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Objetivo Igualdad

Género y droga: necesidad de un estudio desde la perspectiva de género en las dependencias

  • El estudio de la perspectiva de género en la dependencia a las drogas facilita los tratamientos para mujeres
  • Puedes ver Género y dependencia en Objetivo Igualdad, domingo 14.40 h en Canal 24 horas

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Las sustancias de las que dependen las mujeres suelen ser legales, como el alcohol o los fármacos
Las sustancias de las que dependen las mujeres suelen ser legales, como el alcohol o los fármacos

"Mis principales apoyos siempre han sido mi pareja y mi hija. Cuando pienso en su ayuda me emociono. Él fue la primera persona en mi vida que me dijo que este problema es muy grave y no podía seguir así", cuenta Siobhán OConnor, exdrogodependiente. Desgraciadamente, su caso no es nada habitual. Lo más común es que las mujeres que han pasado por cualquier tipo de dependencias no acudan a los recursos específicos o, si acuden, los abandonen con el tiempo.

A la pregunta de por qué, Patricia Martínez, formadora en violencia de género y uso de drogas, después de años investigando sobre ello, contesta: "El problema no son las mujeres, el problema era cómo teníamos diseñados los espacios de tratamiento, cómo se analizaba la drogodependencia en las mujeres". Se hacía, como en tantos otros ámbitos, en función de las necesidades de los hombres. Patricia Martínez, junto a Elisabete Arrostegui, investigadora asociada en la Universidad de Deusto, ha desarrollado un manual basado en el estudio de la perspectiva de género destinado a formar a los profesionales en drogodependencia. Su objetivo es dar a conocer las diferentes realidades que las mujeres adictas pueden sufrir por el hecho de ser mujeres y que se pueda actuar en base a eso.

Manual prevención de recaiadas, por Patricia Martinez y Elisabete Arrostegui. Objetivo Igualdad

Manual prevención de recaiadas, por Patricia Martinez y Elisabete Arrostegui

Perspectiva de género

Elisabete Arrostegui, gracias a sus previos estudios en violencia de género, se dio cuenta de que en el mundo académico las bibliografías o los análisis que se llevan a cabo parten de las experiencias de los hombres. En la drogodependencia, las experiencias son muy diversas entre sí, pero existe un denominador común en mujeres consumidoras y es el tipo de sustancias. Suelen ser drogas legalizadas, como el alcohol, pero lo consumen en silencio, a diferencia de los hombres.

En 2003, Patricia Martínez comenzó a estudiar uno de los recursos de la Comunidad de Madrid, donde siete de las plazas estaban destinadas para mujeres. Sin embargo, no se llenaban. Esto le llamó la atención y se convirtió en una de las primeras personas en hablar de perspectiva de género en la drogodependencia en España (junto a Carmen Meneses, Nuria Romo…). Llegó a la conclusión de que: "El consumo se vive como muy estigmatizante. Lo ocultan y a lo mejor detectarlas antes podría favorecer intervenciones más adecuadas en momentos de menos gravedad". Porque, hasta ese momento, las mujeres que se presentaban en la red de drogas llegaban ya con un gran nivel de deterioro. Su compañera en la materia explica que "ellos están en una situación de privilegio y las mujeres están en una situación de subordinación en la sociedad patriarcal donde vivimos, por lo que la censura para las mujeres que rompen con los mandatos de género, con los roles de género, es mucho mayor".

Siobhán OConnor, para el reportaje

Siobhán OConnor, sobre "Género y drogas"

La culpa, el sentimiento más común

Para Siobhán OConnor la culpa y la vergüenza son emociones muy presentes entre las mujeres adictas. "En mi caso, la culpa es algo que me ha acompañado toda la vida y cuando hablo de eso en el grupo de terapia todo el mundo lo entiende, pero las mujeres lo entienden especialmente". El hecho de ser las responsables en la mayoría de casos del cuidado de sus familiares, de tener más presión social por dar "una buena imagen", las culpabiliza por ello y recaen con más facilidad en lo que las consume.

