Cornudella de Montsant: la tradición castellera que une generaciones
- El pueblo catalán de Cornudella de Montsant ha hecho de los castells una seña de identidad desde los años 70
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“Mi nieta hace castells, mi hijo, mi marido… Y los demás somos todos amigos. Realmente es como una familia”, comenta Josefina Torné en el programa ‘Beatus Ille’. Esta vecina del municipio tarragonés de Cornudella de Montsant refleja muy bien el espíritu intergeneracional que caracteriza al movimiento casteller.
Con poco más de 50 años, Josefina se inició como castellera, animada por su entorno familiar. Aunque al principio no lo tenía del todo claro, desde la primera vez que fue a un ensayo “a echar una mano” no lo ha dejado. “Es algo que engancha”, admite. Actualmente, Josefina es la presidenta de la Colla Castellera Brivalls de Cornudella, una tradición catalana que lleva instaurada en la población desde los años 70.
Els castells, Patrimonio de la UNESCO
En pleno corazón de la comarca del Priorat, en Tarragona, se encuentra este pequeño pueblo de casi mil habitantes. Cornudella de Montsant ha convertido los castells en una parte fundamental de su identidad.
La tradición castellera, declarada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2010, es un símbolo de la cultura catalana, con siglos de historia. La primera vez que se documentó un castell fue en el Arboç, Tarragona, en 1770. Sin embargo, hasta dos siglos más tardes, en la década de 1970, esta tradición no llegó a Cornudella de Montsant con la creación de la Colla Castellera Brivalls de Cornudella. Desde entonces, la práctica de levantar torres humanas es una parte central de la vida local y uno de los elementos más característicos de las fiestas populares de los pueblos de la zona.
Así es un castell
La estructura de un castell se compone de varias partes clave y cada una tiene un rol esencial. Josefina forma parte de la piña, la base que soporta el peso principal y amortigua posibles caídas. Sobre esa sólida plataforma se van añadiendo pisos, uno sobre otro, formados por castellers que, con gran precisión, se sostienen sobre los hombros de sus compañeros. La cúspide de la torre la corona el enxaneta, un niño o niña que sube hasta lo más alto y levanta el brazo como señal de éxito cuando alcanza la cima. Para Troné, “no importa el sitio” donde se ubica cada persona, ya que lo que permite hacer el castell es, precisamente, la unión y el trabajo de la colla al completo.