo apartamos del fuego, echamos el zumo de medio limón o naranja y lo vertemos directamente en el flan.