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¿Qué sucede con las personas con discapacidad cuando sus familiares no pueden cuidarlas?

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De seda y hierro - Mejor juntos

La familia es el eje fundamental en el cuidado y protección de los hijos. Sin embargo, cuando uno de ellos tiene una discapacidad, surgen retos emocionales profundos para los padres, especialmente al envejecer. Una pregunta desgarradora resuena en sus pensamientos de manera recurrente: ¿Qué será de nuestros hijos cuando ya no podamos cuidar de ellos?

“Nosotros íbamos cumpliendo una edad y ya no teníamos fuerza suficiente para cuidar de Conchi porque había que levantarla de la cama, acostarla, llevarla al servicio, darle de comer… y todo eso era a base de brazos y de fuerza y llega un momento en el que ya no puedes y optamos por la residencia”, explica Manuel Hurtado, padre de Conchi, quien vive con parálisis cerebral, en el programa ‘De Seda y Hierro’. La tristeza en su voz revela la lucha interna que enfrentan. “Quieres atenderla pero no puedes. Es duro pero así es la vida”, añade su madre, Dolores López, reflejando el amor que siente por su hija.

Manuel y Dolores, ambos ya mayores, han dedicado sus vidas al bienestar de su hija, pero es Dolores quien enfrenta una salud más frágil. Ahora, los tres comparten un hogar en la misma residencia, un lugar que les ha brindado la oportunidad de permanecer juntos.

Yo quería estar junto a ellas

Aunque a Manuel no le gusta demasiado la residencia, decidió no separarse de su mujer y su hija. “Yo quería estar junto a ellas”, afirma. Esta elección resalta su compromiso y amor incondicional, priorizando la unidad familiar en un momento tan delicado de sus vidas.

En esta residencia de Villanueva del Pardillo, ubicada en Madrid, se lleva a cabo un programa de reunificación familiar que permite que personas mayores y sus hijos adultos con discapacidad convivan en un mismo espacio adaptado a diferentes generaciones y realidades, logrando un perfecto equilibrio para enfrentar el paso del tiempo. “Cuando llegas a la Tercera Edad no sabes cómo llegas y surgen complicaciones, enfermedades. Para mí que estén juntos es una tranquilidad y, para ellos, estar juntos es fundamental”, explica Manuel Hurtado, hermano de Conchi, en el programa ‘De Seda y Hierro’.

Una vida plena para Conchi

Siempre que ves a Conchi se está riendo

Conchi vive con un 97% de discapacidad intelectual, pero quienes la conocen saben que esto no define su vida. De hecho, sus días están llenos de actividades que la hacen sentir feliz, independiente y en contacto con quienes más quiere. Es una amante de la escritura y en sus ratos libres crea cuentos que comparte con su familia, amigos y asistentes de la residencia. Además, se comunica de manera constante por WhatsApp con su familia, demostrando que no hay límites en su día a día. “Conchi tiene una vida muy interesante”, explica su hermano Manuel. “Con la situación física en la que se encuentra, es alucinante ver la alegría que tiene. Siempre que la ves, está riendo, y siempre que puede, te dice que te quiere", añade.

Vida familiar e independencia

Tal y como cuenta su hermano Manuel, Conchi es una mujer que, pese a las dificultades que le ha impuesto la vida, siempre ha brillado por su espíritu positivo. Le encanta participar en las actividades que organiza la residencia, como por ejemplo en un taller de pintura de macetas en el que comparte experiencia con su padre. Pero también le gusta socializar con los demás, tiene su propio círculo de amigas en la residencia. Este equilibrio entre la vida familiar y su necesidad de independencia es clave para su bienestar. "Cuando mis padres entraron en la residencia, querían verla todos los días, pero ella les dijo que no, porque tenía sus actividades y también quería estar con sus amigas", explica Manuel. “Se marcaron los límites que Conchi quería” y, en este sentido “hemos encontrado un equilibrio chulo”, añade en ‘De Seda y Hierro’.