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Objetivo igualdad

María Blasco, directora del CNIO: "Me gusta pensar que esto es un centro feminista"

  • Al frente del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas impulsa medidas de conciliación desde 2012 
  • La también bióloga molecular investiga el origen de las enfermedades relacionadas con el envejecimiento

Por
María Blasco, bióloga molecular y directora científica del CNIO
María Blasco, bióloga molecular y directora científica del CNIO.

En Objetivo igualdad hemos querido conocer la faceta científica de la directora del CNIO, María Blasco, pero también su lucha por la igualdad. En 2012, cuando España y el sector público se encontraban en plena época de recortes, ella llevaba un año dirigiendo el centro de investigación. Apenas se hablaba de conciliación, sin embargo, el centro empezó a aplicar las primeras medidas, como la entrada y salida flexible. “Fue algo que tuvo muchísimas críticas”, reconoce, pero afirma que ha mantenido e incluso mejorado la excelencia de este centro de referencia: “La gente está más feliz con sus horarios”. 

La carrera profesional de la directora científica del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas se define por el objeto principal de su trabajo: demostrar la importancia de los telómeros y de la telomerasa en el cáncer, así como en enfermedades relacionadas con el envejecimiento. Los centenares de artículos académicos que ha publicado y los premios y reconocimientos que ha obtenido respaldan un camino que busca encontrar cómo tratar graves dolencias como el cáncer, la fibrosis pulmonar o la fibrosis renal. 

PREGUNTA. ¿Por qué decidiste estudiar biología molecular y concretamente la relación entre enfermedades y envejecimiento?

RESPUESTA. El entender por qué se producen las enfermedades y por qué morimos me ha atraído siempre. En una clase de orientación universitaria en el instituto, vino un biólogo molecular que trabajaba con los genes, y a mí aquello me fascinó. Vi que era una manera de entender la vida y que era necesario para comprender las enfermedades y poder tratarlas y curarlas algún día.

Mi misión en la ciencia ha sido entender el papel de los telómeros en el cáncer y el envejecimiento. Eso ha implicado entender el papel de los telómeros y de la telomerasa en las células madre, en las células pluripotentes y en las enfermedades. Ahora estamos trabajando en cómo poder curar enfermedades asociadas al envejecimiento.

El descubrimiento de la molécula del ADN por Rosalind Franklin, para mí, es una de las cosas más importantes que ha descubierto el ser humano

P. ¿Quiénes han sido tus referentes de investigación?

R. Mi primer referente y maestra fue Margarita Salas. La conocí y tuve la suerte de que buscaba a una persona para su laboratorio. Empecé a trabajar con ella antes de que acabara mi carrera y ella me ayudó a entrar en la Autónoma de Madrid, donde empecé realmente a formarme como bióloga molecular. 

Otros referentes son mi directora de estancia postdoctoral en Estados Unidos, Carol Greider, y Elizabeth Blackburn. Descubrieron una enzima llamada telomerasa [es una molécula que tiene un papel clave en la replicación y preservación de los telómeros, estructuras de ADN localizadas en los extremos de los cromosomas que protegen la información genética durante la división celular], un descubrimiento que tiene que ver con el envejecimiento y el cáncer, que a mí me interesaba, y que recibió el Premio Nobel.

Después he tenido otros referentes como Rosalind Franklin, que es para mí una heroína. Fue la científica que obtuvo las primeras imágenes que dieron lugar al descubrimiento de la molécula del ADN. Sin duda, para mí, es una de las cosas más importantes que ha descubierto el ser humano, porque es lo que permite entender la vida.

P. ¿Con qué hito te quedas de tu carrera investigadora hasta el momento?

R. Cuando estaba en el laboratorio de Carol Greider había una sensación de que era urgente comprobar si la actividad de la telomerasa tenía que ver con el envejecimiento.

Mi proyecto consistía en intentar aislar el gen de la telomerasa en mamíferos [ratones]. No se conocía cuál era. Era la gran hipótesis que no se había podido demostrar. El día que vimos que habíamos quitado un gen que pensábamos que era el de la telomerasa en células derivadas de estos ratones y comprobamos que no tenían actividad telomerasa, fue un día muy importante.

Me gusta pensar que esto es un centro feminista donde a nadie se le ocurriría hacer un comentario sexista

P. ¿Has sufrido machismo en tu carrera?

R. Cuando estuve con Margarita haciendo mi tesis y con Carol haciendo la beca postdoctoral no vi nunca ningún tipo de discriminación de género. Es un campo de juego donde lo que vale es lo que descubras. Y, además, tanto Margarita como Carol eran mujeres feministas.

Cuando fui jefa de grupo y después directora del CNIO sí que he notado actitudes sexistas. Me gusta pensar que esto es un centro feminista donde a nadie se le ocurriría hacer un comentario sexista, que antes sí que los había. Los típicos comentarios, "esta niña es muy joven todavía para tal”, cuando a lo mejor es una científica súper top que ya está publicando mejor que muchos otros señores. Creo que aquí ha desaparecido todo este tipo de cosas.

La conciliación no ha tenido ningún impacto negativo, al contrario, la gente está más feliz ahora con sus horarios

P. Asumiste la dirección del CNIO en 2011, y un año después implantasteis las primeras medidas de conciliación, ¿cuál ha sido vuestra apuesta?

R. Antes del primer plan de igualdad ya pusimos medidas en el centro. Quizá la más importante, la de una jornada con entrada y salida flexible. Fue algo que tuvo muchísimas críticas. Había, sobre todo directores de investigación, que decían: “Esto va a destruir la capacidad del CNIO para seguir investigando al máximo nivel, porque si no están las personas de los servicios a la hora que yo necesito para hacer mi experimento, va a ser un desastre”. No ha tenido ningún impacto negativo, al contrario, la gente está más feliz ahora con sus horarios.

Las jornadas a tiempo parcial, que son una pérdida de poder adquisitivo, han desaparecido prácticamente; tenemos también teletrabajo desde antes de la pandemia; financiamos la escuela infantil; no se ponen reuniones a horas excluyentes; tenemos cuotas a la hora de invitar a ponentes a los seminarios, a la hora de contratar a jefes o jefas de grupo... 

Las medidas de conciliación funcionan. No van en contra de la productividad de un centro de élite, sino todo lo contrario

P. ¿Y cómo han funcionado estas medidas de conciliación?

R. Las medidas de conciliación funcionan. No van en contra de la productividad de un centro de élite, sino todo lo contrario. Creo que se ha aumentado la motivación. Y desde el punto de vista de los resultados, el CNIO es el segundo centro de cáncer más importante en Europa y estamos entre los diez primeros a nivel mundial. Investigamos, publicamos y tenemos una alta actividad de innovación, generación de empresas y de acuerdos con compañías.

P. ¿Qué retos quedan en igualdad en el mundo de la investigación?

R. No va a cambiar nada si no se toma conciencia de que hay un problema y si no se toman medidas. Lo que podemos hacer en el CNIO es mejorar nuestros números, hacer que haya más mujeres que estén en los puestos de dirección de la investigación. Eso sí que lo vamos consiguiendo. Ahora tenemos más jefas de grupo que hace unos años y en los puestos de toma de decisiones, en los paneles y en los congresos que organizamos.