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Las Abogadas: recuerdo y legado de Pedro Patiño en la defensa de los trabajadores

  • 400 pesetas de salario y 40 horas a la semana: los derechos que defendía Pedro Patiño.
  • Al ser detenido por la Guardia Civil, murió de un disparo por la espalda

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Imagen Pedro Patiño, 1937 - 1971
Imagen de Pedro Patiño en el tercer capítulo de Las Abogadas

La huelga fue un delito en España entre 1936 y 1977. En ese contexto, también los sindicatos eran ilegales. En el ámbito laboral, el régimen franquista solo reconocía a la Organización Sindical Española, también conocida como Sindicato Vertical. Durante cuarenta años, esta fue la única organización de trabajadores autorizada, lo que mantenía bajo control la intervención estatal y respondía, en muchos casos, a los intereses del gobierno y los empresarios en detrimento de los derechos laborales de los trabajadores.

El descontento ante las condiciones laborales creció entre la clase obrera durante los años 60 y principios de los 70. Sectores como la construcción se vieron intensamente afectados por el desarrollo urbanístico de las grandes ciudades, lo que obligó a los trabajadores a realizar jornadas interminables en condiciones de inseguridad, sin descansos, sin aumentos salariales y, en muchos casos, sin cobrar las horas extras.

El tercer capítulo de la serie Las Abogadas refleja cómo la organización y la lucha por derechos laborales impulsan a los movimientos de trabajadores y sus representantes a enfrentarse a leyes y sistemas injustos y desequilibrados. De esta manera, conocemos a Pedro Patiño.

Pedro Patiño

Pedro Patiño era albañil y militante de Comisiones Obreras. Nació en 1937 en un pueblo de Toledo y emigró a Getafe para trabajar en la construcción. Fue encarcelado varias veces por su militancia y, tras su exilio en Francia, regresó a España junto a su mujer, Dolores Sancho, de 26 años, y sus dos hijos. Dolores Sancho trabajaba como secretaria con Manuela Carmena.

El 13 de septiembre de 1971 había convocada una huelga de la construcción. Pedro Patiño repartía octavillas en el barrio de Zarzaquemada (Leganés, Madrid), junto a otros compañeros, poco antes de las nueve de la mañana, cuando un furgón de la Guardia Civil paró junto a ellos. A sus 33 años, luchaba por mejores condiciones laborales. Pedro Patiño pedía: salario mínimo de 400 pesetas/día, tres pagas extraordinarias al año, un mes de vacaciones a salario real, 100% de salario real en caso de accidente o enfermedad, electividad para los cargos sindicales, libertad para los detenidos, libertad de reunión, expresión y derecho de huelga. Ante la presencia de la Guardia Civil Patiño no opuso resistencia, le dispraron por la espalda.

No se abrió ninguna investigación y nadie respondió nunca por su muerte.

Legado

"TENGO LA PALABRA:

lo que me falta es el sitio

dónde decirla.

Tengo la palabra:

la prueba es

que diariamente hablo

(en voz baja)

con muchos de mis amigos”

Tras su asesinato, los actos de protesta se multiplicaron. En 2009, el Gobierno español, bajo el amparo de la Ley de Memoria Histórica, reconoció oficialmente que Pedro Patiño fue perseguido injustamente por sus actividades políticas. Su legado vive no solo en las luchas obreras de su tiempo, sino también en su poesía. Amanecer, una recopilación de sus 38 poemas inéditos, refleja las esperanzas y luchas de un hombre que peló por la libertad y los derechos de la clase trabajadora.

La serie Las Abogadas nos acerca a la realidad social y legal de la España de las décadas de 1960 y 1970, mostrando cómo el trabajo y esfuerzo de las personas profundamente comprometidas con la democracia y la igualdad ayudaron a cambiar el paradigma, acercándonos un poco más a la justicia social.