El fútbol, un deporte de cabeza: ¿Cómo funciona el cerebro del jugador? ¿Qué daños puede sufrir?
- Más allá de la forma física, hay dos funciones cerebrales sin las que sería imposible jugar bien al fútbol: la memoria motora y la capacidad de predicción
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El fútbol, como todos los deportes de acción, es sobre todo un deporte de cabeza.
En el fútbol hay que mover músculos con mucha precisión y, para ello, más allá de la forma física, necesitamos al menos dos habilidades cerebrales: la memoria motora, que usamos para almacenar secuencias de movimientos, y la capacidad de predicción, de anticipación.
Como explica el neurocientífico Xurxo Marín en Órbita Laika – programa disponible en RTVE Play- sin estas dos habilidades cerebrales sería imposible jugar bien al fútbol.
“Se estima que para alcanzar el 95% de automatismo de la memoria motora en un deporte, se requiere practicarlo un promedio de 66 días“
La memoria motora
La memoria motora es la que usamos para almacenar secuencias de movimientos. A lo largo de nuestra vida aprendemos muchas secuencias de movimientos más o menos complejas, que terminamos haciendo de forma automática gracias a esa memoria.
Atarse los zapatos, montar en bici, escribir, conducir un coche… y también jugar bien al fútbol. Para ello, tuvimos que aprender en su momento una serie de movimientos de los que sí éramos conscientes pero que ahora hacemos sin pensar, de forma automática.
“La madurez física y la plasticidad neuronal de la adolescencia y la adultez temprana son las ideales para refinar nuestra memoria motora en el deporte“
¿Y dónde almacenamos estos movimientos? En nuestro encéfalo hay una región que es fundamental para refinarlos y almacenarlos: el cerebelo (aunque no es la única), donde tenemos más del 80 % del total de nuestras neuronas.
En los deportes en los que se requiere precisión de movimientos, cuanto más se entrena, mejor se ejecutan los movimientos. Nuestro cerebelo y otras regiones motoras del cerebro, como los ganglios basales, van aprendiendo.
“Sólo en el cerebelo hay del orden de 80.000 millones de neuronas“
Nuestro sistema nervioso va aprendiendo a refinar esos movimientos a los que no estamos acostumbrados hasta que los automatizamos. Por ello, las personas que juegan al fútbol usan el cerebelo de manera intensiva (junto con muchas otras partes del encéfalo).
La capacidad de predicción
Otra habilidad muy importante para jugar al fútbol o hacer cualquier otro deporte de acción es la capacidad de predicción, de anticipación.
Nuestro sistema nervioso funciona en gran medida como una gran máquina de hacer predicciones. Por ejemplo, para hacerse con el balón en el campo de juego, tu cerebro no solo tiene que predecir la trayectoria del balón, sino también los movimientos de los otros jugadores, tiene que aprender a prever sus intenciones.
Esa habilidad de ponerse en el lugar de los demás para predecir, en cierta medida, qué es lo que van a hacer, los seres humanos la tenemos muy refinada.
Además, es vital para nuestro aprendizaje ya que los humanos aprendemos los movimientos, en gran medida, observando, por imitación. De hecho, en los primates se han descubierto sistemas de neuronas, llamadas 'neuronas espejo', que probablemente tengan un comportamiento similar.
Se ha observado que los futbolistas que mejor predicen los movimientos del otro son también los más hábiles realizando esos mismos movimientos de despiste.
Los remates de cabeza
Como hemos visto, el fútbol es un deporte de mucha cabeza, pero también en el sentido literal. En muchas de sus jugadas interviene directamente la cabeza.
Golpear el balón con la cabeza plantea un problema, ya que el golpe puede originar varios tipos de trastornos en el sistema nervioso, entre ellos: conmoción cerebral, edema, hematomas, etc.
A largo plazo puede dar lugar a deterioro cognitivo y también se ha comprobado que las personas que juegan al fútbol y rematan de cabeza tienen de 3 a 5 veces más probabilidades que los porteros o el resto de la población de sufrir de mayores una enfermedad neurodegenerativa (como la demencia).
“Maradona fue diagnosticado con un hematoma subdural crónico. El cuadro clínico se presentó el día de su 60 cumpleaños.“
¿Por qué sucede esto? Nuestro encéfalo, es como un animal acuático que vive flotando en un estanque rodeado de líquido: se trata del líquido cefalorraquídeo.
Este líquido tiene funciones muy importantes que tienen que ver con el mantenimiento del tejido nervioso. Pero, además, sirve también como un sistema de ‘acolchamiento’, que alivia el efecto de los impactos mecánicos. Es una especie de airbag que rodea por completo el sistema nervioso central. La parte externa de este airbag es una membrana resistente que se llama duramadre.
Hay golpes en la cabeza que pueden romper algún vaso sanguíneo y hacer que la sangre se derrame, bien en este espacio que hay entre la duramadre y el cerebro (hematoma subdural), o bien en el espacio que queda entre la duramadre y el cráneo (hematoma epidural).
En ambos casos, si la masa de sangre es grande, se puede producir una presión sobre el tejido nervioso que puede llegar a ser muy grave. Maradona, por ejemplo, fue operado debido a que padecía un hematoma subdural.
Éstas y muchas más curiosidades en Órbita Laika, los martes a las 22:00h en La2 y siempre disponible en RTVE Play.