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La consigna es el silencio. Las Abogadas y el entierro de los abogados laboralistas

  • La noche del 24 de enero de 1977, cinco personas fueron asesinadas y otras cuatro resultaron gravemente heridas.
  • Matanza de Atocha: La historia real en Las Abogadas

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Fotograma de un momento del entierro en el último episodio de Las Abogadas
Detalle de un puño alzado con dos claveles en el entierro de los abogados laboralistas, último episodio de Las Abogadas

El atentado contra el despacho de abogados laboralistas de Atocha sacudió profundamente a una sociedad ya conmocionada. Era 1977, el dictador había muerto un año y medio atrás y España se preparaba para emprender el camino hacia la democracia en un clima social y político profundamente agitado. La serie Las Abogadas cierra su historia con el relato del atentado y la respuesta de repulsa ante la brutalidad y la violencia.

Contexto y antecedentes

En los últimos años del franquismo, España vivía tiempos de agitación y resistencia. Un régimen debilitado recurría a la represión para mantener el control, mientras que la oposición democrática se organizaba y crecían los movimientos sociales entre obreros, estudiantes y asociaciones vecinales. La Ley de Peligrosidad Social, los consejos de guerra y la detención de líderes sindicales bajo el Proceso 1001 aumentaban el sentimiento de injusticia. En este escenario, los despachos laboralistas como el de Atocha se convirtieron en refugios de defensa de los derechos de los trabajadores y de los presos políticos, al tiempo que se labraban enemigos entre los afines al régimen.

1976 fue un año turbulento, marcado por cambios en la política institucional: la dimisión de Arias Navarro, el nombramiento de Adolfo Suárez, la firma de la Ley de Reforma Política y las negociaciones para la democracia se encontraban en un contexto donde grupos que apostaban por la lucha armada mantenían su actividad. En diciembre de 1976, el GRAPO secuestró al presidente del Consejo de Estado, Antonio María de Oriol y Urquijo, mientras grupos extremistas de diversa índole incrementaron sus acciones.

En las calles, la nostalgia por el régimen convivía con las ansias de democracia. En una manifestación pro amnistía el 23 de enero, Arturo Ruiz, un joven estudiante, fue asesinado por integrantes de la extrema derecha en plena calle. Al día siguiente, en una protesta por su muerte, María Luz Nájera falleció al ser alcanzada por un bote de humo lanzado por la policía. Horas después, la Matanza de Atocha cerraría la conocida como “semana negra de Madrid”.

La brutalidad

El 24 de enero de 1977, tres terroristas de extrema derecha irrumpieron en el despacho laboralista de Atocha 55, en Madrid. Buscaban al sindicalista Joaquín Navarro, pero se encontraron con abogados de la Federación de Barrios. Sin más, abrieron fuego, asesinando a Enrique Valdevira Ibáñez, Luis Javier Benavides Orgaz, Javier Sauquillo, Serafín Holgado y Ángel Rodríguez Leal. Miguel Sarabia, Alejandro Ruiz-Huerta, Luis Ramos Pardo y Lola González Ruiz resultaron gravemente heridos. Los asesinos fueron José Fernández Cerrá, Carlos García Juliá y Fernando Lerdo de Tejada.

La respuesta social

Ante la barbarie, la sociedad civil se unió en una de las mayores manifestaciones pacíficas celebradas hasta el momento. Miles de ciudadanos salieron a las calles de Madrid en profundo silencio para acompañar a los féretros en su recorrido. La consigna era el silencio: dada la tensión y el miedo a posibles represalias de grupos de extrema derecha, los ciudadanos se manifestaron en completo silencio, no había que responder ante ninguna provocación.

El 26 de enero de 1977, desde temprano, miles de personas se congregaron frente al Colegio de Abogados de Madrid, donde los cuerpos reposaban en el velatorio. La ceremonia transcurrió bajo la atenta mirada de las autoridades y el temor de nuevas represalias, pero con una profunda convicción: las víctimas merecían un último adiós digno.

La comitiva fúnebre partió del Colegio de Abogados escoltada por una multitud de ciudadanos, en un acto solemne de resistencia. Miles de personas acompañaron los féretros en completo silencio hasta la Plaza de Colón, donde se despidieron los cuerpos. Aquella manifestación silenciosa fue la primera gran expresión de duelo en la Transición y quedó grabada como un hito, un recordatorio de la lucha pacífica por la libertad y la justicia.

Capítulo final

Las Abogadas cierra su serie con un homenaje a la valentía de sus protagonistas y al papel de los despachos laboralistas en la historia reciente de España. Con este capítulo, disponible en RTVE Play, la serie se despide en recuerdo de las personas y los días que marcaron la transición hacia la democracia.