La Revuelta | ¿Te has fijado en los ejemplos de la RAE? Jorge Ponce sÃ, y no vas a parar de reÃrte
- A juzgar por las capturas que muestra Ponce, hay un académico que está pasando un mal momento
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Jorge Ponce es capaz de encontrar comedia en cualquier recoveco de la existencia humana, y eso incluye el diccionario de la Real Academia Española, una de sus consultas habituales junto a la AEMET y el nivel de agua de los embalses.
Y a lo largo de las últimas semanas, Ponce ha explicado en La Revuelta por qué sospecha que hay un trabajador de la institución que no debe estar pasando su mejor momento. Y, a juzgar por las capturas mostradas por el cómico, su teoría no va muy desencaminada.
Amigo de la RAE, ¿va todo bien?
Todo empezó con el ejemplo que encontró de la palabra “fuera”, un término aparentemente inofensivo, pero la frase “¡fuera gorros!” denota, como mínimo, cierto hastío. Al fin y al cabo, ¿quién puede tener tanto problema con los gorros? Pero eso fue solo el comienzo, y la teoría de Jorge Ponce empezó a coger forma con el ejemplo del verbo “querer”. Solo alguien muy enfadado con la vida se alejaría tanto de la valencia positiva de este vocablo: “Este quiere que le rompamos la cabeza”.
“Faltan dos meses para las vacaciones”, para el verbo faltar, “me voy de vacaciones el día uno”, para el adjetivo numeral uno, o “seguramente no vendré mañana”, para el adverbio de probabilidad. Indicios más que suficientes de que esa persona está muy harta. Una última señal inequívoca de su enfado con la vida, la enrevesada y profundamente pesimista oración con la que se ejemplifica la conjunción “y”.
El mal de amores académico
No conforme con todas estas señales, Ponce ha seguido analizando en el diccionario y ha encontrado una nueva vía para su investigación. En una de las acepciones y usos de la palabra “más”, en lugar de algo tan terrenal como “quiero más pan”, esta persona ha expresado “No estoy alegre, sino más bien triste”. Sí, nos habíamos dado cuenta. Pero Jorge Ponce ha descubierto que esta persona no solo está mal en el trabajo, también tiene problemas en casa.
“Ya hemos hablado de esto más de una vez”, para ejemplificar el adverbio de tiempo “ya”, denota un claro resquemor cuyo origen podría estar en el doble ejemplo redactado para el verbo encandilar: “Mi mujer me encandiló en cuanto la conocí”, pero “se ha encandilado CON un compañero”, información que completa, de nuevo, con el pronombre uno: “sale con uno del trabajo”. “Tardé años en ver que me engañaba”, “El tema de esta obra son los celos” apuntan en la misma dirección, que concluye con un afligido “Me olvidaste muy pronto”. Amigo de la RAE, desde La Revuelta te enviamos todo nuestro apoyo.