Enlaces accesibilidad

Mayra Gómez Kemp, memorias de una pionera: "Fui la primera mujer en el mundo en presentar un concurso"

Por
Mayra Gómez Kemp vuelve al estudio donde triunfó con 'Un, dos, tres'

Fue uno de los rostros más famosos y queridos de nuestra televisión. Mayra Gómez Kemp, que presentó durante años Un, dos, tres, ha fallecido este domingo a los 76 años. El programa no solo la hizo llegar a todos los hogares y ganarse el cariño de los espectadores, sino que también la convirtió en pionera. Fue la primera mujer en el mundo en presentar un concurso. "Era un feudo exclusivamente masculino y yo pensé que tras hacer el Un, dos, tres, que tuvo tanta audiencia y aceptación, vendrían más mujeres detrás mío presentando concursos, pero no", lamentaba en 2021.

La presentadora visitaba en aquel momento La hora de La 1. Se rodaba en el Estudio 1 de RTVE, el mismo que pisó semana tras semana durante los años que fue la conductora, y el rostro, del famoso Un, dos, tres.

Cuando visitó Cuando visitó La hora de La 1, solo habían pasado casi nueve meses desde la muerte de su marido, Alberto Berco, fallecido en enero de 2021. Todavía no lo había asimilado: "Veo una noticia y digo: '¡Se lo tengo que decir a Alberto!'. Pero no le puedo decir nada, porque no va a venir". Norma Duval salió en su ayuda cuando parecía que las lágrimas le iban a brotar. "Tienes que superarlo, estás en pleno duelo", le ha dicho. "Yo a lo que aspiro es a vivir con el dolor", respondió Mayra. "Superarlo no lo voy a superar, pero voy a aprender a vivir con el dolor. Yo le cuento las cosas, pero no en voz alta. Le hablo para mí, para dentro".

Historia de la televisión

Su paso por el famoso Un, dos, tres la convirtió en la presentadora más querida y popular de la televisión en España. Fue el rostro del concurso entre 1982 y 1988 y desde entonces forma parte de nuestra memoria y nuestros corazones. Nació en Cuba y llegó a la España en blanco y negro de los años 70. El gran Chicho Ibáñez Serrador se cruzó en su camino y aunque empezó "siendo el último mono", como dice ella, en Un, dos, tres acabó siendo la 'jefa', siempre a las órdenes del gran jefe, Chicho.

"Yo sabía que me la jugaba. El primer programa, yo miraba a mi izquierda y veía a 50 fotógrafos, periodistas esperando a que yo me equivocara. Chicho era un hombre que exigía mucho, pero nunca exigía más ni menos de lo que él daba. Además, yo me di cuenta que él ponía a la gente a prueba, y yo sabía que me iba a poner a prueba a mí", recordaba la presentadora en el programa La noche D, de RTVE.

Recordaba con cariño a Antonio Ozores, su favorito, porque "nunca dijo lo que escribió Chicho, siempre dijo lo que le dio la gana". Y hablando de cómicos, ella supo un día que formaba parte de esa familia. Fue el día que enterraron a su padre: "Fue muy duro tener que reír cuando por dentro estaba llorando. Pero así me probé a mí misma que yo era digna de la palabra cómica".

La relación con Chicho

En ese mismo espacio, Mayra contó que su relación con Chicho tuvo altibajos. En la tercera entrega del concurso no formó parte del equipo, algo de lo que se enteró por la prensa. "Iba a volver Un, dos, tres y me enteré por un periódico español que lo presentaban Jordi Estadella y Miriam Díaz Aroca. No me falló el jefe, porque el jefe tenía el derecho de hacer con su programa lo que le diera la gana. Me falló el que se vendía como mi amigo, porque un amigo me llama y me lo cuenta. Yo creo que no tuvo valor para hacerlo", dijo entonces al respecto.

Mayra Gómez Kemp era presentadora del Un, dos, tres, pero también se le podía considerar cómica. En cambio, ella no se dio cuenta de que formaba parte de ese grupo de humoristas hasta el día en el que enterraron a su padre y ella estaba trabajando. "Fue muy duro tener que reír cuando por dentro estaba llorando. Pero así me probé a mí misma que yo era digna de la palabra cómica".

El gran cariño de la gente

Fuera de la gran pantalla, Mayra Gómez Kemp también vivió momentos muy duros, especialmente cuando sufrió en dos ocasiones cáncer. "Yo no esperaba lo que pasó". Recordó que mucha gente la apoyaba por la calle en Madrid y que ese afecto le dio más fuerza: "El cáncer lo tuve en la boca y llegó un momento que comer era un suplicio y me alimentaba ese cariño. Eso me daba de comer". No poder hablar para una comunicadora como ella fue "como un castigo divino". Sin embargo, no se rindió y consiguió volver a hablar, dejando a todos callados: "Yo dije que iba a dejar mal parados a los médicos. Voy a aprender a hablar otra vez, y volví a hablar".