En el grupo de terapia todo el mundo lo entiende pero las mujeres lo entienden especialmente

Bárbara Tovar comenzó en el mundo de las drogas con 19 años por influencias externas y una de las cosas que más destaca entre las drogodependientes es la autoexigencia que las mujeres sufren: "El perfeccionismo me llevaba a la frustración, a la ira y a no saber gestionarlo". El falso deber de tener que hacerlo todo bien y no salirse de la norma las hace sentirse mal por el consumo y se hunden, muchas veces sin pedir ayuda. "Porque si ves a una mujer sola en un bar está muy feo, si ves a un hombre no pasa nada, eso sigue así. A mí también me da vergüenza ir a un bar sola. Nos han inculcado eso".

Relación con la violencia de género

Los estudios sobre perspectiva de género en la drogadicción abordan también una estrecha relación entre la drogodependencia y la violencia de género. Muchas de las mujeres que se introducen en este mundo, lo hacen por influencias externas y en muchas ocasiones para soportar relaciones donde son víctimas de violencia de género. Se trata de una bi-dependencia, de la que les cuesta salir. Eso se suma al poco apoyo que reciben por parte de sus familiares y amigos, quienes en muchos casos las acusan de "malas madres" en el caso de tener hijos o "malas mujeres" en general, dando a entender que ellas mismas se lo han buscado.

Patricia Martínez explica cómo en adolescentes, este tipo de distinción también se hace evidente porque está socialmente interiorizada. "Cuando empieza a verse el comportamiento en ellas relacionado con el uso de sustancias, la alarma salta por la sexualidad, porque están con hombres más mayores o pasan noches fuera de casa. El hecho de consumir se vive como una desviación, consume porque es una mala chica. Cuando a un chico adolescente le empiezan a bajar las notas, tiene comportamientos un poco más agresivos y consume, normalmente se explica porque la culpa es del consumo, es la droga la causante".

Género y drogas

Nuevos recursos

Poco a poco, los recursos solo para mujeres se han instalado como la solución a que las adictas se sientan en un ambiente cómodo y seguro, donde se entiendan entre ellas. La comunidad terapeutica solo para mujeres de la Cruz Roja en Plasencia, el centro de día de la asociación Apoyat en Badajoz o la asociación Avant y Metzineres en Barcelona, son algunos de los recursos formados en terapias específicas para mujeres drogodependientes.

"Cuando quieres abordar con las chicas elementos relacionados con violencia, con agresiones sexuales, con desequivalencia o, problemas de alcohol, no se puede hacer en un grupo mixto. No es solo que nos salga, es que no conviene trabajarlo, porque se convierte en una guerra de sexos", cuenta Patricia Martínez. Tanto en asociaciones privadas como los recursos de las comunidades autónomas existen grupos femeninos. Incluso hay pisos o estancias terapéuticas como la que la Fundación Arcoiris tiene en Córdoba o la Fundación Hay Salida tiene en Madrid.

El documental Km0 cuenta como viven las mujeres en la casa tutelada de la Fundación Arcoiris

El documental Km0 cuenta como viven las mujeres en la casa tutelada de la Fundación Arcoiris

Siobhán OConnor va a terapia de grupo en la Fundación Hay Salida donde se relaciona con las mujeres que viven en el piso tutelado. "Una vez a la semana, los sábados, vamos las mujeres del piso y alguna otra del grupo de terapia. Vamos acompañadas de una trabajadora social y hacemos algo fuera de casa, vamos a alguna exposición, a la piscina, a jugar a pádel, actividades sanas". Este tipo de actividades en común hace que exista sororidad y que las asociaciones las promocionen entre las pacientes.

Un ejemplo es Ana Macías, directora de programas de Fundación Aldaba, que desarrolla en su centro de Valladolid una dinámica de autoayuda "donde ellas son sujeto y objeto de intervención, exponen sus problemáticas y a través también de las relaciones con las iguales van resolviendo sus dificultades sus ambivalencias y van trabajando". Un espacio de las mujeres para las mujeres que resulta ser la solución para sobrellevar todo lo que las consume y no sentirse solas.