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Atracción y deseo en la nueva novela de Clara Queraltó

  • La profesora y escritora catalana Clara Queraltó ganó el Premio Libros Anagrama de novela con Como un latido en un micrófono
  • El libro desarrolla la historia de atracción y curiosidad entre la joven Gabriela, de 18 años, y Quim, un hombre de casi 40

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Página Dos - Clara Queraltó y 'Como un latido en un micrófono'

Los protagonistas de la nueva novela de Clara Queraltó se encuentran en dos momentos vitales diferentes. Ella, Gabriela, tiene 18 años, acaba de sacarse el carné y estrena su primer verano de libertad. Quim, por su parte, tiene 39 años y solo quiere pasar un verano más o menos en paz. Ambos no se conocen aún, pero están a punto. Es el comienzo de Como un latido en un micrófono, la novela con la que la autora catalana ganó el Premio Libros Anagrama de novela 2024.

La narración se estructura limpiamente en dos partes: en la primera habla ella; a continuación el lector conocerá la historia a través de la mirada de él. Este juego de espejos refleja y explora los mecanismos de la seducción y de la atracción entre dos personas casi contrarias. Hay una interesante reflexión —que huye del moralismo— sobre las ideas acerca de las relaciones de poder entre chicas jóvenes y hombres mayores.

Entrevista a Clara Queraltó

La diferencia de edad en una pareja

Las primeras páginas dejan entrever el carácter ágil e irónico de Gabriela: «Iba de Barcelona a Belldoc, en el Ampurdán, a casa de mi abuelo, donde había veraneado toda la vida; gracias a eso había conseguido ese trabajo de unas semanas en la biblioteca. Me pagaban fatal, pero lo único que tenía que hacer era ordenar cuatro libros y vigilar a niños de familias con pasta que leían cuentos en una sala con mueblecitos de madera y cojines, que ya no eran de colores, ahora se ve que eran de lino beis. Porque el color es azúcar para los niños, y el azúcar es veneno.»

Recién llegada a casa de su abuelo, Gabriela sale escopeteada a bañarse en el lago de su infancia. Mientras tanto, en el mismo pueblo, Quim se instala en la casa que ha alquilado junto con unos amigos para pasar un par de meses de teletrabajo y descanso. Sale a hacer la dosis de ejercicio de rigor, pero a la bicicleta que ha encontrado en la casa rural se le rompe la cadena, y cambia el pedaleo por unas brazadas en ese lago cercano. Ese será el primer encuentro de dos personas con poco en común que, en un momento de guardia baja como es el verano, sentirán genuina curiosidad por el otro.

La literatura empieza donde falla la moral

¿Y qué ocurre entre ellos dos?, pregunta Óscar López a Clara Queraltó. «Surge el deseo. Ella lo ve muy atractivo, y no parará hasta que le haga caso.» La autora sabe que el tema es delicado, por las visiones maniqueas que pueden desprenderse de la circunstancia de edad. «Yo tenía claro», cuenta Queraltó, «que no quería ser moralista. Los dogmatismos no son un buen lugar para la literatura; la literatura empieza justamente donde falla la moral. Que el lector no sienta que le cuento lo que tiene que pensar, ni tampoco que le quede claro lo que pienso yo.»

La relación se desarrolla poco a poco, y empieza por el diálogo en el móvil. Hay juegos de seducción y medias verdades. «Por escrito es más fácil fingir, ocultar ciertas cosas. Nunca lo sabemos todo de nadie. Cómo nos mostramos a los demás, en las redes por ejemplo. A ella le interesa mostrarse como alguien muy inteligente. El deseo tiene que ver con ser deseada, con cómo nos miran los demás».